Hoy en día la mayor promesa que puede hacer un político es proporcionar trabajo a sus electores. En un mundo en el que se revisan las teorías de Malthus (cuanta más población menos sostenibilidad) de nuevo (sí ya se que es mucho más, que os veo venir), el conseguir y/o preservar el trabajo es un objetivo de la mayoría de la población.
Para un político existen dos vías para conseguir un trabajo para sus electores: el público y el privado.
En el primer caso, hay dos categorías. Una donde entran familiares y allegados y que se materializa a través de enchufes varios y puestos de confianza. La champions league del trabajo (por llamar trabajo a calentar un sillón a cambio de un pastizal) público. La otra vía es la de los famosos “Planes E”. Trabajos temporales rompiendo y asfaltando aceras para tener contentos a ciertos sectores poblacionales durante un tiempo.
Si hablamos de trabajo privado, entramos en un mundo cenagoso de subvenciones y prebendas a cambio de generación de empleo y, por ende, de PIB. La cosa es más o menos así: una empresa se ofrece a instalar una sucursal o factoría suya en cierto sitio. Los políticos, que saben que eso traerá trabajo y, por tanto, recaudación vía impuestos del trabajo, prometen todo lo prometible. Si no me creéis, ahí tenéis el caso Eurovegas.
El truco básicamente consiste en intercambiar los impuestos que no pagará la empresa que se asienta por los impuestos que sí pagarán los trabajadores y, además, estos votarán a los mismos políticos agradecidos por el empleo que sus gestiones han proporcionado.
En realidad lo que se hace es comprar empleo y PIB con dinero público o la carencia de este. Al final, no hemos de olvidar que la mayor parte de la recaudación del estado español proviene de la clase media, de los impuestos al trabajo (IRPF) y al consumo (IVA).
Nos dicen que los impuestos a las empresas son del 35% (el de sociedades), pero en la práctica la opaca normativa fiscal hace que el tipo real sea mucho menos. Bajo la promesa de obtener o mantener el trabajo, se cargan sobre los hombros de la gente toda la imposición que requiere el estado del bienestar.
Supongo que alguno me diréis que si se les suben los impuestos a las empresas, estas se irán, sin embargo, ¿no lo hacen ya?, ¿acaso si la gente no tiene dinero para gastar (por pagar tantos impuestos) les irá mejor?
¿No sería mejor que todos contribuyeramos?
A tu pregunta, y en mi opinion: Sí. Sería mejor que todos contribuyeramos.
ResponderEliminarEso si, antes de contribuir: fuera enchufados, despilfarradores y chupópteros varios.
Muy interesante el post de hoy, hasta ahora no me habia planteado la correlación entre las facilidades politicas frente a los ingresos via irpf de los empleos generados.
¡Gracias por ilustrarme un dia más!
Gracias a ti por la visita!
EliminarCuando apenas nadie invierte de forma productiva en tu país, caso actual de España, el que lo hace impone sus condiciones, caso Eurovegas. Es la ley de la oferta y de la demanda, que existe desde que el mundo es mundo. O lo tomas o lo dejas.
ResponderEliminarLas cosas en la economía no suelen ser justas. Ha habido grandes inventores que han acabado en la miseria y a un tío que da un poco bien patadas a un balón le pagan cientos de millones de euros su club y los publicistas. Y un as del fútbol evade (legalmente o ilegalmente) todo lo que puede de impuestos. Pero millones de personas le corean como a un héroe.
El ser humano es así de contradictorio y de inmoral. Todo intento de cambiar la naturaleza humana ha sido imposible.
Por otro lado, lo que apuntas de Malthus, es cierto que revive. La Tierra tiene 7.000 millones de habitantes, el doble que hace cincuenta años. Y la proporción de la gente que vive mejor ha aumentado, gracias a la tecnología y a pesar de los políticos.
En España entraron siete millones de inmigrantes en menos de diez años y pasamos a tener 47 millones de habitantes.
Al dejar de construir 700.000 viviendas al año vía endeudamiento(unos dos millones de trabajos directos y otro millón indirecto al menos), no hay nada que sustituya a esa actividad de mano de obra intensiva. Nada. O sea, sobran tres millones de trabajadores en el mercado laboral español.
Sigo diciendo que lo de la ley de la oferta y la demanda es una de las mayores falacias que no sé por qué seguimos empeñados en creernos. Dices que lo de Eurovegas es oferta y demanda, o lo tomas o lo dejas. Y dices que es inversión productiva.
EliminarPues en mi opinión, inversiones productivas como esa se las podían meter directamente por donde amargan los pepinos, no son más que pan para hoy y hambre para mañana, además de asentamiento de mafias, blanqueo de dinero y discriminaciones ilegales, por mucho que las legalicen.
Y en cuanto a la oferta y la demanda, ¿acaso existe la demanda de semejante engendro? ¿Hay un clamor popular por la falta de un establecimiento así? En absoluto. Es un puro espejismo utilizado por los mierdas de politicastros sin dignidad, que representan a los mafiosos como el que quiere instalarse aquí con ese “negocio”, en el que no ven otra cosa que votos para las próximas elecciones, y el que venga detrás, que arree con las consecuencias.
Es que es parte de nuestra forma de ser, nos quejamos de que llueve pero no noc compramos paragüas...
ResponderEliminarAsi nos va.