miércoles, 31 de octubre de 2012

Montoro: ministro, humorista y cínico recalcitrante


Ayer, mientras leía el periódico tuve una mezca de emociones de esas que se supone que los hombres no solemos tener. Normalmente, son las chicas las capaces de estar contentas, enfadadas y nerviosas, todo a la vez… nosotros solemos ser más básicos.

Sin embargo, al leer las declaraciones del ministro Montoro tuve una mezcla de enfado, hilaridad, indignación y asombro. Os cuento.

Según el ministro (con minúsculas a propósito) la recaudación del IVA en septiembre aumentó un 11’9% y el del IRPF un 2’9%. Aunque no lo dijo, dejó entrever que el aumento de recaudación era una buena señal, como si se tratara del principio del fin de la crisis.

Tal vez habrá gente que escuchará las cifras y verá la cara de autosuficiencia y satisfacción del ministro (que sólo le faltó en la comparecencia el alargar el cuello y lamerse su propio culo), pero yo no me lo trago.

En primer lugar, la recaudación del IVA no correspondía a septiembre. Excepto las grandísimas empresas, que declaran IVA mensualmente, el resto lo declaran de forma trimestral, es decir por julio, agosto y septiembre. En segundo lugar, septiembre es uno de esos meses en los que hay que hacer acopio OBLIGATORIO de libros y material escolar, cosa que impulsa un gasto del que no es posible escapar y, para terminar, mucha gente ha adelantado compras (y muchas empresas facturas) para no comerse la subida del IVA.

¿Conclusión? Me apuesto una cena con quien quiera a que la recaudación de IVA del próximo trimestre no será tan anunciada con bombo y platillo ya que bajará. Y no sólo bajará, sino que, además, iniciará una senda de pronunciado descenso.

Por otro lado, nos hablan de la subida en la recaudación por IRPF. Esto si que es bueno. Resulta que el desempleo no para de aumentar y, sin embargo, ¿la recaudación por IRPF aumenta? Es algo así como decir que, tras meses de sequía, los pantanos están cada vez más llenos.

En fin, que el menistro Montoro es un “buen” cínico pero un pésimo humorista pues sólo se ríe él con sus chistes. Será porque cada día que pasa en el cargo la estupidez vence a la razón

martes, 30 de octubre de 2012

Los números hablan

Cada vez tengo más claro que para la recua política somos simples números y, a veces, ni eso. Ayer se conocieron los datos de índices de comercio al por menor, números que representan hábitos de vida. Tal vez (sí, soy un iluso), a estos números sí les hagan caso.

¿Os acordáis de cuando hablábamos de que el aumento del IVA no sólo no recaudaría más sino que, además, haría que se recaudase menos al haber menos consumo? Pues la profecía (de perogrullo) se ha cumplido.

http://sihaycrisis.blogspot.com.es/2012/06/una-leccion-de-microeconomia-para.html

El consumo ha caído un 12% desde la subida del iva. Es decir, antes con un tipo máximo del 18%, se gastaba 100 y se recaudaba 18. Ahora, con un tipo máximo del 21, se gastan 88 y se recaudan 18’5. Y eso en sólo un mes, esperad a que siga avanzando el año, máxime si tenemos en cuenta que los gastos corrientes (agua, luz, calefacción, etc…) se han encarecido en un 45%. Casi nada.

A resultas de todo esto, la mentalidad del abuelo se impone. Lo que se rompe, se arregla y si no tiene arreglo, no se sustituye a no ser que sea imprescindible. Mentalidad de guerra, o de posguerra, según se mire.

Cae un 20% la compra de equipo del hogar, casi un 8 la de equipamiento persona (ropa y cositas así) y un 12% el consumo de carburantes (todo esto referido a las familias). Pero lo que más me llama la atención es que la alimentación cae un 6% (5’9 redondeado).

Quiero decir que si no se puede cambiar el móvil, no se cambia, pero si desciende el gasto de alimentación, es señal de que algo va rematadamente mal, se quiera o no verlo.

Ante el defecto de encarecer, esta la virtud de no gastar. ¿Y sabéis qué?, que si ha hecho falta una crisis como esta para que nos diéramos cuenta de lo irracional de nuestro consumo, bienvenida sea.

lunes, 29 de octubre de 2012

Ninis, educación y EPA


Imaginemos que yo pertenezco a una casta política de ineptos que, por uno u otro motivo, he conseguido mantenerme en el poder. Imaginemos también que mi país tiene un sistema educativo que está dando buenos resultados y produciendo gente bien formada y que comienzan a pensar por sí mismos y exigen sueldos acordes a su formación. ¿Qué tendría que hacer yo?

Imaginemos que decido estropear, sin que se note mucho, el sistema educativo. Para ello, copio el de un país vecino. Poco importa que dicho sistema educativo ya haya demostrado su mediocridad en dicho país (llamemos a ese país hipotético Francia y a ese sistema Logse).

Con el tiempo, ese sistema empieza a producirme gente más maleable y manipulable a la que se puede convencer con facilidad de que es mejor, por poner un ejemplo hipotético, el trabajar en una obra cobrando 2.000 euros YA que el estudiar para ser, por ejemplo, ingeniero y ganar eso en 10 años. Además, le convenzo de que se merece un coche y un chalet mejor que el de su “cuñao”.

Además, les convenzo de que sólo tienen que preocuparse del fútbol o el famoseo porque la economía es una cosa muy compleja que es mejor dejar a los bancos y a los politicos y que la política se reduce a votar cada 4 años.

Hasta aquí, todo estupendo… mientras el sector en el que inyecto sin parar mano de obra no cualificada funcione. Pero, ¿y si se para?

Si se para, se producirá un desempleo enorme y difícilmente reabsorbible pues la gente sin cualificar tiene más problemas a la hora de encontrar empleo. La cara “buena” del asunto, es que el aumento del paro me permitirá reducir los sueldos a los que están trabajando y quitarles derechos sociales pues, al menos, “conservan el trabajo” que ya es mucho.

Lo malo, es que la recaudación fiscal me bajará (al haber menos gente trabajando, menos recaudación por IRPF y por impuestos al consumo al descender este) y me subirán los gastos (por subsidios de desempleo y ayudas varias).

Sin embargo, a pesar de todo, para cuando todo estalle confío en haber robado lo suficiente para que ni a mí ni a mis hijos nos falte nada nunca. De paso, habré hecho favores suficientes para asegurarme una buen número de influencias en diversos sectores y siempre podré trabajar en los consejos de administración de alguna empresa a la que habré favorecido.


¿A qué viene todo esto?


A que me cada vez tengo más la sensación de que esto no es casual, sino que es un guión que se le ha ido de las manos a alguien. Así de simple y de sencillo.

Pd: gracias Tendero

jueves, 25 de octubre de 2012

Semillas de discordia


Recuerdo con nostalgia los tiempos en los que ser mileurista era una anécdota y no una aspiración. Hoy por hoy, tristemente, se puede considerar afortunado el que alcanza dicho salario.

Ayer se conocía que la mayoría de los trabajadores cobraban en torno a 16.500 euros anuales, unas 2.745.000 de las antiguas y añoradas pesetas. Sin embargo el salario medio patrio rondaba los 22.000 euros. Esto es un indicador claro de la desigualdad salarial que impera en nuestro país.

Sin embargo, mientras que los salarios bajan y el ser mileurista se convierte en una aspiración, un sueño si lo queréis ver así, los precios no paran de subir. Poco a poco, comer con una cierta calidad se convierte en una lucha y, ahorrar, en un lujo al alcance de pocos.

Desde hace un tiempo, ciertos colectivos recurrían a la basura para comer. Ahora, el ay-untamiento de Madrid va a multar con 750 euros a la gente que coja rebuscando para conseguir comida en la basura. Veremos lo que tardan en unírsele más ay-untamientos.

Como resultado de esto, comer de la basura resultará más caro que cenar en el Ritz o el Palace. En el otro extremo de las comidas de lujo, están los almuerzos low-cost. Por el módico precio de 1’50 puede ud. comerse un perrito caliente en Ikea o un almuerzo completo en el Congreso de los Diputados (cuestan prácticamente lo mismo).

Hemos llegado a un punto en el que quien no ha de decidir entre pagar (luz, hipoteca/alquiler, agua, etc…) y comer es un privilegiado.

Se han plantado las semillas de la discordia, ahora sólo hay que esperar a que germinen y den frutos.

martes, 23 de octubre de 2012

Mundo low-cost


Hace un par de días quedé con alguien en el Ikea de San Sebastián de los Reyes. Mientras discutíamos, invitablemente, de política y economía nos decidimos, por insistencia mía, a probar los perritos calientes que se ofrecían en la cafetería.

Por 1’50, con bebida a rellenar tantas veces como quieras incluida, se podía comprar un perrito caliente con pepinillo y cebolla frita. El mismo perrito te costaba un euro si no querías bebida o si llevabas un vaso de casa y, si tenías niños, podías conseguir un plato de pasta por 1 euro para que almorzaran.

El perrito no estaba mal, acalló mi estómago y me despertó una serie de pensamientos. Comprar un bocadillo, en casi cualquier sitio, no cuenta menos de 3 euros (con suerte).

Con algo difuso dándome vueltas por la cabeza encendí la radio de vuelta y escuché hablar a un par de tertulianos del inminente lanzamiento del ipad “económico”, para la gente que no puede permitirse gastarse 600 euros en un juguetito.

Al llegar a casa, la idea ya había tomado forma. Vamos hacia un mundo low cost. Ya nos han ordeñado el dinero y, cuando se han dado cuenta de que pagar x y pretender que consumamos por 5x no es posible, han creado artículos más baratos para que sigamos consumiendo estupideces por igual.

Claro, si ahora pueden abaratar las cosas, ¿por qué no lo hicieron antes? Sencillo, porque antes, bien por crédito bien por que los sueldos eran ligeramente más altos (o al menos nos preocupaba menos gastar) estábamos más dispuestos a comprar algo que no necesitábamos.

Están creando un mundo en el que la calidad no cuenta, sólo el precio. Comida barata, con calidad o sin ella, juguetitos baratos (qué importa como funcionan si son bonitos), etc…

En realidad, creo que el proceso empezó hace tiempo, pero hasta ahora no hemos sido conscientes. ¿Qué importaba que el teléfono móvil se estropeara a los 9 meses de tenerlo si la media de sustitución era de 6 meses? Os recomiendo un documental que habla sobre la obsolescencia programada.

Con la cabeza llena de este tipo de pensamientos no puedo evitar acordarme de una frase que dijo una vez un anciano al que le preguntaban acerca del secreto de su largo matrimonio, él miró al entrevistador y con expresión sería dijo: “antes, cuando algo se rompía lo arreglábamos, ahora se tira y se compra otro”

Pd: que pena que no seamos capaces de tirar a los políticos y comprar otros, eso sí sería consumo responsable

lunes, 22 de octubre de 2012

Anonadado

Me encuentro anonadado tras ver los resultados de las elecciones. Me da la sensación de que estamos ante un hoyo enorme en el que vamos a caer de un momento a otro y, lejos de evitarlo, nos cuestionamos si el color del agujero es negro o azul oscuro.

La gente sigue votando aún a sabiendas de que la fiesta de la democracia ni es una fiesta, ni les representa ni sirve de nada más que para dar el consentimiento a que les sigan metiendo la mano en el bolsillo para robarles.

Cada día estoy más convencido de que nos merecemos lo que nos pasa y cada hora, tengo más ganas de que me despidan para marcharme de este país que me ha roto el corazón tantas veces.

Tal vez es que a los españoles nos gusta sufrir, necesitamos los males para quejarnos en los bares y tener algo por lo que sentirnos desgraciados…

viernes, 19 de octubre de 2012

Lo que no estira, rompe


La gente me acusa de pesimista y de hablar sólo de lo que va mal sin dar esperanzas ni soluciones, tal vez el problema es que no me hago entender. Tal vez es que, simplemente, la rabia impide expresarme.

Que vamos a salir de esta es una realidad, tal vez por eso no lo estoy diciendo cada día, al igual que no digo a diario que ha amanecido o que ha de anochecer. Lo que a mi me preocupa no es que salgamos o no, sino cómo y a qué precio.

Aunque podríamos tener una solución estupenda, que voy a bautizar como “solución a la islandesa”, me temo que tendremos que contentarnos con una “solución a la española”.

En Islandia, los ciudadanos tomaron el país, juzgaron a sus políticos y banqueros y se negaron a pagar la deuda de unos pocos. A resultas de ello, su economía está saneada y su sociedad evoluciona. En dos años han reducido el desempleo del 12 al 5%.

Pero en España no somos islandeses. Nosotros (y me incluyo), nos quejamos en los bares con amargura. De un tiempo a esta parte, al seleccionador nacional que todos llevamos dentro se ha unido un economista y criticamos con dureza todas las medidas. Diría que las buenas y las malas por igual, pero es que en años no he visto medidas buenas… anunciadas sí, pero cumplidas no.

La última, la más divertida es que se estudia realizar una ampliación en el aeropuerto de Castellón, cosa estupenda si tenéis en cuenta que no tiene vuelos. En España somos así, más chulos que nadie. Y así nos va.

La cuerda se sigue estirando. Mire a donde mire no veo más que recortes estúpidos que sirven para pagar gastos aún más estúpidos, sin embargo, España debería estar ardiendo (metafóricamente) y no lo está. No porque lo digan los sindicatos, ni porque lo diga yo, simplemente porque con lo que se está jugando es con nuestro futuro y, lo que es peor, con el de nuestra descendencia.

En fin… como iba diciendo, de esta vamos a salir, el cómo dependerá de lo que tardemos en reaccionar. Porque los políticos cogerán los aviones con maletines cargados de NUESTRO dinero y se irán a las mansiones que se han comprado por todo el mundo mientras nosotros nos quedamos aquí, intentando reconstruir un país devastado por las estupidez y la corrupción y teniendo que explicar a los que vengan detrás de nosotros que no tuvimos coraje de arreglar las cosas cuando pudimos, que en este país de fútbol casi diario y “sálvame” sólo supimos entonar el “virgencita que me quede como estoy”.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Ciudadano 0

En Grecia se ha tirado de una normativa que ya existía desde hace tiempo en la Unión Europea y que permite la venta de alimentos caducados a un menor precio, con honrosas excepciones como la carne o algunos lácteos. En base a esta noticia se me ocurren algunas cosas.

Lo primero que me viene a la mente es: qué bien, gente que antes no tenía acceso a alimentos ahora lo tendrá. Pero, pasada la alegría inicial, al darle más vueltas al asunto ya no me parece tan buena noticia… pero, como dijo Jack el Destripador, vayamos por partes.

Me da la sensación de que, ya desde la alimentación, se van a crear castas. Existirán los que coman comida fresca a diario y puedan permitirse algunos otros lujos (vacaciones, tecnología, etc…). Luego los que coman comida no caducada como norma general y, finalmente, los que tendrán que tirar mayoritariamente de este tipo de alimentos.

Me pregunto si la comida caducada no tendrá efectos secundarios, suaves pero resaltables, en las futuras generaciones… quizá los niños crezcan algunos centímetros menos, de media, sean más propensos a ciertas enfermedades o alergias, etc…

También me pregunto si la existencia de una “comida B” no hará que el precio de la “comida A” suba, ya que ahora existe una alternativa barata de la que siempre se puede tirar, propiciando una cuasi-burbuja alimentaria.

Sin embargo, todo esto son meras dudas, las preocupaciones vienen por otro sentido. ¿Os habéis parado a pensar qué se hacía con estos alimentos antes de que se pudieran vender? La mayoría iban destinados a bancos de alimentos y entidades que ayudaban a los desfavorecidos. Es decir, a los que no podían permitirse otros alimentos.

Con esta iniciativa se consigue que el que pueda pagar por ellos, por poco que sea, coma a costa de los que no pueden pagar nada, que verán cómo esta comida desaparece de los comedores sociales.

El ciudadano cero, ese que no importa a nadie porque no puede consumir, ese que antes podía subsistir gracias a la caridad, puede estar abocado a estinguirse.

No se a vosotros, a mi me parece terrible.

Pd: por supuesto los beneficios de los comercios que antes tiraban estos alimentos subiran, o, al menos, disminuirán pérdidas.

martes, 16 de octubre de 2012

Una moneda elástica

El euro surgió como un mecanismo para agrupar a los países y facilitar los negocios entre ellos. Una vez que se habían eliminado las fronteras al movimiento de mercancías y personas, el tener una moneda común parecía un paso siguiente lógico.

El problema de tener divisas diferentes es la inestabilidad que eso añade a los negocios.

Si yo, Alemania (exportador nato por excelencia), pacto la venta de 100 coches a España por 100 millones de pesetas (sí, son baratos) y tengo un tipo de cambio marco/peseta de 1 a 10, al final de la operación tendré 10 millones de marcos.

¿Pero que pasa si el tipo de cambio varía?

Resulta que entre que se firma el papeleo y se produce la entrega, el gobierno español reconoce que tiene problemas fiscales y, debido a esto, la peseta baja respecto al marco, de modo que el tipo de cambio queda en 1 marco a 11,11 pesetas. En este caso, al finalizar la operación, la fábrica alemana habrá cobrado 100.000.000/11,11 = 9 millones de marcos (aproximadamente).

Para evitar este tipo de cosas, primero se estableció un cambio más o menos fijo entre monedas y, luego, una moneda común.

Durante los tiempos de bonanza, esto está muy bien, pero cuando hay problemas, se quita al gobierno del país de turno la posibilidad de devaluar la moneda. Cuando esto se hace, las importaciones son más caras pero las exportaciones se abaratan y, de golpe, el país se vuelve más competitivo. El euro funciona muy bien por las buenas, pero puede ser una idea arriesgada por las malas.

El problema del euro, al final, es que aglutina a economías muy dispares. ¿Qué tiene que ver la economía griega con la alemana o la belga? Sin embargo, todas tienen la misma moneda.

Para que una moneda común funcione, las economías en las que se implanta deben ser muy similares.

¿Y si no lo son?

En ese caso, se pueden enviar fondos de las economías ricas a las pobres para homogeneizar los entornos económicos. El problema surge cuando, en lugar de hacer esto, el dinero va a parar a algunos bolsillos concretos.

Tras años enviando dinero, nuestra economía (y el resto) siguen siendo muy diferentes una de otras. El euro puede intentar estirarse, pero como todo lo que se estira por encima de su capacidad, puede romperse.

Al fin y al cabo, pocas cosas son elásticas hasta el infinito y, las monedas, no son una excepción.

lunes, 15 de octubre de 2012

Realidad o comedia

Últimamente se habla mucho del independentismo catalán, de referendums soberanistas y separatismos varios. Desde diversos medios informativos se muestran manifestaciones y declaraciones apoyando la escisión de Cataluña en un estado independendiente, sin embargo, ¿todo eso es real?

No dudo que haya un porcentaje de gente que de verdad quiera ser independiente, ¿pero tanta? Cuando hablo con amigos catalanes me dicen que los nacionalistas son una minoría, aunque muy ruidosos. Pero, ¿de verdad le interesaría a Cataluña ser una nación independiente?

Según tengo entendido (que alguien me corrija si me equivoco), el grueso de la facturación de las empresas catalanas proviene de España. Si España y Cataluña se separaran, bien se podría producir un cierre de fronteras que aislara a la segunda del resto de Europa… por supuesto, esto es una mera especulación.

Por otro lado, en un mundo en el que se tiende a unificar territorios,  no tengo claro el resultado de andar escindiendo. Al vez sea muy bueno o muy malo, no lo sé.

Pensando en los pros y los contras, cada vez me da más la sensación de que todo es un montaje. En un país que considera a la clase política el tercer problema, en importancia, para los ciudadanos, parece imperioso la necesidad de distraer la atención hacia otros frentes, sobre todo si, como en el caso de la independencia catalana, se produce la polarización de la sociedad en uno u otro bando.

Ahora, especulo con malicia y me invento, repito INVENTO, esta conversación entre Rajoy y Mas.

-         Mariano, necesitamos dinero. Ya hemos cerrado hospitales y escuelas, y aún así, no podemos mantener los ocho canales autonómicos, las licencias de Champion League y los derechos de al Formula 1… por no hablar de las embajadas autonómicas.
-         Entiendo el problema Arthur y puedo ayudarte a solucionarlo. Yo te daré dinero, pero a cambio, necesito que montes follón. Que la gente deje de hablar en los bares de lo nefastos que somos los políticos y que se entretengan criticandoos a vosotros, los catalanes.
-         ¿Y no será perjudicial polizar así a la sociedad?
-         No hombre, la gente se acaba olvidando de todo… si nos votan una y otra vez aún llevando imputados por corrupción en las listas…

Al final, mi conclusión es: si unos gestores derrochan un dinero que no tienen, ¿por qué si tuvieran más no iban a derrocharlo? Todos conocemos el “si ganara xxx euros más al més ahorraría” y todos sabemos lo que pasa cuando los ganamos.

Cuanto más se tiene, salvo honrosas excepciones, algo más se gasta.

Lo dicho, no tengo claro si los anelos independentistas catalanes son una comedia o una realidad.

Pd: antes de que me tachéis de anticatalanista, a mi me da igual, si se quieren independizar, que lo hagan. Mi máxima es vive y deja vivir...

jueves, 11 de octubre de 2012

¿Donde está el dinero?


Dicen que las crisis son las épocas en las que se producen las mayores transferencias de dinero de unos grupos a otros. Con respecto a esa afirmación, me gustaría matizar algo: las crisis son las épocas en las que culminan las transferencias de dinero de unos grupos sociales a otros. Veamos el proceso utilizando a España a modo de conejillo de Indias o, como dicen los ingleses, “Guinnea Pig”.

Durante los años del boom el dinero fluía como el agua de los ríos. La mayor parte de esta agua seguía el curso del río hasta la desembocadura. Ocasionalmente, en algunos puntos, formaba remolinos y pequeñas lagunas, pero eso eran comportamientos aislados.

Este ejemplo viene a decir que el dinero fluía de abajo a arriba. De los compradores de viviendas a los grandes constructores. Ocasionalmente, algún pasa-pisero se enriquecía, pero eso era algo temporal. Con el resto de los bienes pasaba lo mismo, el dinero de los Ipad’s o los Bmw’s fluía de los pequeños compradores que querían un coche mejor que el de su cuñado (porque a ellos les gustaba conducir y además se lo merecían) a los propietarios y accionistas alemanes.

Durante algún tiempo, este flujo de dinero fue sostenido por un crédito fácil que no habría que empezar a pagar hasta dentro de varios meses y, por tanto, no era importante cuestionarse si se iba a poder pagar. Al menos, hasta haber vuelto de las vacaciones en el caribe que todos nos merecíamos a costa de la tarjeta de crédito.

Sin embargo, nada es para siempre y el crédito se terminó. Todos los jugadores se miraron silenciosos y se dieron cuenta de que ahora tocaba pagar. Lo que se había consumido se había obtenido adelantando consumo, y ahora tocaba compensando infra-consumiendo hasta pagar las deudas contraídas. Pero claro, eso constituía un gran problema.

Resulta que, como en una partida de póquer, al final hay uno que se lo lleva todo. El que se lo lleva todo, puede comer croissant a costa del pan que dejan de comer los que pierden. Sin embargo, el croissant del ganador no compensa al panadero del dinero que deja de ingresar por el pan que no ha vendido a los perdedores.

Actualmente, una pequeña porción de la población concentra (en paraísos fiscales sobre todo) la mayoría de los recursos. Sin embargo, la capacidad de consumo de bienes comunes es más limitada. El rico compra una barra de pan al día, veinte ciudadanos empobrecidos dejan de comprar veinte barras al día. Por mucho que la barra del rico esté hecha con harina refinada de Madagascar y cueste el doble, el panadero no se ve compensado.

Si pensáis que España debe su empleo y riqueza a pymes, os daréis cuenta de porqué la crisis es tan fuerte y nos afecta tanto. Por mucho que el concesionario de Ferrari haya doblado sus ventas, el impacto de éstas en la economía es mucho menor que el de los cientos de pequeños empresarios que cierran cada día.

El dinero está, pero no donde debe.

martes, 9 de octubre de 2012

La hora del despertar


Lo malo que tienen las mentiras es que, como dice el dicho popular, tienen las patas muy cortitas. Después de meses, años incluso, de mentiras y engaños a la población, la verdad termina afluyendo y aplastando a los mentirosos.

El FMI dice que el paro y el PIB seguirán empeorando. Han pasado pues los tiempos en que cada trimestre era el último de crisis, los tiempos en que cada mañana, entendido como día siguiente, se principiaba la recuperación económica.

Lo cierto es que la economía, la real, es una delgada lámina de metal que intenta no romperse y se debate entre el martillo de los impuestos y el yunque de la coyuntura internacional.

Se puede mentir durante mucho tiempo diciendo que el IVA, los aumentos impositivos que empobrecen a familias y empresarios, la subida de los costes (electricidad, carburantes, etc…), la no rebaja de cotizaciones sociales, etc… etc… (dos etc’s porque hay mucho que nombrar) no van a perjudicar la economía, pero al final, la realidad termina aflorando.

Tal vez, como decía Goebbles, una mentira repetida 1.000 veces puede ser tomada como verdad, pero eso no quiere decir que lo sea. La economía se erosiona, sangra, y tarde o temprano, muere. Nada puede aguantar una erosión tan continuada con el único fin de mantener una casta parasitaria compuesta por lo peor de la sociedad.

Si queréis saber cuándo os dicen la verdad, preguntad al dinero. El dinero es, por definición, un ente miedoso. Huye cuando se asusta y se queda y procrea cuando se le mima. El dinero no para de escapar de un país que, por mucho que los medios afines al régimen lo nieguen, está sentenciado desde hace mucho.

Y ojo, porque esta sentencia va para largo. Se estima que la población española descenderá en un millón de personas durante los próximos años… y os aseguro que no será la inmigración descontrolada la que se irá. La mayoría de los 7 millones de inmigrantes que entraron cuando “España iba bien”, aún estando en paro, están mejor aquí que en cualquiera de sus países.

Lo que abandona España es lo mejor que tenemos, lo que puede permitirse ser valorado fuera de nuestras fronteras como no es valorado aquí. Sangramos dinero y sangramos talento.

Se que puedo parecer pesimista para algunos y derrotista para otros. Nada más lejos. Sin embargo cada día tengo más claro que con el paso del tiempo la situación empeora exponencialmente y el coste de no hacer nada es altísimo. Cada día estoy más convencido de que lo peor está por llegar.

Europa exige a España que cumpla sus compromisos estrictamente, eso significa que la piara política, esos híbridos entre cerdos y sanguijuelas, se verá abocada a asfixiar aún más a la gente para mantener sus privilegios hasta el final.

Sinceramente, cada vez me preocupa más que la única salida que nos dejen sea una no pacífica.

Ojalá me equivoque, ojalá me despierte y todo esto sea una mera pesadilla.

lunes, 8 de octubre de 2012

El truco del plan Pive


Si fuéramos nuevos en esto, nos parecería que el nuevo plan de ayudas para comprar vehículos ecológicos es algo bueno, sin embargo, como la mayoría somos perros viejos, nos hemos acostumbrado a buscarle las vueltas a casi todo lo que parte de la piara política. Dejadme que os cuente una historia.

Don Incisivo Encía, dentista oficial del pueblo de Villanuevadelpiñosano fue a ver a su primo, director del único colegio del pueblo. En la reunión le expuso su preocupación ante la alarmante buena salud dental de los zagales de la villa.

Como por la familia se hace lo que haga falta, el director del colegio ideó un plan para ayudar a su primo. Durante todo el curso suministró piruletas a los niños, para hacerlo, hubo de subir la mensualidad que pagaban los padres. Un año después, el dentista local nadaba en la abundancia y, curiosamente, el director del colegio estrenó coche nuevo.

¿Os parece exagerado?

El Plan Pive ofrece una ayuda de 2.000 euros para comprar coches eficientes y ecológicos. Huelga decir que dicha ayuda la pagamos entre todos. Con esta iniciativa, el gobierno, espera animar el sector automovilístico.

¿Dónde está la trampa?

Pues la trampa está en que el dinero que os descuenten este año, los 2.000 euros, contará el año que viene como una aportación extra de dinero que habéis recibido, de modo que vendrá reflejada en la declaración de la renta y  tendréis que pagar impuestos por ella.

Vamos que resulta más que previsible que el que se beneficie de esta ayuda, el año que viene tenga que pagar 400 euros más en la declaración del IRPF.

Esto está muy bien, yo que soy un político le hago un favor a un amiguete del lobby automovilístico con el dinero de todos. Así hasta el que no quiera comprarse un coche nuevo acabará pagando el de los demás. Además, me sale rentable pues pocas cosas generan tanto dinero en impuestos como un coche: impuesto de matriculación, de circulación, iva, seguros, impuestos especiales en las gasolinas, etc…

Al final, esto es algo que beneficia a todo el mundo… bueno, a los ciudadanos no, pero, al fin y al cabo, esos no importan… no es año electoral, ¿verdad?

viernes, 5 de octubre de 2012

El grito en el cielo


Muchos son los que han puesto el grito en el cielo ante las declaraciones del aspirante a ocupar la Casa Blanca, Mitt Romney. Este especimen norteamericano, pulido hasta en su forma de respirar por cientos de asesores, declaraba en un debate con Obama que “no quería que Estados Unidos fuera como España, un país que gastaba el 42% de su riqueza en sostener la administración”.

Sorprendentemente, desde un buen número de medios se ha condenado estas declaraciones y un servidor vuestro no puede entender por qué. No me extraña que Mitt no quiera que su país se parezca a España, lo raro es que España se quiera parecer a España.

De hecho, estoy convencido de que mucha gente, yo entre ellos, piensa como él. Creo que tan solo una pequeña fracción de España quiere parecerse a España, los que chupan de ese 42% de riqueza que genera la otra mayoría de España, los mismos que quieren que España deje de parecerse a España.

Por supuesto, esto es algo que no oiremos. Los medios son lo que son, voceros subvencionados de un gobierno que aunque cambie del rojo al azul, convierte a los ciudadanos en daltónicos pues, al final, el color que se percibe es el mismo: el gris.

Un gobierno gris para una situación que pinta muy negra. A pesar de la invasión masiva de aquellos que venían a pagarnos las pensiones, hoy por hoy, cada dos trabajadores sustentan a un jubilado, a 0’3 parados, a 0’23 trabajadores públicos, etc… y todo esto sin contar los miles de euros que debe cada españolito por obray gracia de los sucesivos gobiernos patrios…

Ahora, a esta lista se suma el tremendo marrón, por seguir con los colores, que supone el banco malo. Un ente que servirá para sanear el frenesí inmobiliario de la banca a costa de los ciudadanos.

Vamos, que estoy verde de envidia por la cantidad de países que no se parecen a España…

jueves, 4 de octubre de 2012

Y después de rescatarnos, ¿qué?


Mucho se habla de la posibilidad de que España sea rescatada. Como bien sabéis, para mi es un hecho desde hace años. Sin embargo, el rescate no es la panacea ni el “bálsamo de Fierabrás” que todo lo cura. Que nadie se engañe, el rescate es otro balón de oxígeno y nada más.

La cosa va más o menos así: el país pide prestado y convierte deuda privada en pública. Para pagar la deuda pública sube los impuetos y elimina servicios mientras que eso le sirve de algo. Cuando ya ha desangrado a sus ciudadanos todo lo posible y ha quitado todo lo que no es imprescindible (para la piara política, a los ciudadanos que les den), entonces llega el rescate.

Pero ojo, que el rescate es para el país y los bancos acreedores, no para los ciudadanos. Los ciudadanos del país rescatado seguirán igual o peor de lo que estaban pues además de tener que pagar toooda la deuda que ya tenían que pagar, ahora hay que sumar el importe del rescate.

De forma que el BCE da a España el dinero del rescate y España se lo da a los tenedores de deuda para que estos, a su vez, no pierdan la confianza en el país y sigan comprando deuda pública para que el estado se financie. El tiempo pasa y el dinero del rescate se agota mientras que el monto total de deuda pública sigue creciendo.

Al final, se trata de un esqueña de Ponzi de deuda. Los últimos que llegan pagan el principal y los intereses de los primeros. El BCE da dinero para pagar la deuda de los primeros inversores que compraron la deuda pública que a su vez sirvió para rescatar a las cajas de ahorros y gobiernos autonómicos varios.

Todo esto acaba en una espiral de endeudamiento y rescates de los rescates que a los ciudadanos nos venden que es por nuestro bien, pero en realidad es para seguir pagando desmanes. La espiral crece y crece hasta que, al final, no queda otra opción que hacer una quita de deuda. Entonces se reinicia el contador y se empieza la espiral de endeudamiento desde cero.

Eso sí, el reset del contador no es gratis. El coste asociado consiste en derruir un poquito más el estado del bienestar para hacer creer a los acreedores que se podrá pagar.

Lo único positivo es que tal vez, y sólo tal vez, los rescatadores saneen el país de escoria política ya que los ciudadanos no hemos sido capaces.

Ciertamente, España no es Grecia, somos más grandes y estamos en peor situación. Tampoco es Uganda, ellos no tienen los problemas que tenemos nosotros.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Unos presupuestos sangrientos

¿Qué tienen en común un cuchillo que no corta, un vaso agujereado y una silla con una pata rota? Muy fácil, que no sirven para lo que deberían servir, a decir verdad, sólo tienen dos utilidades: reirse de quien los usa y hacer ganar dinero al que los vende mintiendo sobre su buen estado.

Con los presupuestos generales del estado presentados ocurre lo mismo.

Desde mi punto de vista, el estado ha de ser un ente regulador, que provea servicios públicos allí donde no se puedan o no convenga que los provea el sector privado y que, además, siente las bases jurídicas y de seguridad para que el dinero se invierta y se pueda generar crecimiento.

Ojo, no digo que el estado tenga que generar crecimiento, para eso ya está el sector privado si se proveen las condiciones necesarias para que esto suceda. Vamos que el estado tienen que proporcionar el suelo a buen precio para que el agricultor siembre. Por las múltiples experiencias del comunismo ya sabemos lo que pasa cuando es el estado el que siembra...

Cuando veo los presupuestos me doy cuenta de dos cosas: la primera, que el gobierno está más preocupado por las elecciones autonómicas que por la suerte de España. La segunda, que la brecha entre la recua política y la ciudadanía, en cuanto a intereses se refiere, sigue agrandándose.

Los presupuestos que se han presentado son los que contienen menos carga fiscal desde 1994. Al parecer, el grueso de la fiscalidad llegará en un decreto ley después de las elecciones. Ya esto es signo de qué le preocupa realmente a esta piara: conservar el sillón.

Tampoco resulta prometedor lo que se insinúa sobre el decreto ley. Varias medidas que parecen especialmente dirigidas a hundir el país y a las familias para que ellos puedan seguir con sus tejemanejes hasta el último segundo.

Entre estas fabulosas medidas se encuenta la posibilidad de que el ayuntamiento bonifique el IBI a quien quiera hasta en un 95%. En un país en el que la corrupción ha escalado a puestos astronómicos, la posibilidad de que los alcaldes puedan bonificar el IBI a amiguetes y compañeros de partido es algo más que tangible. Claro, como no hace falta dinero.

Además, no van a actualizar los mínimos de tributación. Estos mínimos calculan lo que necesita una persona o familia para vivir y permiten que esa cantidad base no tribute (por eso lo que ganan menos de X no tienen que hacer la declaración de la renta). Al no actualizar esos mínimos con el IRPF lo que están haciendo es suponer que cuesta lo mismo vivir que el año pasado... sin embargo, todos sabemos que no es así. Las cosas han subido... y mucho.

Al final, después de leer estas otras, se queda en la boca un sabor amargo, la sensación de que las cosas sólo pueden cambiar a peor y la frustración que proporciona saber que esto va para largo.

Se trata de unos presupuestos sangrientos preparados por sanguijuelas dispuestas a matar a su portador para seguir succionando su sangre un día más.

martes, 2 de octubre de 2012

Entrevista a Jesus Arroyo en la Nación

En primer lugar, pediros perdón por no haber publicado hoy. Aún estoy aterrizando y ni he acabado de hacer las maletas.

En lugar del artículo que quería sacar y que saldrá mañana, os ofrezco una entrevista a Jesus Arroyo, escritor de Diario de la quiebra al que yo mismo entreviste para Actibva hace tiempo.

Espero que la disfrutéis

Pd: en cuanto pueda respondo mails y comentarios

lunes, 1 de octubre de 2012

Back in town

Todo llega a su fin, después de las vacaciones me encuentro de nuevo asomado a la ventana al mundo que es este blog para retormar las viejas costumbres.

Para mi se inicia un nuevo curso en la UNED y para la piara política, un nuevo curso de mentirología y corrupción aplicada.

Normalmente, durante las vacaciones hago todo lo posible por abstraerme del mundo, no leo peoriódicos, no veo las noticias, etc... sin embargo, este año ha sido imposible esconderme de la forma acostumbrada. Aún con los métodos de incomunicación acostumbrados, la actualidad económica me ha dado caza.

Aún estoy poniéndome al día, he echado un vistazo superficial a los Presupuestos Generales del Estado y, muy por encima debe haber pasado mi ojo que no ha visto recortes significativos. Eso sí, aumentos de ingresos, teóricos claro, todos lo que queráis. Parece que la recua que nos gobierna sigue si conocer la curva de Laffer.

En fin, que me he ido y la sensación que tengo al volver es la misma que cuando se para una película usando la tecla "pause". Luego uno vuelve del servicio, pulsa play, y sigue viéndola por el mismo sitio que la dejó. Todo sigue igual... no, corrijo, peor. Porque seguimos perdiendo tiempo y sangrando dinero.

Lo único más llamativo ha sido la subida de la bolsa, la verdad, a falta de mirar gráficos, no creo que la subida esté justificada más allá de la mera especulación estival. Pienso que en breve debería darse la vuelta.

Solo me resta desear equivocarme, una vez más, y daros la bienvenida al curso 2012 - 2013 de sihaycrisis.
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