lunes, 31 de diciembre de 2012

La cuenta atrás

En breve empezará la cuenta atrás que cerrará definitivamente el annus horribilis 2012. Unos con la esperanza de que el 2013 sea mejor y otros con la certeza de que no lo será.

Personalmente, cada día que pasa estoy más convencido de que o hay un cambio, que habrá de ser traumático, o nos convertiremos en esclavos orwelianos... si es que no lo somos ya. A ver si los Mayas tenían razón y ya ha empezado el cambio de era... a mejor.

Hoy a las 16:30 tomaré un vuelo a Inglaterra. Aprovecharé para practicar el idioma y ver cómo está el tema del trabajo por aquellos lares.

Quisiera agradeceros vuestras visitas y, especialmente, vuestros comentarios. Gracias por venir a escuchar los desvaríos del loco que, subido a una caja, predica en una esquina sobre el fin del mundo tal y como lo conocemos, un demente que, sobre todo, espera equivocarse con todas sus fuerzas.

Me gustaría cerrar el año dejándoos un mensaje que me motiva profundamente, invitándoos a reflexionar pues estas fechas se prestan a resúmes de conciencia y recapitulaciones de actos.

"..., toda la experiencia ha demostrado que la humanidad está más dispuesta a sufrir, mientras los males sean tolerables, que a hacerse justicia mediante la abolición de las formas a las que está acostumbrada. Pero cuando una larga serie de abusos y usurpaciones, que persigue invariablemente el mismo objetivo, evidencia el designio de someterlos bajo un despotismo absoluto, es el derecho de ellos, es el deber de ellos, derrocar ese gobierno y proveer nuevas salvaguardas para su futura seguridad."

Thomas Jefferson

La Declaración de Independencia de los Estados Unidos. 

4 de julio de 1776.

FELIZ AÑO NUEVO, NOS VEMOS EN UNA SEMANA

jueves, 27 de diciembre de 2012

Qué nos traerá el 2013


Hoy, me gustaría sacar del cajón el sentido común para que le de el aire un poquito y utilizarlo para, combinándolo con mis escasos conocimientos de economía, sacar una foto de lo que podría ser nuestro futuro.

Para mí, el año próximo el desempleo seguirá creciendo, poco, pero crecerá. Digo poco porque queda poco empleo que destruir. La mayoría de “trabajadores vulnerables” ya han sido despedidos, ya hay gente haciendo su trabajo y el de su compañero y cada vez queda menos margen de gente de la que prescindir.

Si hablamos de impuestos, mucho me temo que, de algún modo, nos los volverán a subir. El año que viene hay que refinanciar unos 200.000 millones de euros de deuda pública, de modo que seguirán exprimiéndonos a más no poder. Además, muchos sectores de la sociedad están cerca del punto de consumo autónomo (consumo mínimo de subsistencia, aquel al que no se puede renunciar), de modo que gravar dicho consumo sí redunda en un aumento de recaudación.

Además, pensad que el tema de los impuestos es un juego en el que lo que no se saca de unos, sale de otros. Las bases de recaudación son ricos, clase media, pobres y empresas. Entre estos cuatro grupos se ha de satisfacer la recaudación suficiente que permita a nuestro mastodóntico estado y a nuestras 17 Grecias el subsistir, los que no se recaude a los pobres, ricos y empresas habrá de ser recaudado al resto de ciudadanos de clase media. 

Puede que el año próximo también veamos subir la velocidad en las carreteras, a mayor velocidad mayor consumo y mayor recaudación vía impuestos en los repostajes. 

En cuanto a las autonomías, voy a ser un poco iluso, pienso que veremos el principio de la reducción de su tamaño, no por nada, sino porque ya no quedará dinero para mantener tanta desvergüenza. El problema, es que antes de eliminar lo primero que habría que quitar, quitarán cosas muy necesarias.

Si me pedís que piense en algo positivo, tal vez el 2013 sea el año en que la sociedad despierte y tome conciencia de su poder legítimo. A lo mejor somos capaces de echar a los cerdos de las instituciones y construir algo bueno para los que vengan detrás de nosotros.

Sabéis, me avergonzaría decirle a mi hijo (si es que algún día lo tengo) “yo pude hacer algo y no lo hice, me quedé cruzado de brazos esperando a que otros los hicieran por mi”.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Nuevo récord para Espanya


Gracias a las piaras políticas, gracias a los empresarios archisubvencionados, gracias a los familiares de los dirigentes, gracias a los demócratas para los que todo el que no piense como él es un fascista o un perro-flauta, gracias a los ciudadanos a los que los árboles no dejan ver el bosque, gracias a los sindicatos paniaguados, gracias a todos, Cataluña ya es el lugar que paga más impuestos al trabajo del mundo.

Sí, habéis leído bien, del mundo. Con la nueva tanda de impuestos aprobados, los ciudadanos catalanes se convierten en líderes en presión fiscal. Lógico si pensamos en todo lo que tienen que mantener: el mayor canal autonómico de España, un montón de embajadas (los políticos catalanes tienen familias muy numerosas), grandes subvenciones a medios apesebrados y una larga lista de etcéteras… Por supuesto, todo esto es legítimo pues es lo que los catalanes han votado.

Como es lógico, ahora empezarán las campañas contra los pocos que hartos intenten escaquearse de tamaña presión fiscal. La recua política intentará convencer a todo el mundo de que hay que evitar el fraude de iva, etc... olvidarán mencionar que más del 70% del fraude proviene de grandes empresas y patrimonios mientras que el veintipico restante, es el de IVA o alquileres en negro.

Parafraseando a Winston Churchill: "nunca tantos pagaron tanto a cambio de tan poco".

Feliz navidad

jueves, 20 de diciembre de 2012

El precio del silencio


Tal vez tengáis la sensación que, en cuestiones gubernamentales, “a perro flaco todo son pulgas” o que los gobiernos nacionales “ponen un circo y les crecen los payasos”, vamos que cuando el país está en medio de una de las mayores crisis económicas de la historia, por si fuera poco, a los gobiernos se le rebelan los sindicatos y las comunidades con frecuencia creciente.

¿Casualidad? No, es que el silencio tiene un precio.

Antes, cuando había dinero, se callaba a todo al mundo a golpe de talonario o de transferencia de competencias, que, al final, viene a ser lo mismo pues con cada transferencia de competencias viene un jugoso cheque.

Que los sindicatos se ponen tontos, cheque al canto. Que los nacionalistas se quejan, pues cheque al canto. Que los empresarios de tal o cual ramo venden menos, pues cheque al canto.

Pero ay, que ahora los cheques van sin fondos. Que ahora hay que negociar el silencio y aquellos acostumbrados a que su silencio se pagara al precio de oro, y se revalorizara cada año muy por encima de la inflación, ahora ven como para que ellos sigan comiendo jabugo otros tienen que comer choped.

Y ojo que no es malo comer choped, cuando se paga a precio de choped; pero los ciudadanos se cansan de que les vendan jabugo a precio de caviar y, luego, al abrir el paquetito en casa se encuentren choped. Nos cansamos del co-co-copago repetitivo, de que nos vendan que los servicios que hemos archi-pagado vía impuestos nos los vuelvan a cobrar bajo pretexto de que hay que pagar más para mantener la calidad de siempre, cuando todos sabemos que el problema es que hay más ladrones que nunca chupando de nuestra teta.

Un dato: al parecer, con la nuesta tanda de impuestos aprobada, vivir en Cataluña ya es más caro que vivir en cualquier país de la Unión Europea. Eso sí, la inmersión lingüística y las embajadas en el extranjero están aseguradas… por no hablar de la retransmisión de la Fórmula 1 en TV3.

Al final, cuando hay, hay para todos, pero, cuando no, sólo hay para los de siempre y no precisamente para los que lo pagan.

martes, 18 de diciembre de 2012

La virtud está en el término medio


Es cierto que puede parecer que la economía se contradice a sí misma, pero, al menos para mi, no es así, tal vez sea porque no soy economista del todo aún, o porque al no pisar las clases, no vivo rodeado de esa burbuja que envuelve a los universitarios cuando estudian algo y que les centra en su micromundo.

A menudo se recrimina que los economistas hablan de reducción de gasto público y, a la vez, de la necesidad de incrementarlo para salir de la crisis. Como ya he dicho, puede parecer contradictorio, pero, al menos para mí, no lo es y distinguir los matices es cuestión de lógica y sentido común.

La reducción de gasto público ataña a lo supérfluo, a saber, AVE’s estúpidos que equiparan a los presidentes de las comunidades autónomas al tio que quiere tener un BMW porque su cuñado también lo tiene, sin importarle si su cuñado puede mantenerlo o “rentabilizarlo” y él no.

Otra reducción interesante, sería la de niveles de administración o duplicidades. Soportar cinco niveles de administración es una losa que deja poco margen de movimiento a la economía de la clase media, porque, no nos engañemos, las grandes empresas apenas pagan para mantener al mastodonte porcino.

Ahora, vamos a incrementar el gasto: hagamos un enorme puerto marítimo en Cádiz, que sea ésta y no Rotterdam la principal puerta de entrada de mercancías. Contruyamos redes de mercancias ferroviarias estupendas y dejemos de transportar más del 70% de nuestras mercancías por carretera, así reduciremos las emisiones de CO2 y, de paso, dependeremos un poquito menos del petróleo.

Con el consumo pasa lo mismo. En lugar de comprar juguetes extranjeros, tal vez merezca la pensa adquirir productos nacionales. Tal vez no lo sepáis, pero al igual que se puede comprar un Ipad a la manzanita, existen empresas españolas que fabrican tablets aquí.

Que no es que la economía sea contradictoria, es que no todo es blanco o negro. Que no hay que detener el consumo o el gasto público en seco, simplemente hay que hacerlo de modo sensato.

Con la inmigración, lo mismo. Ni un muro al estilo israelí, ni una jornada de puertas abiertas como estábamos acostumbrados. ¿Tan difícil es escuchar al amigo Aristóteles?

Somos un país de extremos, y tal vez sea esa rigidez la que no nos permite adaptarnos a los tiempos…

Pd: estoy de acuerdo en que las ayudas en I+D se han de mantener si estos desarrollos benefician a la sociedad, no a cuatro empresas monopolíticas.

lunes, 17 de diciembre de 2012

La España de las tres velocidades


Desde hace tiempo se ha acuñado el término de la Europa de dos velocidades, refiriéndose a los países del sur y a los países del norte, es decir, PIGS y resto.

Ahora, yo os propongo que hablemos de la españa de las tres velocidades, o los tres raseros, según prefiráis mirarlo.

En primer lugar, están las administraciones públicas
Las administraciones públicas van a su ritmo, funcionan con sus propias leyes y hacen las cosas de una forma que resultaría inadmisible para el resto. Durante años se financiaron a costa del suelo de forma que, por un lado vía impuestos y por otro vía encarecimiento del suelo, chuparon la sangre a los ciudadanos.

En el año 2003, tenían una deuda de 433 mil millones de euros. Cuando la crisis explotó, ésta ascendía a 507 mill millones de euros. Todos sabemos que la administración es un gigante lento y arcaico que tarda en adaptarse a los tiempos, de forma que siguió gastanto como ni no hubiera mañana. Sin embargo, el año pasado la deuda era de 736 mil millones de euros (empresas públicas creadas para tapar deuda aparte)… algo falla porque, al parecer, la administración sigue gastando como si no hubiera crisis.

En segundo lugar, están las empresas
La empresas grandes, que todos conocemos la situación de las pequeñas, también tienen su propia velocidad, generalmente, van por delante de la administración.

Los impuestos que pagan suelen ser ridículos en comparación a lo que deberían, en parte porque unos 2.000 “ex altos cargos políticos” trabajan en ellas.

En 2003 debían unos 706 mil millones de euros. En 2008 unos 1.481 mil millones de euros (esto es un billón y medio, ojo) y, finalmente, en 2011, unos 1.261 mil millones de euros. Al menos, estos algo han ajustado.

En tercer lugar, están las familias
Curiosamente, las familias y las pymes son las que están cosidas a impuestos. Pagan lo que no pagan las grandes empresas para sostener el inmenso mastodonte administrativo que les rodea, los cinco niveles de administración y los servicios públicos.

En un entorno de subida constante de precios e impuestos sin precedentes, ¿qué diríais que han hecho las familias? Echemos un vistazo a sus números.

En 2003 las familias debían 451 mil millones de euros, en 2008, en la cima de la burbuja, unos 912 mil millones de euros. Y, este año, a falta de cerrar las cuentas, unos… 800 mill millones de euros.

Es decir, en el entorno económico más hostil que hemos vivido muchos, con cada vez más trabas, las familias han reducido su deuda en un 13%. ¿Qué nos dice eso?

Que ojalá tuviéramos la misma sensatez para elegir a nuestros dirigentes que para manejar nuestra situación económica…

viernes, 14 de diciembre de 2012

Dinero para todos


El otro día me quedé perplejo ante un caso que me contaron. Un amigo mío, que sabe que este tipo de cosas me interesan, me contó una conversación oída en un bar de Madrid.

En esta conversación un chico se quejaba de todo lo que paga a Hacienda cada mes, después, hablaba sobre lo poco que percibía de ayuda de alquiler y lo que se tardaba en pagar.

Lo que me sorprende no es que si paga mucho a Hacienda cosa que, en teoría, significa que gana mucho, tenga derecho a ayudas por alquiler, que también, sino la costumbre que hemos adquirido de esperar ayudas para todo.

Mirándome el ombligo, me di cuenta de la de veces que yo mismo me he quejado diciendo: “es que pago mucho y no tengo derecho a nada”.

Por otro lado, esta mañana he leído un artículo que habla de las ayudas de la Unión Europea a una planta de energía de biomasa que bla, bla, bla…

A lo que voy tras tanta monserga, queridos lecto@s, es a que nos hemos acostumbrado a pensar que “el estado debería darme tal o cual ayuda”. Los políticos, conocedores como nadie de los instintos más bajos y las miserias humanas, se aprovechan de ello y a golpe de talonario, con nuestro dinero y post pago retrasado vía impuestos, compran las voluntades.

Personalmente, preferiría pagar mucho menos y costearme mis propias ayudas, cosa que, por otro lado, ya hago. Preferiría que se eliminasen todas las subvenciones (excepto I+D) y que existiera un mercado de competencia real, no el que tenemos en el que no triunfan los mejores, sino los más subvencionados.

En fin, supongo que como es casi navidad, me he adelantado en la carta a los reyes magos…

Buen fin de semana

Pd: este año no hay reyes magos, hay Papá Noel, que para los centros comerciales sale más barato contratar uno que contratar tres…

Pd2: este fin de semana contestare a unas cuantas preguntas que me habeis hecho en comentarios, estamos cerrando proyectos por navidad y no tengo tiempo ni para ir al baño sin pedir cita previa

miércoles, 12 de diciembre de 2012

La bajada salarial como solución para todo


Desde que ha empezado la crisis, una de las frases más repetidas ha sido que hay que “aumentar la productividad” para poder salir de la recesión en la que nos hemos instalado.

Como si de la pieda filosofal se tratase, se apela a este aumento de la productividad como la solución a todos los males. La productividad no es sino lo que se produce por hora trabajada.

Desde mi punto de vista, este aumento de la productividad se alcanza por tres vías: despidiendo gente y obligando al compañero a asumir su carga de trabajo, mejorando la maquinaria con la que se trabaja o bien bajando el sueldo percibido por el mismo trabajo.

Si tenemos en cuenta que la inversión en bienes de equipo (maquinaria) en España no para de descender, está claro que aquí, para variar, se han propuesto salir de la crisis a golpe de despido y bajada salarial.

Cuando la bajada salarial se acompaña de una bajada de precios, se adopta el nombre de devaluación interna que es lo mismo que devaluar la moneda sin tener el control sobre ésta. Vamos, que si estuviéramos en la peseta, ya le habrían bajado el valor, pero como el euro es de todos, pues no se puede.

La famosa devaluación interna que muchos economistas señalan como solución a nuestra crisis patria es un mecanismo que pretende que nuestros precios bajen para mejorar las exportaciones. Esta bajada de precios se debería a que la gente, al comprar menos por tener menos dinero (ya que le han bajado el salario) presionaría la demanda a la baja. Esto es parte de la llamada “teoría monetarista de los precios”.

El truco está en conseguir que el aumento de las exportaciones, por la bajada de precios, sea superior a la bajada del consumo interno del país, por la bajada de salarios. ¿Pero y si no?, ¿y si todos hemos pensado lo mismo?

A mi me da que la puñetera devaluación interna sólo agravará el problema, España depende demasiado del consumo interno porque, en el terreno de las exportaciones, hay muchos que le ganan de calle. Deprimir, aún más, el consumo interno con la esperanza de que se compense con el aumento de las exportaciones es una quimera y un suicidio.

Además, no sólo es un suicidio para el sector privado, también lo es para el público. Si tenemos en cuenta que el estado se financia, principalmente, por la recaudación de los impuestos al trabajo (el infame IRPF) y por los impuestos al consumo (el puñetero IVA), cualquier cosa que baje los salarios y el consumo minora la recaudación (no os digo nada si bajan los dos).

Como podéis ver, en economía tocar una pequeña cosa conlleva una cadena de consecuencias, y si no se sabe lo que se toca, una cadena de desastres.

martes, 11 de diciembre de 2012

Sanidad pública o privada: ¿pacientes o clientes?


Much@s habréis oído hablar o habréis sufrido las huelgas que se están haciendo en la Comunidad de Madrid en contra de la privatización de la gestión de la sanidad. Hoy me gustaría analizar un poquito lo que significaría el cambio de modelo que se propone frente a lo que pasa hoy día.

Actualmente, la sanidad española se tiene por una de las mejores y más completas del mundo, si bien es cierto que existe una cierta masificación en ciertas especialidades. Hay gente que dice que, cuando va al médico, se le examina por encima y a menudo se emiten diagnósticos erróneos, a menudo fruto de la antes mencionada masificación que deja a los facultativos un tiempo medio de atención por paciente de 5 minutos.

Otras de las quejas que suelen aparecer hacen referencia al despilfarro de recursos que hay en sanidad. Aunque yo achacaría esto más a los políticos encargados de las compras que a los propios sanitarios.

Uno de los argumentos esgrimidos a favor de la privatización es que aumentaría la eficiencia y, además, el paciente al ser un cliente sería tratado de mejor forma.

Como el que suscribe es muy crítico, no puede evitar plantearse serias dudas acerca de la conveniencia de privatizar la sanidad. Principalmente:

1.- Las entidades públicas se crean para dar un servicio (colocación de amiguetes o afiliados a partidos aparte) al ciudadano. Las entidades privadas tienen un ánimo de lucro. Al convertirse un paciente en cliente, ¿no provocará que no se dispensen ciertos tratamientos al producir pérdidas? Me refiero a que no se compre tal o cual máquina porque no se vaya a amortizar ya que hay pocos casos para los que es útil.

2.- Actualmente los profesionales médicos españoles están entre los mejores del mundo, sin embargo, ¿la búsqueda de beneficios no conducirá a contratar a profesionales “un poco peores” con la premisa de poder pagarles algo menos?

3.- Si la sanidad ha funcionado tan bien durante años, ¿por qué cambiarla? Una máxima de mi sector laboral dice: si funciona… POR DIOS NO LO TOQUES!!! ¿No será que intentan distraernos del hecho de que se han gastado el dinero que tenían reservado a la sanidad en otras cosas…?

Otra cosa es el gasto farmaceútico, que ahí si me parece bien que se tomen medidas para evitar que en cada armarito del baño haya una farmacia, pero esa es otra guerra…

viernes, 7 de diciembre de 2012

In-seguridad jurídica y legislativa


Como se que, con frecuencia, me acusáis de pesimista, hoy os voy a contar algo mediante un juego. Os propongo que os pongáis en la piel de Amancio Emprendedor, un futuro empresario que desea invertir en los pueblos de Peralta de Arriba o Peralta de Abajo, según le convenga.

El deseo de don Amancio es abrir un aserradero, una fábrica de mobiliario y una tienda de muebles. Para conocer mejor las condiciones de los pueblos, el empresario decide hablar con los alcaldes.

Tras entrevistarse con los dos alcaldes, ha llegado a la conclusión de que ambos le ofrecen las mismas ventajas fiscales, en ambos pueblos existe el terreno que necesita y los precios de agua, luz y terrenos son los mismos en los dos lugares. Entonces, ¿cómo decantarse por una ubicación u otra?

Don Amancio recurre a Don Leguleyo Ratónlegal, su abogado, que tras investigar la legislación local informa a su cliente. Según don Leguleyo, en Peralta de Arriba, abra lo que abra pagará las mismas tasas municipales, esté donde esté el negocio, pagará la misma tasa de basuras y para obtener la licencia de apertura de los tres negocios tendrá que seguir los mismos trámites.

En el caso de Peralta de Abajo, la tasa de basuras es más baja cuanto más cerca del vertedero esté el negocio, de modo que lo que pagará por el aserradero será menor que lo que pagará por la tienda, ya que esta estaría en el centro del pueblo. Las tasas municipales se abonan en función de un complicado algoritmo matemático… los años pares. Los impares son gratis si caen en año bisiesto. Para obtener la licencia de apertura de la fábrica, basta con la fotocopia del dni de don Amancio, pero para la licencia del comercio y el aserradero hace falta una carta compulsada por varios organismos y varios trámites y estudios más. Además, las normas cambian cada 5 años para “adecuarse a los tiempos”.

¿Dónde invertiríais vosotros?

España es exactamente eso. Cada comunidad dicta sus propias leyes. Nuestro país es una maraña legal con más de 200.000 leyes y 17 mercados absolutamente fragmentados.

En un mundo donde se tienden a homogeneizar las legislaciones, el comportamiento legislativo español es un cangrejo antediluviano que nos conduce a un proceso de progresiva desertización empresarial.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Un trabajo por decreto


La Unión Europea considera que la situación de desempleo juvenil es alarmante (manda huevos) de modo que entre los nuevos planes de las lumbreras políticas, entra el que cuando se acaben los estudios, los jovenes deberán acceder a un trabajo o unas prácticas con la mayor brevedad, en los cuatro meses siguientes al comienzo de la inactividad.

Esto es tan bonito y bucólico como irrealizable. Pero, como dijo Jack el Destripador, vayamos por partes.

En primer lugar, si quieren que los jóvenes tengan más facilidades para encontrar trabajo, lo que tienen que hacer es acortar la edad de jubilación. Ah, ¿que entonces aumenta el gasto en pensiones?, bueno, no he dicho que eso sea la solución a todo, sino que ayuda a que los jóvenes accedan a un trabajo con más facilidad.

En segundo lugar, bajen las cotizaciones sociales. A las empresas les cuesta mucho contratar, en España, por poner un ejemplo, se pagan mayores cotizaciones sociales que en Alemania (podéis comprobarlo). Eso desincentiva la contratación por parte del empresario y el trabajo por parte del trabajador.

En tercer lugar, asuman la caída de la productividad como algo no necesariamente malo. Cuando un político habla de que hay que aumentar la productividad, dice tanto como calla. Por un lado, dice que hemos de producir más por hora trabajada, por otro, calla que aumentar la productividad equivale a aumentar el desempleo. Hablando en plata, si un trabajador de pronto produce dos patitos de goma por minuto en vez de uno, si las ventas de patitos permanecen igual, se podrá prescindir de otro trabajador que hace patitos. Además, aspirar a un aumento infinito de la productividad es una estupidez.

En cuarto lugar, el empresario no contrata porque la UE se lo diga, por mucha subvención que le den. El empresario contrata si lo necesita, si se dan las condiciones apropiadas y la seguridad jurídica suficiente. Las subvenciones no hacen sino generar ineficiencia y producir acomodados. Lo que tu empresa no factura, lo ganas por vía de subvención y no te esfuerzas en mejorar tu producto. Además, está la cara B de las subvenciones, al salir del dinero público, cuantas más subvenciones, más presión fiscal al ciudadano y menos consumo. De forma que para mantener el nivel de beneficio, el empresario debe recibir mayores subvenciones, una pescadilla que se muerde la cola.

Por último, las empresas españolas ya tienen una mano de obra cuasi-esclava compuesta de becarios a los que no paga y, en algunos casos, les hace pagar por la experiencia. Qué les hace pensar a los enanos mentales de Europa, ¿que por decreto van a cambiar esto?

No sé si queda sensatez en el mundo, pero en la piara política seguro que no.

martes, 4 de diciembre de 2012

Recaudar o no recaudar, he ahí la cuestión


Aún recuerdo cuando, hace meses, se nos vendía que la amnistía fiscal era un intento de evitar que nos tuvieran que subir el IVA a los ciudadanos. Con lo que se recaudara, se podría paliar el descenso de recaudación y bla, bla, bla.

Pues bien, el periodo para acogerse a la “regularización fiscal” ha termiando y tan sólo se han recaudado unos 1.200 millones, la mitad de lo que se pretendía recaudar. Por supuesto para los políticos es todo un éxito.

Sin embargo, si echamos unas simples cuentas, veremos que, una vez más, todo esto es una enorme excusa para hacer lo que les viene en gana.

La economía sumergida en España se cifra en torno a los 88.000 millones de euros. Se pretendía recaudar unos 2.500 millones y, al final ha sido la mitad. Si lo pasamos a porcentajes, nos entrará la risa.

Si se cobrará un 10% de impuestos de lo que se declarara, al final, lo que se ha hecho aflorar ha sido un 13% del dinero oculto de las grandes fortunas. Porque dudo mucho que un pintor que trabaja en “b” hiciera aflorar los miserables 400 euros que cobra por pintar un piso.

Lo cierto es que no interesa que el dinero aparezca, es una medida de cara a la galería. Tampoco les culpo, yo haría lo mismo, si tuviera dinero fuera, por las narices lo iba a traer a este país de chiste sin seguridad jurídica.

Al final, estos mil y pocos millones que, según los políticos, servirán para aliviar el déficit, sólo paliarían el 0’12% del déficit. Y digo paliarían, en condicional, porque estoy seguro de que se lo gastarán el estupideces.

Nada nuevo bajo el sol de España pues…

lunes, 3 de diciembre de 2012

Un secuestro políticamente rentable


Hoy en día la mayor promesa que puede hacer un político es proporcionar trabajo a sus electores. En un mundo en el que se revisan las teorías de Malthus (cuanta más población menos sostenibilidad) de nuevo (sí ya se que es mucho más, que os veo venir), el conseguir y/o preservar el trabajo es un objetivo de la mayoría de la población.

Para un político existen dos vías para conseguir un trabajo para sus electores: el público y el privado.

En el primer caso, hay dos categorías. Una donde entran familiares y allegados y que se materializa a través de enchufes varios y puestos de confianza. La champions league del trabajo (por llamar trabajo a calentar un sillón a cambio de un pastizal) público. La otra vía es la de los famosos “Planes E”. Trabajos temporales rompiendo y asfaltando aceras para tener contentos a ciertos sectores poblacionales durante un tiempo.

Si hablamos de trabajo privado, entramos en un mundo cenagoso de subvenciones y prebendas a cambio de generación de empleo y, por ende, de PIB. La cosa es más o menos así: una empresa se ofrece a instalar una sucursal o factoría suya en cierto sitio. Los políticos, que saben que eso traerá trabajo y, por tanto, recaudación vía impuestos del trabajo, prometen todo lo prometible. Si no me creéis, ahí tenéis el caso Eurovegas.

El truco básicamente consiste en intercambiar los impuestos que no pagará la empresa que se asienta por los impuestos que sí pagarán los trabajadores y, además, estos votarán a los mismos políticos agradecidos por el empleo que sus gestiones han proporcionado.

En realidad lo que se hace es comprar empleo y PIB con dinero público o la carencia de este. Al final, no hemos de olvidar que la mayor parte de la recaudación del estado español proviene de la clase media, de los impuestos al trabajo (IRPF) y al consumo (IVA).

Nos dicen que los impuestos a las empresas son del 35% (el de sociedades), pero en la práctica la opaca normativa fiscal hace que el tipo real sea mucho menos. Bajo la promesa de obtener o mantener el trabajo, se cargan sobre los hombros de la gente toda la imposición que requiere el estado del bienestar.

Supongo que alguno me diréis que si se les suben los impuestos a las empresas, estas se irán, sin embargo, ¿no lo hacen ya?, ¿acaso si la gente no tiene dinero para gastar (por pagar tantos impuestos) les irá mejor?

¿No sería mejor que todos contribuyeramos?
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