martes, 30 de abril de 2013

No es tan difícil señor ministro



La economía no es tan difícil, ante la duda, una buena parte de esta disciplina consiste en tomar los datos para una familia, empresa, entidad, etc… y agregarlos.

Tomemos una familia como ejemplo. En casa entra un dinero X (descontado impuestos directos como IRPF). Ese dinero X puede dividirse en dos partidas: consumo de subsistencia y resto. Dentro del consumo de subsistencia podríamos englobar el alquiler o la hipoteca, la comida y los gastos más básicos: luz y agua (y la calefacción en Siberia).

El resto de la renta lo podríamos denominar excedente mensual. Ese excedente mensual puede emplearse de varias formas: ir al cine, comprar un coche, beber Vega Sicilia en lugar de Don Simón, ahorrar para las vacaciones, etc… Este excedente también puede ahorrarse, se deja guardadito en el banco y éste lo utiliza para préstamos.

En una situación de crisis, el equilibrio se altera.

La renta de subsistencia se reduce, en el sentido de que el monto global que se gasta se intenta minorar. Se compra cola-paquito en lugar de marcas más famosas (eso si se compra cola-paquito), se está atento a no dejar las luces encendidas, y se pasa uno a las marcas blancas en la medida de lo posible. Se mueve menos el coche, etc…

El excedente también altera su destino. En una crisis como esta, es frecuente que se piense uno si es mejor ir de vacaciones al pueblo en lugar de al Caribe. También puede darse el caso de que miembros de la familia que ya se habían independizado vuelvan a casa (aumentando el monto del consumo de subsistencia y reduciendo el excedente), etc…

Y si además los políticos son voraces e inoperantes…

Suben los impuestos directos, de modo que la renta disponible (consumo de subsistencia + excedente) es menor desde el principio. Las familias de clase media (los pobres no tienen para pagar y a los ricos no hay forma de engancharlos) contraen más el gasto aún por una cosita llamada expectativas no en vano, uno no se compra un coche pensando en cuanto gana, sino en cuánto ganara los próximos tres años.

Por tanto, señor ministro, es lógico que una subida tan brutal de impuestos no produzca los efectos deseados (aumento de recaudación), máxime cuando la gente está convencida de que, con los políticos que tenemos, todo irá a peor y de que, puestos a que se gasten el dinero en lo que se lo gastan, mejor que no lo recauden (aumentando la economía sumergida).

No es tan difícil señor ministro, otra cosa muy diferente, es que les importe un pepino.

Pd: primer presupuesto de Montoro 199.000 millones de euros en gasto público. Último presupuesto de Montoro, 217.000 millones de euros en gasto público. Sé donde está nuestro esfuerzo, ¿y el suyo?

lunes, 29 de abril de 2013

Medidas de supervivencia



No puedo decir que la nueva batería de medidas anunciada el viernes por el des-gobierno me sorprenda, como sabréis quienes leísteis el artículo del viernes.

Se trata de medidas encaminadas a mantener la supervivencia de un modelo de administración elefantiásico que soportamos los españoles desde hace años. Afortunadamente, como decía Rajoy, no hubo subidas de impuestos. Tan sólo la prórroga del atraco del IRPF así como una subida de los impuestos del tabaco y del alcohol. También se van a instaurar tasas medioambientales y tal y cual.

Pero eso sí, no se han creado impuestos nuevos…aún.

Fue divertido el teatrillo de marionetas escenificado el viernes, una representación digna de un sainete en el que la cara de los ministros (con minúsculas) que flanqueaban a la vice era un poema, ni ellos se estaban creyendo el cuento que nos contaban... y cuando un escritor no se cree su propia novela, mal vamos...

Disfrute especialmente con las reacciones que se produjeron en el exterior a las medidas, y es que, cuando un vampiro te dice que estás chupando demasiado y vas a matar a tu víctima, deberías darte cuenta de que vas por el camino equivocado. Sin embargo, el bobierno, con la estupidez por bandera, sigue intentando ganar un día más de vida a costa de los de siempre.

viernes, 26 de abril de 2013

Un error de concepto


En unas horas el gobierno nos hará saber las medidas que piensan tomar encaminadas a favorecer la creación de empleo, el crecimiento, la libertad de mercado, la estabilidad, etc…, etc…

Nos volverán a decir que están preocupados por una situación que no les afectará hasta dentro de un par de años que vuelvan a pedir nuestra ratificación para seguir robándonos y dirigiendo nuestra vida.

Intentarán vendernos, de nuevo, que el crecimiento, la libertad de mercado, etc…pueden imponerse por ley sin darse cuenta, cayendo en un intencionado error de concepto, y gracias a su infinita estulticia, que lo único que puede salvar a este país es todo lo contrario, facilitando las cosas a quien quiere trabajar y emprender.

Entre legislaciones europeas, estatales y autonómicas tenemos más de 200.000 leyes, somos el país con más leyes de Europa, probablemente del mundo. Leyes y contraleyes que permiten salvar siempre al corrupto y condenar siempre al indefenso, leyes que premian la estupidez con cargos políticos y castigan el trabajo honrado ahogándolo en impuestos.

Trabas y más trabas a los emprendedores y científicos cuya única salida acaba siendo coger un avión y abandonar el país con una lágrima en su maleta y una esperanza doblada en su pasaporte.

No me hace falta conocer lo que el gobierno nos va a contar, sea como fuere, será otro peso más a la espalda de los de siempre que han de verse obligados a soportar lo suyo y lo de lo otros en una economía dirigida encaminada a mantener en sus poltronas a los mismos de siempre a costa del trabajo de los ciudadanos, en un intento de tapar la inoperancia con montañas de dinero y que sólo debe acabar cuando el parásito se de cuenta de que ha acabado con el huésped que le permitía vivir y, con ello, se ha sentenciado.

Sí, estoy cansado, harto del gobierno de los mediocres que todo lo arregla a golpe de impuesto y que adelgaza músculo dejando colgar la grasa.

Y ahora, con el desahogo que me proporciona este atril desde el que os hablo, con es estómago vacío, puedo intentar digerir la nueva tanda de medidas “encaminadas a mejorar mi vida”.

Díganme, señores políticos…

jueves, 25 de abril de 2013

Una medalla que todos quieren ponerse


La prima de riesgo baja, si preguntáis a cualquier político os dirá que el mérito es suyo y de su partido. El PP os dirá que los ajustes funcionan y España gana credibilidad. El PSOE os dirá que el mundo cree en un futuro socialista, Convergencia os dirá que Europa confía en España porque Cataluña es “llibre” y el PNV os hablará del RH negativo de la prima de riesgo.

Lo siento pero todo es mentira.

La prima baja porque la resta entre la rentabilidad del bono español y el alemán disminuye, en parte porque el interés del bono alemán sube.

La prima baja porque los japoneses están imprimiendo yenes como si no hubiera un mañana y los ahorradores nipones, cuyos bonos ofrecen un 0’40% de interés están comprando deuda de los PIGS como locos.

Cuanta más deuda se compra, más suben los precios (oferta y demanda) y, en lo que a los bonos se refiere, cuanto mayores son los precios por el aumento de la demanda, menos interés hay que dar para colocarlos.

Es lógico, si nadie quiere meter dinero en el banco, te dan más interés si lo haces mientras que, si todos lo metemos, el banco apenas te da interés por tus ahorros porque no hace falta.

Lo cierto es que la prima no baja porque nuestra situación sea mejor, ni porque seamos más creíbles, no permitáis que nadie se coloque esa medalla porque es falso.

Todo lo contrario, vamos a peor porque seguimos sin hacer lo que hace falta.

Y lo que es de traca, es que los políticos se feliciten no porque ya no tenemos que endeudarnos (emitir deuda) para sostener el andamiaje carcomido de un estado obsoleto e hipertrofiado, sino porque nos “financiamos más barato”.

Pd: según la EPA que acaba de salir estamos en un 27% de desempleo. Ahora que nos digan que como el paro sube menos, estamos mejor. Que se lo digan a los más de 6 millones de parados a ver que dicen. Seguro que así nos es fácil pagar la burrada de deuda que tenemos y que estamos vendiendo.

miércoles, 24 de abril de 2013

La zona de confort


En economía existen términos para cuantificarlo casi todo. Uno de esos términos es el “salario de reserva” que no es sino el salario mínimo que se acepta para abandonar el desempleo y empezar a trabajar.

Si a un desempleado que cobra 800 euros de subsidio por desempleo le ofreces 750 como sueldo neto en un trabajo a jornada completa, lo más probable es que no lo acepte, incluso puede que te conteste “yo por menos de 1.000 euros netos al mes no trabajo”. En ese caso, los 1000 euros al mes constituyen el salario de reserva.

Ahora, os propongo acuñar otro término, la zona de confort. La zona de confort sería algo así como el salario combinado de economía sumergida y subsidios (desempleo, ayudas sociales, etc…) o pensión que hace que una persona siga tranquila y no se plantee ir al chino más cercano a comprar antorchas (seguro que tienen detrás de los bolsos de Harmani).

Una persona que obtenga 700 euros de pensión o subsidio de desempleo y que con los 300 que se saca haciendo chapuzas puede ir tirando, a lo mejor, si le reducen el monto de su prestación, se enfada… la gente es muy rara y tiene la manía de comer.

Ayer cuando iba a casa oí a dos niñas de unos 7 años hablando, una le decía a la otra “que suerte vas a cenar pizza” y la otra contestaba “es que mi papá es rico”. Se trataba de un barrio obrero y os aseguro que el papá de la niña, que la llevaba de la mano, no tenía pinta de rico ni mucho menos… de hecho lucía unos pantalones que bien podían tener edad para hacer la comunión.

Actualmente, el gobierno se plantea reformar (recortar) pensiones y subsidio por desempleo para hacerlos sostenibles (dependientes del político de turno). Para no variar la tradición, los políticos van a seguir acosando a los débiles para no tocar ni un pelo sus enormes privilegios feudales.

Se que se dice que un desempleado no trabaja porque cobra el paro, se cuestiona si acortando el paro, se reduciría la tasa de desempleo. No sé que deciros, al igual que no me parece bien pagar de mi bolsillo una sanidad universal, no me importa contribuir, si es que lo hago, al desempleo, más que nada porque es algo que el parado ha pagado con creces con sus impuestos y contribuciones.

Sigo pensando que cualquier día es bueno para que a la gente se le hinchen las narices y se líe una buena. El pueblo español soportó años de ocupación francesa a principios del siglo XIX, sin embargo, bastó ver a unos niños llorosos salir de la capital para que se encendiera una chispa que acabó con los franceses de vuelta en su casa.

Hasta ahora los subsidios sociales y la economía sumergida han mantenido a la gente tranquilita, si se alteran estos parámetros, ¿se alterará la zona de confort?

Pd: señor Rajoy si no le gusta tomar ciertas medidas, tenga decencia (sé que es pedir mucho) y dimita con la cabeza bien alta.

martes, 23 de abril de 2013

Austericidio


En macroeconomía existen unos mecanismos de traslación por los que, cuando se toca una variable o componente de un sistema (tipo de interés, cotizaciones sociales, etc…) eso hace que su efecto se sienta en diversos aspectos del modelo.

Ahora los gerifaltes del mundo (UE, FMI) y varios premios noveles afirman que la austeridad no funciona y que esto debe cambiarse. Resulta curioso que a estas alturas de la película vengan a contarnos el argumento a los actores.

El mecanismo de la austeridad es muy simple. Una familia cuyo cabecilla ve recortado su sueldo reduce su consumo. En lugar de la pescadería, la frutería, la carnicería y el taller del barrio, compran todo en un supermercado de esos ultrabaratos y arreglan lo que pueden del coche ellos mismos. Merced a esto, estos negocios cierran y se inicia un proceso en cadena que va devorando a las pymes, que crean el 80% del empleo en este país.

La austeridad no sirve para crecer, tal y como nos han vendido. La austeridad sirve para pagar a los que se les debe dinero, pero tiene el efecto colateral de que perjudica a la economía.

Es como si un agricultor te debe diez manzanas y, para cobrarte, cada vez que su manzano produce un fruto se lo quitas inmediatamente. Al final, si resulta que estas manzanas son el único sustento del agricultor, antes de que cobres la totalidad de la deuda le habrás matado de hambre y te quedarás sin cobrar.

Para lo que sí sirve la austeridad es para conseguir grandes despidos y que, gracias a la oferta y la demanda, bajen los sueldos de los trabajadores, de este modo, lo que antes no se hacía por 10, ahora se hace por 5 y agradecido. Pero claro, eso son teorías conspiranoicas…

Lo peor no es la austeridad en sí, sino la austeridad mal entendida. Porque, como siempre, hay austeridad buena (adelgazar los hiper dimensionados estados con sus agencias de contratación que son los partidos políticos) y austeridad mala (sanidad, educación, etc…). Pero claro, cuando el que decide elige, no se recorta así mismo sino a los demás.

Y no sólo eso, sino que, además, como ha recortado a los demás, piensa que puede permitirse algún lujo extra. Es como quien estando a régimen pierde un kilo y, para festejarlo, se da una gran cena. Si no, que alguien me explique cómo es posible que con la brutal subida de impuestos que venimos soportando y con el enorme recorte de gasto en cosas que afectan a los ciudadanos única y exclusivamente, siga haciendo falta pedir 100.000 millones de euros al exterior en forma de deuda pública y, por si eso fuera poco, tengamos el déficit más alto de la Unión Europea.

Lo raro, no es que haya escraches, lo raro, rarísimo es que el país no esté en llamas… aún.

lunes, 22 de abril de 2013

Crecimiento, no burbujas por doquier


Resulta curioso que, a pesar de lo que nos intentan vender por todos los medios, mire a donde mire no veo el cacareado crecimiento sino más bien, una sucesión de burbujas.

En Estados Unidos, que se supone que está saliendo de la crisis, no hay sino una gran burbuja de liquidez provocada por la Reserva Federal. Esta burbuja hincha la bolsa y provoca otra, o tal vez la misma, burbuja de valores. ¿Pero qué pasará cuando explote?

Si miramos a China, tres cuartos de lo mismo. China vende porque otros compran, pero si nadie compra, China no vende. Y que nadie piense que todo es de color de rosa en el “tigre asiático”, ni mucho menos. El “paraíso del comunismo” capitalista tiene problemas y graves. Sus ayuntamientos están endeudados y pagan esa deuda con deuda. Las cifras que muestra al mundo, crecimiento, pib, etc… son cada vez menos creídas por el resto… por no hablar de la mega-burbuja inmobiliaria que ha hecho construir ciudades enteras desiertas al más puro estilo pocero.

Los ¿BRICS? (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) son burbujas de por sí, el dinero de occidente ha huido ahí buscando la rentabilidad que ya no obtenían aquí generando varias burbujas localizadas a la espera de conseguir rentabilidad. Pero claro, el último se comerá el derrumbe…

Vamos que lo que se vende como un crecimiento sostenido y una salida de la crisis, es una patada adelante y un problemón para mañana.

De Europa mejor ni hablo. O sí, porque alguien tendrá que decir que los países del norte castigan (con razón) a los del sur, pero los castigan por hacer algo a lo que ellos los instaron. Que nadie se engañe, a Alemania le vino muy bien la burbuja inmobiliaria española, por mucho que ahora nos riña por ello.

El mundo entero va cuesta abajo y sin frenos. La única duda que surge es quién se pegará el tortazo primero y quién después. Sin más.

viernes, 19 de abril de 2013

Brother, can you spare a dime?

Un dime era una moneda de plata cuyo valor era de diez centavos de dólar a principios del siglo pasado. La frase que hoy da título al artículo se popularizó durante la Gran Depresión que siguió a la crisis de 1929 y no significa, ni más ni menos, que la solicitud de compartir la moneda con el solicitante.

Aunque en nuestro país, tan desarrollado como el que más, siempre ha habido una tasa de pobreza del 20%, aún en tiempos del boom, es ahora cuando, al menos para mí, se está haciendo más visible.

De un tiempo a esta parte, en el transcurso de mis idas y venidas al trabajo, he observado que la pobreza se está haciendo más visible.

Desde hace dos o tres años no hay un supermercado o centro comercial que no tenga en su puerta a un subsahariano con un ejemplar de “La farola” en la mano. Curiosamente, la farola hace años que no se imprime. Se rumorea que alguien compró las últimas tiradas y las ha repartido (o vendido) a ciertas redes de mendicidad.

Otra modalidad consiste en quien cuando te ve salir con un carrito de la compra se acerca esperanzado y paciente para que, cuando acabes de meter la compra en el coche, le dejes devolver el carrito y quedarse con la moneda inserta en él.

También están los que rebuscan en los contenedores, que antes se amparaban en la noche y, ahora, pueden encontrarse a cualquier hora del día, armados con un bastón y revolviendo para encontrar vaya ud a saber qué.

Los últimos en aparecer son los que te paran en la calle y, o bien te piden directamente una moneda o bien te cuentan una historia plagada de detalles acerca de una cartera perdida u olvidada en el autobús y la necesidad de unas monedas para volver a casa.

Finalmente, están los olvidados, los invisibles, los que ya ni piden. Tal vez porque se han resignado a que les de la espalda una sociedad que les ha masticado y escupido porque ya no los necesita.

Todo esto es lo que veo cada día cuando voy y vuelvo del trabajo. Y es jodido, porque cuesta no dar una moneda, pero sabes que no puedes darlas todas. Y es pero cuando sabes, positivamente, que esto no ha hecho más que empezar.

jueves, 18 de abril de 2013

No es deuda, es una lápida

La deuda de las administraciones públicas alcanza ya el 87% del PIB. Dicho así, el hombre (o la mujer, que hay que ser paritarios) de a pie pensará: “ah, pues vale”, pero si en lugar de explicarlo de esta forma tan pulcra lo digo de forma más mundana, igual se echan las manos a la cabeza.

Y es que después de sangrarnos a impuestos, porque no hay otra forma de decir, las administraciones públicas deben más de 850.000.000.000 euros, es decir, 141.428.100.000.000 pesetas. 141 BILLONES, que se dice pronto.

Esto quiere decir que mientras que todos nos hemos apretado el cinturón tanto que hemos tenido que hacer nuevos agujeros, las administraciones públicas han tirado de deuda para seguir viviendo a cuerpo de rey.

Pero vamos a seguir con la calculadora que hoy estoy peleón. Según el INE, cada ciudadano de los 47.190.493 que hay, debe un préstamo de 18000 euritos. Y ojo, no digo que deba esto, sino que debe un préstamo, porque eso tiene un interés del 5% anual ya que buena parte de esa deuda está financiada con deuda pública a un 5% de media.

Por eso, la próxima vez que os llamen a la “fiesta de la timocracia”, recordad que os piden legitimad para seguir endeudando vuestras vidas y la de vuestros hijos, para hipotecaros para pagar embajadas chorras en el extranjero, cuerpos diplomáticos de las comunidades autónomas, televisiones de los califatos españoles y inodoros de oro para los políticos mientras vosotros coméis (comemos) …..rda.

Y sin embargo, seguimos tragando.

Que nos juzguen nuestros hijos y nietos porque les estamos fallando, les hemos fallado y, además, hemos perdido la legitimidad moral para juzgarnos nosotros mismos.

miércoles, 17 de abril de 2013

Cansancio


Esta mañana leía en un periódico que Cataluña va a crear un cuerpo diplomático para la Unión Europea. Este país se va al garete, pero es que lleva haciéndolo desde hace años.

Estoy cansado de leer estupideces así que hoy os acerco una de mis partes favoritas de uno de los mejores libros que he leído: La rebelión de Atlas, de Ayn Rand. Fue escrito por una chica rusa que nació a principios del siglo pasado y escapó a Estados Unidos huyendo de la “dictadura del proletariado”. El libro es muy extenso, pero cada página merece la pena.


Entonces presenciaréis la elevación de los hombres que militan bajo dos banderas; de quienes viven basándose en la fuerza y, sin embargo, cuentan con quienes viven del comercio para crear el valor de su dinero robado; hombres que se mueven a saltos por el camino de la virtud. En una sociedad moral, ellos son los criminales, y tenéis que protegeros contra sus actividades. Pero cuando una sociedad establece la existencia de criminales por derecho y de saqueadores legales, es decir, de hombres que utilizan la fuerza para apoderarse de la riqueza de víctimas desarmadas, el dinero se convierte en vengador de quien lo creó. Tales maleantes creen seguro robar a seres indefensos en cuanto han aprobado una ley que los desarme. Pero su botín se convierte en imán para otros como ellos, que se lo arrebatarán a su vez, y así continúa la carrera, venciendo, no el más diestro en la producción, sino quienes emplean mayor brutalidad y rudeza. 
Cuando la fuerza se convierte en estandarte, el criminal vence sobre el ratero, pero entonces la sociedad desaparece entre un cúmulo de ruinas y de crímenes.

»¿Queréis saber si este día va a llegar? Observad el dinero. El dinero es el barómetro de las virtudes de una sociedad. Cuando notéis que el comercio se efectúa, no por consentimiento de sus partes, sino por obligación; cuando veáis que, con el fin de producir, necesitáis permiso de quienes no producen nada; cuando observéis que el dinero afluye hacia quienes trafican no en géneros, sino en favores; cuando os deis cuenta de que muchos se hacen ricos por el soborno, por la presión, más que por el trabajo, y que las
leyes no os protegen contra ellos, sino que, al contrario, son ellos los protegidos contra vosotros; cuando observéis cómo la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en sacrificio, podéis asegurar, sin temor a equivocaros, que vuestra sociedad está condenada.


¿Os suena de algo?

Pd: gracias a Jesús que me lo recomendó encarecidamente y cuya recomendación nunca seré capaz de pagar.

martes, 16 de abril de 2013

Tengo una pregunta para usted

Una pregunta retórica es una pregunta que no espera respuesta pues dicha respuesta está implícita en la propia pregunta. Pues bien, como esta mañana me he levantado preguntón, tengo una pregunta para el señor ministro (con minúscula que las mayúsculas hay que ganárselas) Cristóbal Montoro.

En un entorno en el que el desempleo va a más, el gasto público va a más, el ingreso público va a menos y el PIB no tiene pinta de mejorar, ¿cómo piensan uds reducir el déficit tal y como les piden (léase ordenan) desde Bruselas?

Para que el desempleo disminuya o el empleo aumente (depende de cómo veamos el vaso, medio lleno o medio vacío)  el PIB ha de crecer por encima del 2%, econometría dixit. Un buen inicio sería reducir las cotizaciones sociales.

Para que el PIB crezca por encima del 2%, lo que supone una mejora de más de 3 puntos desde la última medida, se debe estimular el crecimiento. Esto se hace o aumentando el gasto público, el productivo (Keynes dixit), no el otro al que están ud acostumbrados (el suntuario) o bien, estimulando la economía, por ejemplo reduciendo los impuestos confiscatorios, estimulando el I+D (la otra i me sobra), etc…

Si asumo que las cosas van a seguir siendo como son, el gasto público suntuario y de derroche va a continuar, seguirán recortando en gasto productivo (sanidad y educación fundamentalmente). El PIB seguirá cayendo y el empleo con él.

Como hay que reducir el déficit y, de paso, pagar la enorme pelota de deuda que uds y sus anteriores socios han generado y alimentado, resulta que, al final, la única variable de que disponen para cuadrar la ecuación es el ingreso, fundamentalmente vía impuestos, ya que en su colegio no explicaban otras formas de recaudar (bendita creatividad).

Pero claro, los impuestos aprietan y, de un tiempo a esta parte, ahogan (Laffer dixit), de modo que, aunque los suban, no van a recaudar lo que esperan (y eso que las estadísticas lo aguantan todo) de forma que, al final, ¿cómo cuadrarán el déficit, señor Montoro?

Ahí va mi pregunta retórica...

lunes, 15 de abril de 2013

El estrangulador de Bruselas

Este fin de semana saltaba la noticia de que Bruselas dará 7 años más a Irlanda y Portugal para devolver el dinero que se le prestó. Me gustaría decir que esta noticia me sorprendió pero no es así.

Lo cierto es que no podía ser de otro modo. Las relaciones entre países se ha convertido en una maraña de deudas bilaterales difícilmente desentrañable. ¿Qué no puede pagar? No hay problema, se te da más tiempo. ¿Qué voy a hacer si no?

Hace años se habría conquistado al país deudor y su población habría sido vendida como esclavos. Ahora se esclaviza a la población pero sin venderla. En lugar de enviar a los ejércitos se envían a los chicos de la troika que son más peligrosos que Terminator en una armería de Estados Unidos.

Lo cierto es que no creo que haya dinero para pagar las deudas que existen entre los países, pero es que tampoco creo que nadie quiera que se le pague. Es mucho mejor tener una deuda perpetua generando intereses y, de paso, una servidumbre.

¿Que Portugal no paga? Ya pagará. ¿Que Grecia necesita más tiempo? No hay problema, se le da. Eso sí, queremos al primogénito de cada familia para nuestros sacrificios rituales.

Es curioso que la Unión Europea se creara para unir a los pueblos y su hija bastarda, la troika, los está separando. Poco a poco se empiezan a escuchar voces cuestionando la autoridad que pueden tener los “men in black” de Bruselas sobre los países.

Es lógico que lo prestado se devuelva, pero ¿estrangulando al deudor por el camino?

viernes, 12 de abril de 2013

La opinión contraria

Existe una teoría de inversión que se conoce como la teoría de la opinión contraria. Básicamente viene a decir que cuando todo el mundo opina de una forma, el cambio se acerca y hay que apostar por lo contrario.

De un tiempo a esta parte es sorprendente la cantidad de organismos que están diciendo que los metales preciosos (oro y plata) están en una burbuja y que ésta está a punto de explotar.

Bien, es cierto que el oro está burbujeado, la plata no tanto por su condición industrial, pero una cosa es que el oro esté burbujeado y otra que dicha burbuja esté a punto de explotar.

Que los bancos centrales, Goldman Sachs, JP Morgan y otros estén repitiendo este tipo de cosas como un mantra me lleva a pensar que, de un tiempo a esta parte, el oro y la plata experimentarán una nueva y fuerte subida.

Lo más curioso de todo es que, mientras los bancos centrales recomiendan vender el oro, ellos no paran de comprarlo... Gráfico de oferta y demanda mundial de oro.

Esto me recuerda a un dicho popular que versa: “haz lo que yo diga pero no lo que yo haga” y que, cada vez, está más extendido en nuestra sociedad.

Al final, no hay nada que sustituya la capacidad de pensar por uno mismo y, si nos acostumbráramos a desconfiar de lo que nos dicen y a sacar nuestras conclusiones como costumbre, otro gallo nos cantaría.

Cuestionad todo por sistema, no os creáis a nadie, ni siquiera a mí, y hasta lo que se piensa ha de ser calibrado con cierta distancia. Sacad vuestras propias conclusiones y nunca tengáis miedo a equivocaros porque, como me repito con frecuencia, de los errores se aprende y, por tanto, pueden ser beneficiosos.

jueves, 11 de abril de 2013

La tormenta que viene


Más o menos conozco la opinión que os merecen las bolsas, tanto como vosotr@s sabéis que en eso discrepamos. Tal vez porque hace ya unos años (3 o 4) que me encuentro metido en el fragor de la batalla y, tras decenas de libros de varias temáticas leídos, poco a poco voy entendiendo el juego.

Poco a poco voy entendiendo el doble papel que tienen los parqués bursátiles: por un lado el de mecanismo de financiación empresarial y, por otro, el de casino para desplumar incautos que se suman al juego especulativo porque “el cuñado del primo del frutero, que sabe mucho de esto, ha ganado un dineral y me ha recomendado un pelotazo seguro”.

Os aseguro que ese entendimiento se puede conseguir pero, como muchas cosas, cuesta dinero. Personalmente lo que me atrae de esto es la posibilidad de ganar dinero utilizando el cerebro, sin tener que rendir cuentas ante un jefe… algo así como que te paguen por jugar al ajedrez más grande de la tierra.

Pero me estoy yendo del tema…

La siguiente burbuja bursátil ya se está gestando en Estados Unidos. Desde 2009 las bolsas estadounidenses no paran de subir a consecuencia de los estímulos (impresión y distribución masiva de dólares) perpetrados por la reserva federal. Todo este dinero fluye a las bolsas en busca de rentabilidad y hace que los índices se eleven cuando deberían estancarse o bajar.

Tradicionalmente, lo que pasa en las bolsas de USA se refleja en el resto del mundo. Sin embargo, de un tiempo a esta parte existe un claro divorcio entre las bolsas de USA y las de la Eurozona (Londres es otra historia). El problema es que, cuando el río de dólares deje de fluir hasta la bolsa norteamericana y la Reserva Federal decida recuperar tooodo el dinero que está inyectando en la economía se producirán varios efectos:

1.- La bolsa caerá con fuerza.
2.- Se producirá una enorme retirada de dinero del país, cosa que sucedió también en 1929 y ya sabemos el efecto que produjo.
3.- El país consumidor por excelencia dejará de consumir, con todo lo que eso significa para los que exportan a ese destino.

Ojo que podría estar preparándose una crisis 2.0 y una crisis financiera en el principio de la recuperación de la anterior (recuperación artificial) podría ser devastadora para todo el mundo porque, nos guste o no, cuando Estados Unidos estornuda, el mundo se resfría.

miércoles, 10 de abril de 2013

¿Quién infla las burbujas?


Siempre que se produce una catástrofe, sea o no financiera, tras el shock inicial se tiende a buscar culpables. A veces esta búsqueda se focaliza en unos pocos en detrimento de otros.

Para mí la cuestión es: ¿hay alguien inocente?

Según Hyman Minsky, alguien que estudió a fondo los procesos burbujiles, existen varias fases comunes en la formación de una burbuja:

1.- Planteamiento: se produce algún suceso o el cambio de alguna tecnología o ley que hace que cierto sector se vea de otra manera y resulte interesante a la ciudadanía (cambio en la ley del suelo, por ejemplo)

2.- Elevación de precios: los mejor informados comienzan a invertir en este sector.

3.- Crédito para todos: el crédito barato y la difusión de la información hace que las inversiones en este sector comiencen a popularizarse.

4.- Recalentamiento: la sensación de enriquecimiento rápido comienza a extenderse y los precios aceleran su subida. La avaricia comienza a sustituir al sentido común.

5.- Euforia: la vivienda nunca baja! La locura se implanta en la sociedad y los que no han entrado en el juego se debaten entre la envidia, la frustración y la posibilidad de incorporarse a un juego que parece no tener fin. Aparecen las voces discordantes que llaman a la cordura y que, rápidamente son acalladas y tildados sus propietarios de agoreros.

6.- Recogida de beneficios: los iniciados o insiders, que intuyen que la fiesta toca a su fin, van a por sus abrigos y salen por la puerta de atrás para no ser ellos lo que tengan que pagar la cuenta. Venden sus activos intentando hacer el menor ruido posible.

7.- Explosión: los últimos jugadores en incorporarse a la burbuja se miran unos a otros y se dan cuenta de que no hay nuevos compradores a los que traspasar su demencia. El pánico se apodera de ellos y se inician las ventas en cadena. Lejos de los que los políticos aseguraban, no hay aterrizaje suave sino ostiazo del 15.

Las burbujas las generan otros, pero pican (o picamos) todos. El espíritu crítico se acalla en favor de la avaricia y la locura. Vale que existen diferentes niveles de culpabilidad, pero culpables, culpables son (o somos) casi tod@s.

Querid@s lectores, reconocerlas es preverlas y preverlas es prevenirse.

Pd: el bitcoin casi ha duplicado su precio, que no su valor, desde la semana pasada. La crecida se acelera…

martes, 9 de abril de 2013

Capitalismo express


Ultimamente atravieso un periódo bastante filosófico en mi vida, siempre he sido bastante precoz y, tal vez por eso, estoy pasando la crisis de los cuarenta con tan sólo treinta y cinco. En esta zozobra filosófica que me envuelve me he dado cuenta de que vivimos en un capitalismo express, una caricatura acelerada de este sistema económico que proyecta sus tentáculos en todos los aspectos de la vida.

Cuando yo era pequeño, las familias comían y se hablaba de las cosas del día. Ahora se come en 20 minutos (poner la mesa incluída) porque hay algo que hacer después. Los establecimientos de comida rápida triunfan. El “póngamelo” para llevar. El tomarse un café con el vaso en la mano caminando por la calle mientra se escucha música por el mp3 y se consulta veinte veces el móvil… estamos taaaan ocupados viviendo que nos olvidamos de vivir.

Esta forma de ser se nos ha inculcado, puede que por eso mismo la crisis nos ha cogido con tanta fuerza. Lo que queríamos lo queríamos para ya y en eso el papel del crédito fácil e instantáneo fue crucial. Compre ahora y pague en un rato, qué importa cuando, lo que importa es que puedes tener lo que quieras y puedes tenerlo ya.

Esta aceleración vital no sólo alcanza al consumo, también a la inversión. De ahí se explica el auge de la bolsa y los productos de apalancamiento financiero, esos de “invirtiendo 10 euros gane 10 millones”… o piérdalo todo, en letra pequeña.

Este mal no sólo afecta al pequeño inversor, también al grande. Los millonarios fondos de inversión que acosan a las grandes empresas en busca de un beneficio rápido aún a costa de convertirse en un parásito que mata a su huésped. Sin embargo, estos fondos no tienen la dignidad de hundirse con el barco, se trata de capitanes que tras hacer que la nave choque con el iceberg, son los primeros en saltar al bote solvavidas para buscar otro barco que parasitar.

Y así, entre prisas, la vida pasa, nos medimos por lo que hemos conseguido o nos han dejado conseguir, con la cabeza llena de cosas que “nos merecemos tener” y no tenemos y con el espíritu envenenado con los logros que acariciamos con las yemas de los dedos y no terminan de llegar.

Sin duda atravieso la crisis de los cuarenta y comprarme un descapotable no es la solución…

lunes, 8 de abril de 2013

La inflación: enemigo, aliado o todo lo contrario


Podríamos definir la inflación como el incremento que se da en los precios en un periodo determinado de tiempo. Un primer análisis podría indicar que se trata de algo malo, pues hace que el dinero que hay en nuestros bolsillos valga menos. Sin embargo, en economía todo depende.

Como hemos comentado, la inflación puede ser mala, pero esta cuestión puede enfocarse desde otro punto de vista. Cuanto mayores sean los precios, más ganará el empresario o fabricante, de modo que querrá producir más y contratará más gente o comprará más maquinaria para aumentar su producción. Esto hará que la economía mejore.

Desde esta óptica, podría concluirse que la inflación es buena, pero claro, inflaciones hay muchas y de muchos tipos. Puede darse inflación porque la gente compre mucho y esto provoque que los precios suban (inflación de demanda) o bien puede que los precios suban porque la electricidad usada para la fabricación o las materias primas empleadas suban de precio (inflación de costes). En este caso el precio aumenta pero no es bueno para el empresario.

También tenemos la inflación encubierta, más conocida como señoreaje. El señoreaje es la capacidad que tienen los gobiernos de imprimir dinero. Cuanto más dinero imprime un gobierno, menos vale el que tienen sus ciudadanos en el bolsillo. Esto provoca una inflación en los precios que tampoco beneficia a nadie.

Al final, la economía es una máquina compleja en la que el mismo botón puede provocar diferentes efectos al ser tocado. Se trata de un caos ordenado compuesto por los comportamientos de millones de individuos con una cierta dosis de libre albedrío.

Los economistas tratan de inferir estructura a este caos pero claro, en un mundo tan dinámico lo de ayer ya pasó y lo de mañana aún está por llegar.

viernes, 5 de abril de 2013

La próxima burbuja

Esta semana hemos hablado bastante acerca de especulación y burbujas y, ayer, curiosamente, me enteré de que habían vendido un Porsche a cambio de 300 bitcoins, la moneda virtual de moda. 

Hace tiempo que me llama la atención los mecanismos que desencadenan las burbujas y las crisis (de hecho, espero doctorarme algún día e investigar sobre esto a fondo) y tengo la sensación creciente de que esta podría ser la siguiente burbuja.

Un bitcoin es una moneda virtual que se obtiene o bien resolviendo complejos problemas matemáticos o bien realiando cierto tipo de trabajos en determinadas páginas web: clasificar fotografías, traducir documentos, etc… Esta moneda se creó en 2009 por Satoshi Nakamoto si bien no se sabe si este es su nombre real.

Desde que se creara con la cotización de un dólar, su precio se ha ido incrementando hasta alcanzar, ayer, la cotización de 137 dólares. Curiosamente, a principios de este año, la divisa virtual cotizaba a 20 dólares.
La verdad es que basta ver los gráficos para evocar en nuestra mente situaciones pasadas en las que tampoco aprendimos nada.

Gráfico de cotización del bitcoin hasta el mes pasado

 













Gráfico de la tulipomanía












Gráfico del precio de las acciones en 1929











¿Burbuja o crecimiento extraordinario de una divisa que apenas puede ser usada en la vida real?

Os podría dar varios motivos por el que creo que el bitcoin está en una burbuja, sin embargo, llegado a cierto punto, los gráficos no reflejan el precio de las cosas sino la histeria de las masas, para mí, independientemente del activo subyacente, todas las burbujas tienen la misma forma en gráficos porque siempre se pinta lo mismo: la locura.


jueves, 4 de abril de 2013

El multiplicador del gasto de Keynes


Como lo habituales de este blog sabréis, desde siempre he defendido la tesis de que esta crisis es igual o incluso peor que la gran depresión de 1929. Uno de los motivos que hace que esta sea peor es que las soluciones que se aplicaron entonces no son una alternativa hoy día.

Personalmente creo que hubo dos factores determinantes a la hora de superar aquella crisis: la Segunda Guerra Mundial y un incremento sin precedentes en el gasto público. Hoy por hoy, la primera espero que no sea una opción y, la segunda, sé que no lo es.

Lord Keynes se hizo famoso por decir que los que se debía hacer es pagar a los parados para que cavaran hoyos para que los taparan otros parados, es decir, que el estado debía gastar para reactivar la economía. Cada dólar que el estado gastaba hacía que el que lo percibía, gastara una parte de ese dinero a su vez, esto generaría una cadena de gasto que multiplicaría el valor del dinero inicialmente gastado. A esto se le llamó el multiplicador del gasto.

El problema actualmente es que eso ya no es viable. Los estados ya están super-endeudados como resultado de 60 años de política keynesiana. Ahora los gobiernos ocupan más del 40% del PIB y claro, la cosa está desbordada.

Lo que el amigo Keynes no tuvo en cuenta es que cada dólar gastado por el gobierno debía ser recaudado previamente (o a posteriori usando deuda pública). Hoy sabemos que el gasto estatal es menos eficiente que el gasto privado, de modo que la pérdida que supone centrarse en el gasto público como motor de la economía es mayor que estimular la economía privada.

Las soluciones de Keynes sirvieron en su momento y en su lugar, pero hoy han sido superadas. Sin embargo, los gobiernos intentan una y otra vez volver a ponerlas en marcha, como un fútil intento de arrancar un motor gripado por la falta de aceite (dinero) que lubrique sus engranajes.

¿Por qué hacen esto? Porque, sencillamente, no conocen otra cosa. Tal vez lo que necesitamos es otro “Keynes” que nos marque la senda a seguir… llámese Keynes o llámese sentido común.

miércoles, 3 de abril de 2013

Especulación y burbujas


Marcial Rebolledo es un agricultor especializado en el cultivo de trigo. Un año la cosecha fue tan buena, para él y para todos los demás agricultores de la zona, que el precio del trigo se desplomó. Marcial decidió almacenar parte de su trigo a la espera de que el precio subiera. El año siguiente, la cosecha fue malísima y Marcial pudo vender su trigo al triple del precio fijado el año anterior.

Marcial estaba especulando. Gracias a su especulación ganó bastante dinero y puso en el mercado un trigo que, de otro modo, no habría existido.

Paco Queco es un agricultor especializado en el cultivo de maíz. Un año decidió intercambiar maíz por algunas ovejas. Como el may escaseaba, se dio cuenta de que le traía más cuenta realizar intercambios basados en su maíz que vender el maíz y usar el dinero para comprar. En el bar del pueblo expuso sus conclusiones y, de pronto, todos los que tenían maíz siguieron su ejemplo. Entonces el maíz comenzó a subir de precio y se convirtió en el producto más buscado. La gente hasta pedía préstamos para comprar maíz a sabiendas de que éste subiría de precio. Al año siguiente la cosecha de maíz fue excelente y el precio se derrumbó dejando a un montón de gente con los graneros llenos de un maíz comprado a precio impensable.

Paco Queco había creado y fomentado una burbuja.

La especulación puede producirse con o sin burbujas. Si bien, desde mi punto de vista, no toda especulación es mala sino que es un riesgo como otro, quien crea y alienta las burbujas sí que tiene, como mínimo, una cierta bajeza moral.

Desde hace años, las burbujas de han creado una tras de otra: la de las punto com, la burbuja inmobiliaria, la burbuja financiera, etc… todas ellas encaminadas a lucrarse con rapidez a costa de otros.

El debate surge cuando uno se plantea si es lo mismo especular con un bien como el oro o con algo como la vivienda. También se debe cuestionar el papel del ciudadano en la burbuja: participar y abstraerse… en medio de la vorágine de beneficios fáciles es muy difícil estar ante la pastelerería y no ser tentado con un apetecible dulce…

Por tanto, ¿al final las burbujas y la especulación son inherentes a la naturaleza humana?

Existe una fina línea entre el deseo de mejorar y el deseo de mejorar a costa de otros.

Si creéis en la teoría que dice que la riqueza global es finita (ingeniería financiera aparte) y, por tanto, lo que yo gano lo pierde otro, al final el hombre acaba siendo un lobo para el hombre.
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