Si yo quisiera hundir un país

Si yo quisiera hundir un país, tendría que hundir su economía y su sociedad, probablemente, estropeando lo primero, conseguiría hundir lo segundo. No en vano, “cuando el hambre entra por la puerta, el amor sale por la ventana”.
 
En primer lugar, encarecería los costes de producción. Subiría los precios de la electricidad, el agua y el gas para conseguir que los productos que el país fabricara, fueran cada vez menos competitivos.
 
Como los costes de producción serían más caros, las empresas tendrían que reducir costes por la vía de los salarios y los despidos. Así sus habitantes perderían capacidad de compra y la bola de nieve se iría haciendo progresivamente mayor. También privatizaría beneficios y socializaría pérdidas.
 
En segundo lugar, procuraría que sus legisladores fueran lo más incompetentes y corruptos posibles, de este modo, no se preocuparían por sus ciudadanos ni contravendrían mis intereses.
 
Instaría a los políticos de que crearan organismos, fundaciones, empresas públicas, entidades, laboratorios de ideas, comisiones, asociaciones, etc… para colocar a sus familiares y amigos, convenciéndoles de que por colocar a diez o veinte no pasa nada pues el dinero público no es de nadie.
 
En tercer lugar, subiría el coste de la vida todo lo posible, de este modo, tendría a los ciudadanos tan ocupados pensando cómo llegar a final de mes, que no tuvieran tiempo de plantearse cual es la raíz de sus problemas. Además, para cuando se den cuenta de la realidad, probablemente estarán demasiado débiles como para hacer algo.
 
Por si acaso hay alguno que piensa, procuraría inventarme un enemigo al que echarle las culpas. Bien al partido de la oposición, bien a algún colectivo (inmigrantes, funcionarios, etc…) o bien a ellos mismos (habéis vivido por encima de vuestras posibilidades)… con que unos cuantos lo hayan hecho, ya procuraré yo culparlos a todos.
 
Además, procuparía separar a la sociedad en bandos. Mientras se peleen entre ellos, no se pondrán de acuerdo para buscar la fuente de los problemas. Les convertiría en hooligans de los partidos políticos, votantes que votan sin plantearse lo que el partido al que votan piensa hacer.
 
Cada cierto tiempo, amenazaría con quitarles algo que quieran, de modo que si luego no se lo quito, parezca que les he dado algo. Les impondría penosas tareas e impuestos por el bien común, con la promesa de que yo también haré un esfuerzo que nunca llegará de verdad. Eso sí, se lo impondría poquito a poquito para que se resignaran, si se lo quito (o pongo) todo de golpe, tal vez se rebelen.
 
Por supuesto, mientras hago todo esto, intentaría que la gente no se diese cuenta de lo que está pasando. Le daría cientos de canales de televisión, competiciones deportivas, programas de prensa rosa a casi cualquier horario, lo que fuera necesario para evitar que se preocupasen de averiguar lo que está pasando.
 
Así es como yo hundiría un país.
 
Así es como crearía una sociedad neofeudal