martes, 27 de agosto de 2013

El milagro de la prima a la baja



No hace mucho nos bombardeaban a diario con la dichosa prima de riesgo, el termómetro que medía la confianza de los inversores extranjeros en nuestra economía. Sin embargo, cuando parecía que el suelo se abría ante nosotros dispuestos a tragarnos, la dichosa prima comenzó a bajar y, cómo no, los políticos de uno y otro lado se pusieron prestos la medallita.

La familiar más odiada por todos, más que el cuñado exitoso que todo lo hace mejor que tu a ojos de su hermana (tu mujer), no es sino el diferencial en el interés entre el bono alemán y el español. De modo que una bajada de la prima puede deberse a dos factores: la subida del bono alemán o la bajada del patrio.

En este caso, la mejora en la prima se debe a los dos. Por un lado, el interés del bono alemán sube, tal vez porque los inversores se han dado cuenta de que una mierda con bluetooth sigue siendo una mierda y la gente no la comprará si no tiene dinero para hacerlo. Alemania es un país con un 30% de minijobs, en el que el pluriempleo empieza a campar a sus anchas y cuyas exportaciones dependen en gran medida del mercado europeo de modo que, oh sorpresa, para que a los germanos les vaya bien necesitan que el resto les compren sus mierdas pintadas de purpurina con bluetooth.

Por otro lado, el interés del bono patrio baja. ¿Por qué? Porque los mercados se han dado cuenta de que nuestros amados políticos antes nos sacarán los ojos que dejar de pagar la deuda, cosa que les garantiza que les sigan dando deuda para seguir robándonos y tirando el dinero que alguien (no ellos) tendrá que pagar. El tema de la deuda es como comprarse un televisor de plasma que pagarás el año que viene… como el año que viene está lejos, te despreocupas… hasta que llega. Entonces te acuerdas de las “facilidades” que te daban y de su madre también.

Con la deuda es lo mismo… pide, pide que alguien la pagará. Tal vez no tu sino tus hijos. Pero claro, ese planteamiento tiene un fallo, porque la cosa está como para tener hijos. A este paso sólo los que piden deuda para dilapidarla podrán tenerlos… al menos sacaremos algo bueno en este caso, que los hijos de p… olíticos serán los que paguen pues solo ellos pueden permitirse el lujo de tenerlos.

Pena de la abolición del garrote vil…

martes, 20 de agosto de 2013

Futurasa, la empresa del mañana



Sentados alrededor de la mesa se encuentra la junta directiva de Futurasa, prestos a dar comienzo el último consejo de administración antes de las vacaciones de septiembre.

-        Buenos días a todos – comenzó el presidente -, me gustaría empezar con la lectura del informe de beneficios de la empresa, no sin antes felicitar al director financiero por… por cierto, ¿dónde está el director financiero?

-          Aún no ha llegado señor… - dijó el director de producción
-          ¿Y eso?
-          Bueno, dice que de becario aquí no gana mucho, de modo que esta mañana le tocaba turno de mañana en la cafetería en la que trabaja para completar su sueldo.
-          Entiendo… ¿y su asistente?
-          Uy, ese como es autónomo, ha ido a arreglar un grifo antes de venir, dice que si no, no podía pagarse el metro…
-          Bueno, pues mientras esperamos, podemos realizar la planificación estratégica a cinco años.

Los consejeros se miraron unos a otros en silencio.

-          ¿Qué sucede? – preguntó el mandatario
-          Pues verá señor – dijo finalmente el jefe de recursos humanos –, como todos tenemos contratos temporales de seis meses, pues nadie ha pensado en lo que la empresa hará en un horizonte temporal tan lejano.
-          Y entonces, ¿cómo esperan que la empresa evolucione?
-          Pues hombre, teniendo en cuenta que sólo tenemos un trabajador después del último ere y que está de baja por ansiedad al trabajar por los cincuenta que echamos…


Sé que esto es una visión exageradísima, más que nada porque los únicos con sueldos decentes son los que mandan, no los que los ganan, pero poco a poco el modelo se devorará a sí mismo. Los beneficios no crecen indefinidamente y menos a costa de quien los produce. ¿Me oye ud señor (por decir algo) Rosell?

Pero vamos, me da que caliente el ambiente pidiendo 12 para que cuando Rajoy le de 6, parezca que el bobernante nos defiende y no se pliega a sus estupidas peticiones. De todos modos, un señor que dirige una organización que recibe el 75% de su presupuesto en subvenciones, bien haría en no tocar las narices tanto.

Pd: la mejora de la prima de riesgo y la evolución de Francia y Portugal en el próximo artículo.

viernes, 16 de agosto de 2013

Seguimos creciendo



Para los que dicen que en España no hay crecimiento, tengo que decirles, con la mayor de las penas, que se equivocan. Crecimiento, haberlo, lo hay, sólo que están buscando en lugar equivocado.

La deuda pública española sigue creciendo y supera el 90% del PIB, esto está muy bien, sobre todo si consideramos que vivimos un momento en el que la presión fiscal es la más alta de la historia (bendita envidia del diezmo de la edad media).

Nuestros amados gobernantes nos exprimen a nosotros y a los mercados para seguir a lo suyo. Lo mejor de todo, es que si pensamos que ahora la cosa está mal, veréis cuando no paguemos sólo intereses de deuda, que es lo que hacemos ahora, sino que, además, tengamos que pagar el principal.

Supongo que, a final, España hará gala de su título como nación que más veces ha declarado impagos de deuda soberana y volverá a cometer un default, eso sí, no sin antes llevarse por delante a la clase media y a todo lo que haga falta.

Id cogiendo aire para aguantar la respiración, cualquier día nos cobrarán por ello... espero no estar por aquí para verlo...

Pero vamos, que crecimiento, haberlo, lo hay.

martes, 13 de agosto de 2013

Certeza y desconcierto



Me gusta pensar que la economía es en parte ciencia y en parte arte, por ello, sólo se puede hablar de la certeza empírica que caracteriza a otras áreas muy de vez en cuando. Debido a esto, aplicar recetas pasadas al momento actual no garantiza resultados equivalentes.

El mundo ha cambiado desde que Keynes dijera que los gobiernos habían de incurrir en déficit para estabilizar el nivel de desempleo. Lo que no cambia es la mentalidad de los cocineros que, incapaces de otra cosa, aplican recetas caducas a nuevos guisos.

La realidad nos dice que somos más que antes, más a la mesa para repartir los mismos platos. La lucha por un simple muslo de pollo se agudiza cuando son tres los comensales en disputa. Los estándares de estudio y trabajo pasados tampoco son válidos hoy día, por tanto, el pretender que la salida de esta crisis es la vuelta a lo mismo es una majadería soberbia.

El problema surge al plantearse qué camino elegir cuando ninguna de las alternativas parece válida. 

El pretender volver al paradigma del crecimiento infinito como cura de todos los males es una vana ilusión que sólo se creen los que parasitan el sistema. El otro camino, el del cambio de mentalidad para alcanzar una existencia más “sostenible”, choca contra las creencias inculcadas durante años a golpe de marketing en los cerebros de la ciudadanía.

Finalmente, atrapados como estamos en un callejón sin salida, esperando un filete pagado a precio de solomillo para recibir una hamburguesa hecha con descartes, con el desconcierto propio de quien ha de olvidar buena parte de lo aprendido, hemos de prepararnos para vivir en una nueva economía, un modelo que no se parecerá a lo de antes, ni a lo contrario de lo de antes…

Bon apetit!
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