jueves, 26 de junio de 2014

La serpiente nunca se muerde a sí misma

Si alguien pensaba que la reforma fiscal iba a resultar beneficiosa para los ciudadanos, me da que pensar que esa persona aún cree en los reyes magos y, además, peca de una adorable candidez.
A través de las diferentes asignaturas de fiscalidad que he ido estudiando en mi viaje por los estudios económicos he aprendido que, a la hora de manipular impuestos (que nombre tan descriptivo, ¿verdad?, ni im-puesto a propósito) existen algunas realidades bastante inmutables:
·         Los  pobres no pagan impuestos, lógico, no tienen dinero.
·         Los ricos no pagan impuestos, lógico, tienen abogados, asesores y amiguetes.
·         Las grandes empresas no pagan impuestos. Aunque el antiguo tipo de sociedades estuviese al 30%, el tipo real que pagaban las empresas era del 4%. También ayuda el hecho de que tienen abogados, asesores y amiguetes.
¿Quién y cómo se recauda entonces para alimentar los gobiernos?
·         Las clases medias son las que pagan la mayor parte de los impuestos, tanto directos como indirectos.
·         Las pequeñas empresas pagan, en proporción, más impuestos que las grandes y, además, desde el minuto cero.
·         Las cotizaciones sociales recaudan más dinero que los impuestos a los beneficios empresariales, no en vano en España estas cotizaciones son más altas que en Alemania.
Puesto que al final los paganos siempre somos los mismos, es lógico que cualquier “reforma fiscal” siempre vaya contra la clase media. Ojo es lógico en España, porque podrían haberse hecho muchas cosas que nos beneficiasen a todos, pero claro eso implicaría pensar y, además, cercenar mucha grasa de un estado no ya obeso, sino mórbido.
Lo que nunca pensé era que un gobierno que ha recibido un toque de atención tan fuerte como el que se le dio en las elecciones europeas, no se atrevería a hacer una majadería tan grande como la de hacer tributar las indemnizaciones por despido. Me queda el consuelo de pensar que, cuando se negocie con los sindicatos, esto será algo que el gobierno retire para ponerse la medalla de “vale, os entendemos y vamos a ser magnánimos”.
Eso sí, como ya no me extraña nada, igual van en serio con todo… luego se extrañarán cuando se ostien en las próximas elecciones…

2 comentarios:

  1. Está claro que el sistema descansa sobre la clase media. Por eso se destruye cuando ésta se empobrece. A Montoro le hubiera bastado bajar los impuestos al nivel que estaban cuando los subió sin más mandangas con promesas de bajarlos algo más paulatinamente, por ejemplo. Pero ha liado un pifostio donde castiga al ahorro, al suprimir los 1500 euros iniciales de descuento del rendimiento del capital (rendimiento magro ahora y con graves peligros). O sea, castiga a sus votantes, que son los mayores ahorradores por ser gente más convencional y prudente.

    El PP se sostiene porque casi todo lo que hay enfrente es nacionalismo, socialismo y comunismo y hoy por hoy es el voto útil. Es lo que pasa en política en España, que siempre hay que escoger entre lo malo y lo peor.

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  2. Otra realidad bastante inmutable es que hagan lo que hagan los gobiernos y los partidos, roben lo que roben los políticos y las empresas, el pagano y sostenedor del cotarro, el currante de a pie, el anónimo e imprescindible consumidor, seguirá pegado a las pantallas de los televisores tragándose directamente las órdenes subliminales y los golpes de efecto que desde allí se darán justo antes de cada convocatoria ante las urnas para que sigamos haciendo cola delante de ellas. Es de eso de lo que viven y engordan políticos y grandes empresarios. Y lo seguirán haciendo mientras sigamos insistiendo en esa sádica y suicida participación que lo único que hace es blindarles. Pero seguiremos insistiendo, a pesar de escándalos, cuentas en paraísos fiscales, sicav, etc. Seguiremos ejerciendo de fanáticos defensores de una izquierda y una derecha sin darnos cuenta de que ninguna es diestra y las dos son siniestras, de que lo que tenemos en realidad es un arriba y un abajo, pero además, cada vez más gorda una y más flaco el otro. Y como cada vez van teniendo menos de donde robar, y les ha parecido poco llevarse comisión de los premios de lotería, ahora también se la van a llevar de los despidos. ¡Manda güebos! Va quedando menos para el impuesto por respirar.

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