Andrea es una chica concienciada con el mundo que le rodea. Es ecologista, deportista y vegetariana, de modo que siempre que puede usa la bicicleta para desplazarse y, según ella, nunca nunca come carne.
Andrea conoció a un chico que le pareció majo, Luis, con el que comparte la mayoría de aficiones, no así su vegetarianismo profundo.
Luis, que sabía lo concienciada que era Andrea, la invitó a cenar a un restaurante de comida ecológica. Antes de pedir su cena, le preguntó:
- ¿Te importa que pida carne?
- No, claro que no - respondió Andrea - pero no deberías pedir patatas porque engordan...
- Entonces - sonrió - un chuletón de buey para mi, sin guarnición por favor.
El ambiente era distendido y relajado, todo parecía indicar que la cena sería un éxito. Hasta que trajeron la comida.
Sin darle tiempo a reaccionar, Andrea pinchó el chuletón de Luis en cuanto el plato se posó en la mesa. Desconcertado, el pobre chico asistió al festín de su invitada en silencio. Ese fue el fin de la cena, de la cita y de lo que pudiera venir.
Cuando Andrea llamó a Luis al día siguiente para pedir explicaciones, éste le contestó:
"Mira, lo que me molesta no es que no seas vegetariana, sino que no seas sincera. Si querías carne, haberla pedido. Ni siquiera pude pedir patatas, porque engordaban, pero después, te comes tu pan y el mío. Sabes, eso no es coherencia."
El gobierno
nos sube el IRPF. Nos vuelven a vender que la medida está enfocada a las rentas altas, pero es mentira. La medida afectará, sobre todo, a la clase media. Como ya hemos comentado otras veces, los "pobres" no tienen dinero para pagar y
los ricos tienen demasiado para que les coja Hacienda (esa que dicen que somos todos).
La mayor parte de los contribuyentes están en la franja de rentas que oscilan entre los 16.000 y 50.000 euros al año. Además, los ricos no suelen obtener rentas derivadas del trabajo sino del capital(inversiones), de modo que subir los impuestos a la renta no les afecta.
Lo peor, para mi, no es esto. Sino que mientras a nosotros nos ponen a una dieta forzosa, el estado y las autonomías siguen sin adelgazar. Abusos por todos lados, ladrones plagando los cargos de responsabilidad y miles de empresas públicas usadas para tapar el déficit... pero esta es otra historia... concretamente, la de mañana.
Fuente: eleconomista.es