Quien habría dicho que este fin de semana se alcanzaría un acuerdo acerca del techo de la deuda... yo no, desde luego.
Pues bien, una vez alcanzado el acuerdo, las aguas pueden volver a su cauce... de momento.
El Oro y la Plata bajan, menos mal que me salí a tiempo, y las bolsas del mundo parecen respirar aliviadas.
¿Todas? No, existe una bolsa que aún resiste en los números rojos, ¿adivinais quién? Efectivamente, la nuestra.
Europa planea librarnos de aportar dinero al nuevo rescate Griego y, la verdad, eso no se si me da miedo o alegría.
Que pensaríais si fuerais por la calle y, de todo vuestro grupo de amig@s, un mendigo sólo os rechazara la limosna a vosotros con la frase: "Tu lo necesitas más que yo". Acojona, ¿no?
Ah y por cierto, los transportistas ya se han pronunciado, otra gran e inesperada revelación: adivinad quién pagará el nuevo impuesto de transporte...
Fuente: blogs.lavozdegalicia.es
Era previsible que ni demócratas ni republicanos iban a querer cargar con el muerto de haber provocado la quiebra de EE.UU. y que tendrían que ponerse de acuerdo, aunque sea para huir hacia adelante con más deuda.
ResponderEliminarY como apuntas, que nos sacasen de los que aportan pasta para el sumidero griego, sería preocupante. Aunque sería conveniente, porque para poner dinero, tenemos que emitir deuda y bastante tenemos con la emisión de la nuestra en todas sus variantes: deuda del Estado, deuda de las Autonomías, deuda de empresas públicas, deuda de televisiones regionales y estatales, deuda de déficit de tarifa eléctrica,.... ¡SOCORRO!
Pues en elmundo.es, como sutitular de la noticia de la bajada de la bolsa en España dice textualmente: “Los parqués de Europa y EEUU se tiñen de rojo ante las dudas sobre el acuerdo y la posible rebaja de las agencias de calificación”.
ResponderEliminarPero en cualquier caso, sigo opinando lo de siempre, todos estos movimientos no son más que traslados y demoras, con sus consiguientes agravamientos, del problema que tenemos acumulado de décadas. Me da igual que las bolsas suban hoy y bajen mañana que viceversa, no son más que movimientos de agitación para atraer incautos y recoger beneficios los de siempre. ¿Pero esos de siempre, cuándo se van a enterar de que esas maniobras tocan a su fin? Bueno, lo saben perfectamente, pero siguen apurando hasta el último instante. La avaricia, igual que la estupidez, no tiene límites, unos acumulando y el resto siguiendo el juego y entrando a los trapos.