viernes, 11 de noviembre de 2011

Génesis

Villalpardillo del Sur era un hermoso pueblo perdido en la Sierra de Guadarrama. Con sus poco más de 100 habitantes, la calma estaba asegurada por las calles. Prácticamente todas las necesidades de la localidad estaban cubiertas por sus residentes.

En Villalpardillo del Sur durante años, la principal industria había sido la recogida de la castaña pilonga. Aunque el pueblo contaba con panadero, restauradores (dueños de bar), un médico, etc... la mayoría de los habitantes vivían de esto.

Un día, Europa les prometió dinero por arrancar los castaños, ya que hacían la competencia a los castaños franceses y la cuota española había de reducirse. Dicho y hecho. Matías, el alcalde, supervisó el arrancado de los castaños. Durante años, el pueblo vivió de subvenciones y se maravilló de la suerte de que le pagaran sin tener que trabajar. Oh si, la vida era hermosa.

Hasta que se acabaron las subvenciones. De repente, Europa decidió que no se podía gastar tanto dinero en la Política Agraria, pues las dietas y prebendas de los políticos necesitaban aún más dinero. Las subvenciones se acabaron y Villalpardillo del Sur entró en recesión.

El señor Matias, alcalde casi vitalicio, tuvo la brillante idea de contratar a los ciudadanos en el ayuntamiento. Así, podrían tener dinero de nuevo y, através del gasto en el bar, la ferretería y la panadería, reactivar la economía local. Dicho y hecho. De pronto, en lugar de los 10 trabajadores habituales, el ayuntamiento se encontró que su plantilla se había triplicado. Durante un año, todo fue bien y la gente volvió a maravillarse con el buen hacer del alcalde.

Cuando, al año siguiente, don Serafín, el tesorero del ayuntamiento, hizo las cuentas, se fijó en que las arcas del pueblo se habían vaciado. Ahora sólo guardaban telarañas. Ni corto ni perezoso, se lo dijo al alcalde. Don Matías se encontró entonces en una encrucijada: sanear las cuentas despidiendo a sus amigos de carajillo y dominó del domingo o buscar más dinero. Incapaz de hacer lo primero, optó por lo segundo.

Primero subió los impuestos todo lo que pudo y cuando vio que eso no era suficiente, pidió dinero prestado a la Caja de Ahorros de Villalpardillo del Sur donde, gustosamente, le financiarion sus planes.

Como los impuestos habían subido, a los impresarios del pueblo (el panadero, el del bar, Paco el ferretero, etc...) les costaba cada vez más sacar beneficio. Al principio, pidieron dinero prestado, pero resultó que todo el crédito lo tenía acaparado el ayuntamiento de modo que, al final, tuvieron que cerrar y dejar el pueblo.

Al final, el pueblo fue perdiendo habitantes. No había trabajo y tuvieron que emigrar. El alcalde tuvo que cerrar el ayuntamiento y acabó sus días sentado bajo el último castaño que quedaba, observando el cartel de "Se vende" que habían puesto en la entrada del pueblo... esperando a que la oferta del francés o el alemán que se han interesado sea auténtica.


 Fuente: gurusblog.com

Buen fin de semana

7 comentarios:

  1. El problema además es que el dinero que daban por quitar castaños se lo gastaban en viajes de fin de semana a Nueva York a comprar porque con el Euro fuerte era un chollo. Y el Ayuntamiento costeaba un plan de inmersión lingüística en el arameo y había abierto un Canal de TV para publicitar al Alcalde. Ya sé que no puedes ponerlo todo porque se alargaría, pero es que en ese pueblo pasó de todo. Hasta parece ser que un Concejal se llevó la fuente de la plaza.

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  2. excelente material para rodar unas nuevas Crónicas de un pueblo; quiero decir, que esa es la verdad esencial, la que describes, pero se harán peliculas o novelas contándolo así? lo dudo.
    saludos blogueros

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  3. Pues sí, pero cuando todo eso ocurría, y teníamos que oir a diario quince veces aquello de "España va bien", tuve que aguantar todo tipo de ofensas por decir que estábamos ante el colapso total del sistema y en una ruina total camuflada por intereses partidistas y burbujísticos. Un amigo economista, cada vez que yo hablaba de ello, levantaba los brazos al cielo y decía: ¡Hala, hala, ya estás otra vez con tus chorradas, tú qué sabrás, esto no es más que un ciclo, como los anteriores" A lo que siempre le contestaba: "ya, ya, ya me lo contarás". Y le añadía que dentro de diez años todo el mundo diría con aire de suficiencia: "no, si esto ya se veía venir". No me equivoqué un ápice, ni en una cosa, ni en la otra.

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  4. fractalio

    Muy cierto lo que dices. La gente se limita a reptir como un loro todo lo que oyen.

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  5. Una cosa mi buen amigo...¿por qué se está martirizando de esa manera tan exhaustiva a Italia y España y sus "primas de riego" y no se comenta nada de dos "compadres" de Alemania como son Hungría y Polonia en exposiciones muy similares a las nuestras.

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  6. Hola a todos,

    Fractalio... Te quedas corto! En ambientes supuestamente competentes en economía quien osara cuestionar el crecimiento de la pasada decada era clasificado automáticamente como comunista o perroflauta. Cuando lo unico que se pretendía era advertir de la insostenibilidad de la inflación desbocada en el mercado inmobiliario. Yo acabé ASQUEADO. Y espero que mis compañeros que tanto sabían que solo repetían las consignas del valor infinito de la vivienda se acuerden solo un poco del becario que no comprendía porque un inmueble que se caía en pedazos subía un 10% anual su valoración. Yo no me tragué el anzuelo, porque soy tan rojo que no creo en los duros a cuatro pesetas... ¿Quizá no soy rojo?

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  7. Cuanta razón Bucan!

    Mira que tirar "dineros" en lenguas inferiores... Con lo grande que es el Español! Vayamos corriendo a contárselo al resto de Europa, aun no comprendo que hacen estudiando lenguas que las hablan 4 gatos comparado con nuestros 400 millones de hispanohablantes...
    Educar cuesta lo mismo lo hagas en el idioma que lo hagas, en caso contrario alguien se lo está llevando crudo. ¿O acaso la inmersión linguística en Español que se practica en casi todo el país supone algún sobrecoste? Sin acritud.

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