Quiero decir, que antes de 1996-97 la situación de nuestro país no era muy diferente de la que hay ahora. Había un alto nivel de desempleo y un fuerte endeudamiento nacional.
Esta mañana, mientras venía paseando al trabajo, me ha dado por pensar que tal vez lo que está pasando es que estamos volviendo a lo que siempre fue y que la gran prosperidad anterior fue un sueño efímero.
Durante 20 años, hubo casi pleno empleo (entendiendo pleno empleo como un 8% de nivel de desempleo que podría achacarse a desempleo estacional o friccional), todo el mundo “se merecía tener un BMW y una segunda residencia”, por supuesto mejor que la del cuñado.
Después del petardazo de prosperidad auspiciado por el torrente de fondos que nos caía de la Unión Europea y por un crédito fácil que servía para paliar la congelación salarial, llega la realidad. Cuando los ecos de la detonación de bienestar se apagan, llega lo que siempre fue… y lo llamamos crisis cuando, en realidad, deberíamos llamarlo “lo de siempre”.
Tal vez tenemos poca memoria. Tal vez el pasado ha vuelto porque no hemos sido capaces de aprender de él y, por eso, en lugar de utilizar ese segundo de prosperidad en algo que nos permitiera perpetuar el bienestar, lo utilizamos para enriquecernos (algunos) de forma individual y poco productiva.
Tal vez nos creímos primer mundo cuando nunca pasamos de estar en el segundo. Tal vez no era lógico que un peón de albañil ganara más de 2.000 euros al mes, no era lógico aumentar la población en un 20% en 10 años y esperar que eso no tuviera repercusiones en las infraestructuras y servicios, tal vez no era lógico que uno de los países que tradicionalmente estuvo a la cola de Europa fuera de los mayores consumidores de cocaína del mundo.
Tal vez la prosperidad fue sólo una de esas femme fatale de película de cine negro que dejó su aroma impregnado en nuestras sábanas una noche y nos condenó a recordarla, sentados en la penumbra de la habitación esperando ver su figura dibujarse de nuevo en nuestras vidas sin saber que la chica se fue con el dinero para no volver, que esta no será una historia con final feliz.
Tal vez nos equivocamos y, ahora, con la resaca de licor de malta y la boca pastosa por la tinta metálica de contar el dinero derrochado, nos negamos a asumir que nos hemos despertado en la realidad y que, lo de ayer, fue sólo un sueño. Un tren que se escapó y que difícilmente volverá.
¿Que implicaría todo esto?
Que la “crisis” no acabaría nunca, pues no sería una crisis sino la realidad de cada día que vuelve a por nosotros.
Hola I,
ResponderEliminarMuy poética la entrada de hoy, jejeje.
Aunque puede que tengas razón y que lo que nos ha llegado no es más que un eco de la triste realidad española, y que la "prosperidad" se fue para no volver, me temo que no estamos como en 1996/7. Los costes de todo son mucho más altos, los impuestos también, y el nivel de deuda está disparado. No creo recordar que en 1996/7 tuviéramos que devolver los casi 300 mil millones de deuda acumulada que tenemos... millón arriba, millón abajo.
En todo caso yo sigo en mis trece. tanto en 1996/7 como ahora, hace falta una buena dosis de guillotina a algunos sectores de la sociedad.
Saludos matineros,
B.
Es verdad, estanos peor, la deuda de las familias esta disparada y lo que es mas grave, nos hemos acostumbrado a lo bueno...
EliminarEstaba yo inspiradillo jajajajaja
Saludos y gracias
Estimado Amigo:
ResponderEliminarMuy bien, vas en la buena senda...el quinto párrafo es el que tiene la llave maestra. En efecto el torrente de fondos se nos dio para lanzar nuestra economia y restructurar nuestro tejido productivo tras la reconversion industrial, el esquilme de nuestra flota pesquera y las directrices impuestas en materia agraria...¿y qué hicimos?...
De esos barros traen estos lodos, sin duda.
LOPECHESS...dixit
Es evidente que es así. En 2002, con la entrada en el Euro, se empezó a pedir prestado al exterior a mansalva en euros. En 2005, la deuda externa neta de los españoles era de medio billón de euros. Ahí había que haber parado.
ResponderEliminarPero en 2010, la deuda externa neta de los españoles era de un billón de euros, el doble.
Todo ese chorro de dinero externo creó una economía artificial. Y aquí ZP, Solbes y compañía jaleaban la fiesta diciendo que ibamos en la Champions League. Y llegaban inmigrantes sin control mientras el Ministro Caldera decía que eran pocos, que necesitabamos más.
Ahora queda la deuda y los inmigrantes mientras la economía ha de volver a los parámetros de 1998 o 2000, porque ya no se construyen 600.000 viviendas al año, ni aeropuertos en todas las ciudades, ni AVES por todas partes, ni Universidades para cada pueblo. Ni se construirán en muchos, muchos, muchos años.
No es una crisis en el sentido tradicional del término. Es un ajuste estructural político y económico del país que se había salido de madre vía deuda.
Y menudo ajuste estimado Bucan... Nos van a temblar hasta las cejas...
EliminarMuchas gracias!
ResponderEliminarYa sabes que valoro mucho tus opiniones de experto! Que sabemos que sabes mas de lo que dices saber jajajajaja
De todas formas, España está más bonita, tiene otra cara.
ResponderEliminarSe habrá tirado el dinero, pero el aspecto del país es otro, sus ciudades, sus carreteras...está mucho mejor.
En ese sentido no quedará sólo el recuerdo.
Lo demás esperemos que se vaya solucionando y podamos vivir con un poquito de sosiego.
Es lo de siempre pero agrabado y multiplicado.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo, esto es un ajuste, una vuelta a nuestra realidad.
ResponderEliminarYo, si puedo elegir, quiero ajustarme con una modesta residencia en Pedralbes y contrato de 2 millones de euros con timofónica si es necesario me caso con una infanta, de naranja a ser posible.
Siempre nos ajustamos los mismos, es nuestra realidad no la suya.
Un abrazo
Ni crisis ni ajuste, se llama colapso. Y no de un país, sino de un sistema. De acuerdo que los desajustes, las contradicciones, las golfadas y las mafias se notan antes en las partes más débiles, menos cohesionadas y menos disciplinadas del mecanismo, pero acto seguido saltarán por los aires todas las piezas. Desgraciadamente, el tiempo me dará la razón. Nada me gustaría más que equivocarme y tener que reconocer mi error. Ojalá fuera así, pero me temo que no, que estoy en lo cierto. Si cabe un parche más, que lo dudo, será el último, y breve.
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ResponderEliminarO.K. Insig. O.K. Bucan.
Fractalio, quizás acabes teniendo razón.
No es dificil predecir un cataclismo mundial, visto como están las cosas.
En cualquier caso, quienes tiene el control de la máquina no permitirán que ésta se pare, como mucho reducirán las revoluciones y provocarán un buen holocausto. Y después vuelta a empezar el juego.
Bueno, el colapso lo predije hace veinte años, cuando todo era un Hollywood aparente en el “primer mundo”. Lo que dices de los que tienen el control de la máquina es cierto, pero es lo que llevan haciendo desde treinta años hacia acá, y si no somos capaces de que todos tengamos claro quiénes son y de decirles al unísono que hasta aquí han llegado, provocarán el holocausto, y sin tardar. No podemos olvidar que su maquinaria la engrasamos todos a diario, y habría que hacerles ver que ni sueñen con trasladarla a sus herederos.
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EliminarLo siento, amigo Fractalio, pero no creo en absoluto en la capacidad de la masa social para contestar a los amos de la llave de la máquina.
No hay ningún antecedente de que alguna vez haya ocurrido tal cosa, que las masas se levanten contra el poder establecido, sin que, a la vuelta de la esquina, otros agentes se hayan hecho con la llave y hayan vuelto a iniciar el proceso.
Es más, con la actual población mundial ( 7.000 millones de personas), es cada vez más improbable que haya un cambio realmente sustancial.
Me temo que el aborregamiento de las masas es directamente proporcional al número de sus integrantes.
El hecho de que predijeras el colapso hace veinte años (¿lo hiciste en algún medio?), siento decirte que no es un gran mérito. Yo hace mucho más de veinte años que predigo un gran colapso. Es tan evidente que únicamente la desinformación y la incultura de la gran mayoría de la población hace que permanezca oculto.
La cuestión no es si se producirá o no, que seguro que se produce, la cuestión es cómo será.
A buen seguro no afectará a los dueños de la llave. "Que todo cambie para todo siga igual" .
Cordiales saludos
Arnau, nunca dije que tuviera ni el más mínimo mérito predecir el colapso, todo lo contrario, no había nada más que abrir los ojos. Lo que también te digo es que no me he topado con nadie que al menos considerara mis argumentos, y que me han llamado de todo menos bonito. Lo que me alucina y me indigna es la ceguera voluntaria generaliza. También predije que después todos dirían que esto ya se veía venir, que era evidente, y así va siendo. Dentro de poco me dirán que cómo es que no lo veía.
EliminarEn cuanto a la predicción del futuro, entre la permanencia o la extinción de la especie, apuesto por la primera, por aquello del instinto de supervivencia, pero pasando por un severo cataclismo. No creo que estemos a tiempo de una toma masiva de consciencia de la realidad como para ser capaces de diseñar un sistema que no tenga nada que ver con el actual. Ya se encargan de ello los dueños de la llave. Pero a ellos también les llegará su fin. Su supervivencia significaría la extinción de la especie. Su desaparición es conditio sine qua non para la supervivencia de ésta.
Las circunstancias actuales del mundo no tienen antecedentes, vivimos una época bisagra, habrá un antes y un después de una forma mucho más marcada que en anteriores hechos históricos.
Aún me queda, eso sí, un hilillo de esperanza de que ese después se haga de forma civilizada, de que llegue a tiempo el fin de la ceguera de forma masiva y súbita, como en la novela de Saramago.
Un saludo también para ti.
Eliminar"Las circunstancias actuales del mundo no tiene antecedentes".
Creo sinceramente que te equivocas.
Evidentemente las circunstancias no son las mismas en términos absolutos, pero el "apocalipsis" ha sucedido infinidad de ocasiones en la historia.
Me refiero, por supuesto, al apocalipsis de civilizaciones, es decir, de formas de vida, tanto en lo económico como en lo social.
Tras cada apocalipsis no ha advenido una sociedad paradisíaca, sino otra de semejante nivel, eso sí, tras años o siglos de retroceso o de guerras constantes. (Revolución francesa, revolución rusa.)
Como ya decía en otro post, en mi opinión, lo único que ha hecho avanzar y mejorar la sociedad humana han sido los descubrimentos y avances tecnológicos. De hecho, sin ellos, ni siquiera estaríamos hablando y discutiendo de estos temas, ya que la humanidad estaría en un estadio de gran precariedad social y económica, luchando día a día por la simple subsistencia.
Por cierto, mis preferencias filosófico/literarias están más cerca de Nietszche que de Saramago
Salud.
Creo que no me equivoco, Arnau. Nunca se han explotado los recursos naturales a una velocidad tan insostenible como la actual, nunca se ha contaminado el aire, el agua y la tierra como ahora, nunca la humanidad tuvo un mercado global ni una acumulación de capitales tan salvaje como en estos momentos, acumulación que hace a algunas personas (por llamarlos de alguna manera) ser capaces de comprar y vender voluntades particulares y públicas, jueces, estados, continentes y el mundo entero. Nunca en la historia de la humanidad una persona pudo comunicarse con cualquier otra de forma instantánea. Todos estos factores hacen, en mi opinión, que los derroteros que pueda tomar el futuro sean bastante insondables e imprevisibles, pero la intuición y el sentido común me dicen que si la especie ha de continuar, tendrá que ser con un sistema tan absolutamente diferente a este, que sería irreconocible por un habitante actual del “primer mundo”.
EliminarHago una predicción que seguro me discutirás. Hay dos elementos, que han sido los mayores catalizadores del desastre actual, y para mí, cualquier diseño de futuro pasa por su no existencia: el automóvil y la televisión.
En cuanto a la lucha por la subsistencia, creo que teniendo el conocimiento que el ser humano tiene hoy de los antecedentes y consecuentes de sus acciones y omisiones, sería perfectamente viable vivir trabajando bastante poco, limitando esta actividad a las labores de alimentación, vestido, techo, educación y sanidad, y dejando a un lado las infinitas chorradas de las que nos han ido rodeando los “listillos de turno” que no sirven absolutamente para nada, salvo para crear conflictos de todo tipo. Creo que más utopía que esto es mantener lo que tenemos. Eso sí que es inviable de todo punto. Lástima que dentro de cien años no puedas darme la razón.
EliminarFractalio. Es muy dificil discutir contigo.
Lo cierto es que utlizas argumentos "humanistas", cuya refutación es simplemente la realidad.
La realidad es aquello que ocurre mientras meditas idealisticamente sobre ella.
No es que no esté de acuerdo con tu argumentación en cuanto a reducir y limitar el consumo de tantas cosas innecesarias e incluso de algunas necesarias, pero esto funciona así y no solo en el primer mundo.
Cada momento histórico vive su apocalipsis particular. El fin de cada imperio, de cada civilización, es, en suma, la auto-fagotización de si mismo.
Pero tras cada final de una civilización o sistema socio-económico aparece uno nuevo, que es nuevo y a la vez continuador del anterior.
Recuerda que Salomón ( 1.000 a. de C.)ya decía entonces "Nada nuevo hay bajo el sol".
Por cierto, no te discuto que la TV y el automóvil tengan algo que ver en el "desastre actual", pero ¿catalizadores de éste?.
Te recomiendo la lectura de "Del paro al ocio" de Luis Racionero, sobre la posibilidad de vivir sin trabajar tanto o nada.
En fin, saludos y hasta el próximo sábado, que hoy acabo mis vacaciones.
Arnau, yo lo veo al revés: la realidad es precisamente la que va refutando los argumentos de los defensores del sistema. Mis argumentos ni son humanistas ni lo dejan de ser, son sólo el resultado de la observación y reflexión sobre causas y efectos con el fin de poder extrapolar y hacer una predicción de futuro.
EliminarDe acuerdo en que tras cada final de un sistema socio-económico aparece uno que es continuador del anterior. De ahí que diga que nuestro tiempo será bisagra, habrá un antes y un después. Hasta ahora, nada nuevo bajo el sol, pero a partir de ahora, una de dos, o todo nuevo bajo el sol, o fin de una especie.
El automóvil y la TV han acelerado el proceso de autodestrucción. Nos han hecho creer que podemos estar en dos sitios a la vez y que podemos consumir más de veinticuatro horas al día. Desde su existencia, toda la irracionalidad que nos rodea se ha desarrollado entorno a ellos, y a su medida. Mejor dicho, a la medida de sus amos y manipuladores.
Feliz vuelta al curro.
Parte del problema es el pesimismo y derrotismo de cada vez mas gente.
ResponderEliminarPara muchos, somos un pais del tercer mundo, subdesarrollado y cualquier tipo de enriquecimiento o intento de crear riqueza nos llevara a la ruina y debería estar prohibido.
Durante esta época (97-2008) ha habido una enorme burbuja politica con la multiplicacion del gasto autonomico, la descentralizacion y el numero de personas que viven de la burocracia sin generar ningun tipo de valor. Tenemos tantos politicos, funcionarios, diputaciones, fundaciones, empresas publicas que debemos endeudarnos cada vez mas solo para mantener este entramado a flote.
Lo que hace falta es un sector privado fuerte, diversificado, innovador y un marco legal que apoye la inversión.
Innovar, invertir, crear empleo de calidad y ganar dinero con ello es algo que debería estar al alcance de todas las empresas, especialmente las PYMES. No solo de las multinacionales con enchufados políticos.
Faltan modelos de negocio viables. En vez de meter el dinero debajo del colchón, o que nos lo quiten los politicos debería ser posible crear una SL, contratar gente y vender un producto o servicio (ganando dinero como resultado).
MJ
Hombre, no creo que el pesimismo y derrotismo sea un deporte con el que disfrutemos porque no tengamos otra cosa que hacer. El problema que tenemos es que pretendemos hacer viable lo que es inviable a todas luces, o sea, el sistema económico actual. No es sostenible consumir recursos al ritmo creciente de forma exponencial. Eso tiene un límite, y ya lo estamos acariciando. No veamos la vida de forma fragmentada, consideremos el sumatorio de todas esas innovaciones, diversificaciones, crecimientos, progresos y beneficios, y démonos cuenta de que llega un momento en que es imposible mejorar en todo al resto de los que supuestamente pretenden lo mismo contigo. Los que controlan la máquina lo han experimentado ya, y de ahí las consecuencias en cascada. Si queremos globalización, tendremos primero que analizar si es posible, y luego, merecerla y practicarla para todo, no sólo para lo que nos interesa.
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