No hay bien que por mal no venga...

No, no me he equivocado al enunciar el famoso refrán, es que hay noticias que me ponen de mala leche.

Hace poco el gobierno (si es que a estos patanes se les puede llamar así) anunció con bombo y platillo que iba a limitar el endeudamiento público. Así a primera vista, está muy bien, pero como siempre, quien hizo la ley hizo la trampa.

Según se contempla en el Plan de Estabilidad 2010-2014, escondido en una cláusula remota en los últimos párrafos del documento, el gasto se limitará siempre que no se consigan ingresos sostenibles a través de las subidas impositivas. Este pequeño detallito abre una ventana al gobierno central y a las corporaciones locales (no a la Administraciones Autonómicas de momento) para poder seguir gastando mediante el zumo de contribuyente, es decir, al exprimirnos más.

Por si alguien tiene la feliz idea de bajar impuestos, el mismo documento recuerda que en tal caso se habrá de reducir el gasto. Vamos que dinero público no hay más, y si se quiere seguir como hasta ahora, ya no se puede contar con la ayuda de papá estado sino que habrá que ordeñar aún más a los contribuyentes.

Pero hay más...

Existe otro truquito en el documento de marras, en un párrafo dice: "de acuerdo a la nueva regla, con carácter general, el gasto de las Administraciones Públicas, presupuestado y ejecutado, no podrá superar la tasas de crecimiento a medio plazo, de referencia de la economía española”. Si al final deciden referenciar el gasto al PIB tendremos la pescadilla que se muerde la cola: cuanto más gasten las administraciones, más se inflará un PIB ficticio (que es lo que ha pasado en estos dos últimos años) y más podrán gastar al estar referenciados a este indicador.

El anuncio, por supuesto, para después del 22 de mayo... por ahí se rumorea también que habrá una nueva bajada para los funcionarios, esta vez del ¿3%?

Fuente: lauramascaro.com