Marcial Rebolledo es un agricultor especializado en el cultivo de trigo. Un año la cosecha fue tan buena, para él y para todos los demás agricultores de la zona, que el precio del trigo se desplomó. Marcial decidió almacenar parte de su trigo a la espera de que el precio subiera. El año siguiente, la cosecha fue malísima y Marcial pudo vender su trigo al triple del precio fijado el año anterior.
Marcial estaba especulando. Gracias a su especulación ganó bastante dinero y puso en el mercado un trigo que, de otro modo, no habría existido.
Paco Queco es un agricultor especializado en el cultivo de maíz. Un año decidió intercambiar maíz por algunas ovejas. Como el may escaseaba, se dio cuenta de que le traía más cuenta realizar intercambios basados en su maíz que vender el maíz y usar el dinero para comprar. En el bar del pueblo expuso sus conclusiones y, de pronto, todos los que tenían maíz siguieron su ejemplo. Entonces el maíz comenzó a subir de precio y se convirtió en el producto más buscado. La gente hasta pedía préstamos para comprar maíz a sabiendas de que éste subiría de precio. Al año siguiente la cosecha de maíz fue excelente y el precio se derrumbó dejando a un montón de gente con los graneros llenos de un maíz comprado a precio impensable.
Paco Queco había creado y fomentado una burbuja.
La especulación puede producirse con o sin burbujas. Si bien, desde mi punto de vista, no toda especulación es mala sino que es un riesgo como otro, quien crea y alienta las burbujas sí que tiene, como mínimo, una cierta bajeza moral.
Desde hace años, las burbujas de han creado una tras de otra: la de las punto com, la burbuja inmobiliaria, la burbuja financiera, etc… todas ellas encaminadas a lucrarse con rapidez a costa de otros.
El debate surge cuando uno se plantea si es lo mismo especular con un bien como el oro o con algo como la vivienda. También se debe cuestionar el papel del ciudadano en la burbuja: participar y abstraerse… en medio de la vorágine de beneficios fáciles es muy difícil estar ante la pastelerería y no ser tentado con un apetecible dulce…
Por tanto, ¿al final las burbujas y la especulación son inherentes a la naturaleza humana?
Existe una fina línea entre el deseo de mejorar y el deseo de mejorar a costa de otros.
Si creéis en la teoría que dice que la riqueza global es finita (ingeniería financiera aparte) y, por tanto, lo que yo gano lo pierde otro, al final el hombre acaba siendo un lobo para el hombre.
Yo estoy de acuerdo en que el egoismo y el deseo de medrar a costa del prójimo es inherente a la naturaleza de muchos humanos (no de todos, por suerte) pero el gran problema es la JUSTICIA Y SU MANIPULACIÓN.
ResponderEliminarA mí me parece relativamente bien que un personaje arriesgue y especule con algo, e incluso consiga engañar a algunos incautos. Allá él. El problema es que la cosa no se queda ahí. Cuando es descubierto ese personaje suele ser ya tan rico que LA JUSTICIA NO LO TOCA A PENAS por la corrupción de ella y del sistema político.
Así por ejemplo, en mi pueblo he visto camellos de medio pelo pudrirse décadas en prisión y grandes narcotraficantes ni siquiera pisarla o entrar en una suerte de "cárceles VIP".
El problema ya lo expuso Solón de Atenas hace 1500 años cuando fué preguntado por un ciudadano que por qué perdía el tiempo haciendo tantas leyes.
"Las hago para capturar a los pequeños delincuentes. La ley es como una fina red de pesca, los peces pequeños quedan atrapados, pero los grandes la atraviesan"
Pues yo opino que la especulacion no tiene nada de malo. No puedo juzgar a alguien que se ha comprado tres casas sobre plano para venderlas.
ResponderEliminarMJ
Estoy de acuerdo con Ismael Suárez Cores. Si existiera de verdad la ley de la oferta y la demanda, allá cada cual con sus riesgos, pero el problema surge cuando los organismos públicos o privados intervienen en los procesos para pervertir la lógica natural, bien sea con sobornos, chantajes o amenazas, bien con tráfico de influencias, manejo de información privilegiada o legislaciones dirigidas al beneficio de los que mandan. Si no hubiera corrupción no habría burbujas, está claro, porque se autorregularían antes de llegar a serlo. De acuerdo que la especulación es innata al individuo, pero lo mismo que un niño tensa la cuerda para ver hasta dónde puede llegar y hay unos educadores que le ponen los límites, si esta sociedad fuera una sociedad en lugar de una suciedad, sabría muy bien poner los límites a los que carecen de todo escrúpulo, y por lo tanto, de inteligencia y dignidad.
ResponderEliminarCreo que la riqueza global no es finita. La riqueza la crea el ingenio humano. El que idea un procesador que hace lo mismo que los existentes en la mitad de tiempo, por ejemplo, hace que la riqueza global aumente. O el que descubra como producir hidrógeno con el agua del mar a bajo costo, habrá resuelto el problema energético del mundo.
ResponderEliminarPor otro lado, las burbujas inmobiliarias sólo se pueden crear en connivencia con los poderes políticos y los Bancos Centrales, porque antes de que se formen se ven venir: aquí estalló cuando el 70% del crédito de las Cajas había ido a parar al sector vivienda en todas sus vertientes.
Pero antes de llegar al 70%, había pasado por el 50%, y antes por el 40%. Y antes por el 30%. Y cuando pasó por el 25%, ya se sabía que se estaba formando una burbuja y nadie hizo nada.