De esta vamos a salir

No, no me he vuelto optimista durante el fin de semana, más que nada, porque, al contrario de lo que mucha gente piensa, siempre lo he sido. Lo que pasa es que me considero un optimista razonablemente bien informado, y de ahí mi pesimismo bloguero.

Dicho esto, os digo que estoy convencido de que saldremos de esta. Lógico, siempre se acaba saliento de todo, claro. Pero la pregunta del millón es ¿cómo y quienes?

Pienso que vamos abocados a ser un país con un desempleo estructural superior al 15% y con salarios bajos. De hecho, ya hay gente que envidia a los mileuristas. Un ejemplo que me parece muy representativo de la evolución de la situación económica es el del repartidor de comida de mi restaurante asiático favorito.

Desde hace años, una vez al mes pido comida japonesa a un restaurante asiático. En el inicio de los tiempos, el repartidor era chino. Conforme pasó el tiempo, el repartidor pasó a ser sudamericano y, ultimamente, es un español el que me trae la comida. ¿Qué me dice esto? Que cuando el hambre aprieta, no hay pan duro ni salario suficientemente bajo.

Si hay un efecto que se produce cuando hay mucha mano de obra es el descenso del salario medio.Después, cuando las redes asistenciales empiezan a fallar y llega la desesperación, uno se agarra a un clavo ardiendo… por mucho que queme.

Vamos a salir de la crisis, sí, pero convertidos de facto en una economía cuasi-tercermundista. Con salarios impensables para otras épocas y matándonos por el conseguir un trabajo mal pagado. Con pensiones irrisorias y cobertura por desempleo casi inexistente.

El estado del bienestar será un mero recuerdo. Estaremos rodeados de servicios públicos de mala calidad y, encima, co-co-pagados (os recuerdo que todos los servicios públicos se pagan ya con los correspondientes impuestos, a partir de ahí no es co-pago, sino co-co-pago).

Las administraciones estarán compuestas de cientos de supervisores, subsecretarios, delegados y vicechorras que se supervisarán unos a otros y enviarán a los ciudadanos de una ventanilla otra en un baile inútil.

Todo lo medianamente rentable será privatizado y para ir de Madrid a Andalucía habrá que pagar peajes, el céntimo verde y hasta el euro azul (éste para mantener a la casta). En los hospitales habrá que presentar la declaración de la renta para que te curen un resfriado y los bomberos irán a apagar los fuegos con un datáfono para pasar tu tarjeta.

Recibiremos lo mínimo posible pagando lo máximo posible.

¿Os parece muy catastrófico?

Pues es una mera evolución de lo que está pasando ahora. ¿Acaso alguna vez hemos pagado tanto a cambio tan poco?