El otro día me quedé perplejo ante un caso que me contaron. Un amigo mío, que sabe que este tipo de cosas me interesan, me contó una conversación oída en un bar de Madrid.
En esta conversación un chico se quejaba de todo lo que paga a Hacienda cada mes, después, hablaba sobre lo poco que percibía de ayuda de alquiler y lo que se tardaba en pagar.
Lo que me sorprende no es que si paga mucho a Hacienda cosa que, en teoría, significa que gana mucho, tenga derecho a ayudas por alquiler, que también, sino la costumbre que hemos adquirido de esperar ayudas para todo.
Mirándome el ombligo, me di cuenta de la de veces que yo mismo me he quejado diciendo: “es que pago mucho y no tengo derecho a nada”.
Por otro lado, esta mañana he leído un artículo que habla de las ayudas de la Unión Europea a una planta de energía de biomasa que bla, bla, bla…
A lo que voy tras tanta monserga, queridos lecto@s, es a que nos hemos acostumbrado a pensar que “el estado debería darme tal o cual ayuda”. Los políticos, conocedores como nadie de los instintos más bajos y las miserias humanas, se aprovechan de ello y a golpe de talonario, con nuestro dinero y post pago retrasado vía impuestos, compran las voluntades.
Personalmente, preferiría pagar mucho menos y costearme mis propias ayudas, cosa que, por otro lado, ya hago. Preferiría que se eliminasen todas las subvenciones (excepto I+D) y que existiera un mercado de competencia real, no el que tenemos en el que no triunfan los mejores, sino los más subvencionados.
En fin, supongo que como es casi navidad, me he adelantado en la carta a los reyes magos…
Buen fin de semana
Pd: este año no hay reyes magos, hay Papá Noel, que para los centros comerciales sale más barato contratar uno que contratar tres…
Pd2: este fin de semana contestare a unas cuantas preguntas que me habeis hecho en comentarios, estamos cerrando proyectos por navidad y no tengo tiempo ni para ir al baño sin pedir cita previa
Una explicación podría ser que se refiriese a los impuestos que paga por IVA y similar, no por IRPF, salvo que esa ayuda al alquiler que recibe sea un chanchullo.
ResponderEliminarComo apuntas, los partidos políticos han fomentado la subvención como forma de compra votos. Y ello ha generado grupos de presión e individuos que son profesionales de succionar subvenciones. Y si intentan tocárlas, arman un pifostio de no te menees.
Evidentemente, hablar de competencia real es escribir una carta a los reyes magos. ¿Se puede competir con un tramposo sin hacer trampas? La respuesta es NO. ¿Hay algún sector que no esté dominado por macroempresas tramposas? La respuesta vuelve a ser NO. ¿Hay alguna macroempresa que no esté compinchada con los gobiernos locales, autonómicos y nacionales? Otra vez más, NO. ¿Van a dejar de actuar así macoempresas y gobiernos motu proprio? De nuevo, NO. ¿Vamos a seguir comprándoles sus productos compulsivamente a unos y votando a los otros? Ahora la respuesta es SÍ. Claro que esto último será hasta que no quede ni un céntimo en los bolsillos ni para comer, ni para la cañita después de votar.
ResponderEliminar¡Ay va, me has tocado la vena liberal!
ResponderEliminarEl Estado debe cubrir únicamente aquello que nosotros, individualmente, como personas, no podamos llegar a cubrir. Yo no puedo asfaltar una carretera a razón de una palada de alquitrán, ni puedo garantizar mi seguridad montando toda la noche guardia con un rifle en la puerta de mi casa, tampoco puedo disuadir a una potencia extranjera de que invada "mi terruño" colocando 1 km de alambradas, pero si puedo pagarme mi casa, mi colegio, incluso mi hospital; si puedo hacer florecer mi empresa o asegurarme contra imprevistos; si puedo ahorrar para cuando llegue mi jubilación o un período de desempleo laboral. Al fin y al cabo, soy una persona productiva y parte de mi renta tiene que ir destinada al futuro o a lo imprevisto o a lo improbable.
Esto se agrava aún más cuando los servicios públicos recibidos se otorgan en función del nivel de renta: si no tienes, te damos todo; pero ¡ay de ti como tengas un poco! entonces te lo vamos a quitar para dárselo al que no tiene y te dejaremos con la renta disponible tan mermada que no podrás acceder a muchos servicios que estamos subvencionando a los que no tienen.
Y aquí viene la pregunta del millón: los que no tienen ¿es porque no pueden o porque no quieren? Si damos igualdad de oportunidades a todos los ciudadanos, y eso se consigue con sanidad, educación y justicia gratuitas, entonces todos somos capaces de llegar al mismo puerto; por eso aceptamos, yo la primera, que haya unos servicios públicos que podemos y muchos pagamos de forma privada pero que también estén cubiertos de forma pública para que todos nos situemos en la misma casilla de salida.
Las subvenciones pervierten el mercado pero, lo que es peor, pervierten al ser humano. Últimamente se impone la ley de la máxima ganancia con el mínimo esfuerzo, la llamada cultura del pelotazo. No debería de ser así, deberíamos de respetar y fijarnos en la consecución del éxito a base de sacrificio, de levantarse de las caídas, de superar adversidades, de luchar contra los elementos y de vencer al desaliento.
Las ayudas las debemos dejar a nivel privado, vía obras de caridad, que al fin y al cabo, todos somos humanos y sabemos repartir y ayudarnos y utilizar el tan manido "hoy por ti y mañana por mi". Es más, con esta total dependencia de Papá Estado hasta no han matado el espíritu caritativo ¿Cuánta gente donó dinero para los damnificados del terremoto de Lorca frente a los que donaron dinero para Haití? Bastantes menos ¿por qué? Porque a los lorquinos ya les iba a ayudar el Estado, nuestro Estado, el de un país rico; a los de Haití sabíamos que como nos les ayudáramos el resto del mundo, les dejábamos a su suerte.
Aquí y ahora pagamos muchos impuestos y recibimos muy poquito, y aún quieren que recibamos menos. El resto se va en mantener a toda la Casta: los elegidos democráticamente y los allegados a los que también mantenemos. Y, o mucho me equivoco, o los que os estamos manteniendo, nos estamos cansando de la tomadura de pelo.
P.S. Tampoco creo en la subvenciones para I+I+D a menos que sus resultados sean públicos ¿o es que una empresa privada va a repartir sus beneficios entre todos cuando triunfe algún proyecto?
Camino a seguir.
ResponderEliminarUn cuento antiguo decía así: Dios quiso mostrar a un hombre cómo era el infierno. Lo acompaño a una sala donde un grupo de personas desnutridas y desesperanzadas se encontraban sentadas alrededor de una gran mesa circular. En el centro de dicha mesa se podía observar un humeante puchero repleto de apetitosa comida, teniendo, cada una de las resignadas personas que allí se encontraban, larguísimas cucharas que les permitían alcanzar el contenido del puchero.
El hombre guiado por Dios hasta aquella sala no podía comprender el hambre y sufrimiento de aquellas personas, hasta caer en la cuenta de que no era posible acercar a la boca cucharas de semejante longitud.
Posteriormente Dios ofreció a aquel caballero la posibilidad de visitar el cielo. Lo acompañó a una nueva sala muy similar a la anterior. Misma gran mesa, mismo puchero, mismas cucharas... aunque en esta ocasión las personas sentadas a la mesa estaban contentas y muy bien alimentadas.
-¿Cómo es posible? -preguntó el caballero.
-Entendieron que debían alimentarse unos a otros para sobrevivir. -respondió Dios.
Pienso que el cuento que acabo de citar podría llevarnos a solucionar el problema de una España deprimida y empobrecida, donde todo nuestro dinero va a parar a manos de enormes multinacionales extranjeras, que por sus indignas condiciones laborales, son capaces de reducir enormemente el precio de sus productos. Cada uno de nosotros, asustados por la merma en nuestro poder adquisitivo, caemos en la trampa de comprarlo todo en estas grandes empresas, buscando sus precios para llegar a fin de mes. Pero en realidad, esta actitud egoísta, a la que casi todos hemos llegado, supone la quiebra inevitable de toda la pequeña empresa de este país. Si todos hicieramos un sacrificio personal, comprando solamente productos nacionales, manufacturados en España y vendidos por pequeñas tiendas y comercios (no franquicias), gastaríamos más dinero mensualmente, pero conseguiríamos sacar a flote nuestra nación, al tiempo que la gente recuperaría la ilusión por emprender pequeños negocios, así como su dignidad.
De acuerdo totalmente. El problema es que un gran porcentaje de la población se ve más o menos “obligada” a comprar en grandes superficies por cuestión de horarios laborales y comerciales, y/o de vivir en ciudades dormitorio, teniendo que ir en coche para cargar la compra de una semana o más, siendo sólo posible aparcar en estos centros. De siempre me he quejado de la mafia de la distribución, que es la que más pasta mueve, y además, a la chita callando, sin que se note.
EliminarComenzaron gracias a beneficios fiscales, créditos blandos y facilidades para su instalación, con licencias e infraestructuras especiales por parte de los hay-untamientos, y con precios inferiores dada su capacidad de “negociación / chantaje”. Y una vez instalados y con clientela cautiva, los precios subieron inmediatamente, y comenzó la debacle del pequeño comercio, incapaz de competir con la gran superficie.
Pues yo estoy de acuerdo en parte. Me hace mucha gracia que los neoliberales de hoy hablen como de la panacea de las privatizaciones y eliminar las ayudas públicas. Pero en la mayor parte de los casos son FALSOS neoliberales. Es decir, según la teoría neoliberal (resumiendo) el que es pobre, es un fracasado. El que monta una empresa y se le va al garete, es que es estúpido, libre competencia total. La ley del más apto. Pues resulta que en España, cada vez que se privatiza algo, siempre quedan vínculos con el Estado que siempre acude al rescate PONIENDO DINERO cuando la cosa va mal. Si una empresa privada, lleva a la quiebra un bien público, pues se renacionaliza o se lleva a concurso de acreedores.
ResponderEliminarLlevando esto a la PYME, resulta que nos encontramos lo mismo a pequeña escala, multitud de pequeñas empresas que buscan que el Estado las "estimule" a crecer abaratando el despido, con ayudas directas o deducciones en la Renta.
Yo sinceramente creo que la libre competencia está bien cuando es DE VERDAD. También creo que, comparado con los miles de millones que el Estado derrocha en el tejido financiero y empresarial, las limosnas que nos caen son una nadería que sirven muchas veces poco más que para comprar tu voto.