- Tal vez si juntásemos a todos los afectados en un mismo edificio – dijo el primero.
- O si dejásemos de echar nuestros desperdicios por la ventana a la calle – dijo el segundo.
- Quizás podríamos dejar de comer ratas – dijo el tercero.
- También podríamos hervir el agua antes de beberla – concluyó el cuarto.
Como suele ocurrir con las grandes catástrofes, no suele haber un solo motivo que las provoque sino que hay varias causas en su origen y un desencadenante final que, a menudo, se tiene por la causa principal de forma errónea.
Eso mismo sucede en las bolsas.
Las bolsas bajan porque no pueden subir. El modelo de crecimiento basado en que somos consumidores y no personas se ha agotado y, por tanto, es lógico que las bolsas así lo reflejen.
Cuando se fundaron, las bosas eran lugares donde se podía invertir en empresas para particiar en su capital y objetivos. Con el tiempo, han ido degenerando progresivamente hasta convertirse en feroces casinos con frecuencia manipulados.
Para evitar las caídas, el gobierno ha prohibido el abrir posiciones cortas hasta el 23 de octubre. Una posición corta no es sino pedir prestadas unas acciones, venderlas y esperar a que bajen de precio para volver a comprarlas, devolvérselas a su dueño y embolsarse la diferencia.
Como os decía, las bolsas caen porque reflejan (por un lado, por otra son mera ilusión) el estado de las empresas que cotizan en ellas. Por ese motivo, el lógico que suba Día (la gente tiene que comer aún en crisis y cuanta más crisis haya, más gente comería de Día y menos del Corte Inglés) y, sin embargo caiga el sector bancario como prueba de lo bien que lo han estado haciendo durante años.
Las bolsas no caen porque los malvados especuladores abran cortos, caen porque la economía mundial se va al garete sin remisión, porque los parches que se ponen son pan para hoy (y para unos pocos colos) y hambre para mañana para la inmensa mayoría.
¿Cuántos billetes de avión venderá Iberia cuando todo el mundo sea parado o mil-eurista?
Pues eso… se pueden prohibir las posiciones cortas, pero no se pueden prohibir el miedo ni la desconfianza (sobradamente justificada viendo lo que hay y lo que aún falta por salir de nuestra economía patria) .
De la economía española salen los euros con la celeridad que sólo el miedo provoca en el dinero, ni siquiera la avaricia es tan poderosa. ¿Por qué iba a ser diferente la bolsa?