El referendum de la discordia

Pepe Pi iba un día por la calle andando cuando se le acercaron un grupo de personas vestidas de traje, que le invitaron a comer. Nuestro protagonista, maravillado por su buena estrella, aceptó sin pensarlo. Durante la comida, le contaron que tenías derecho a vivir en una mansión con piscina, a conducir un Aston Martín y a irse de vacaciones al Caribe cada vez que le apeteciera. 

A cambio de todo esto, Pepe tan sólo tendría que aparentar ser tan rico y próspero como sus vecinos de “mansiones”. El hecho de que pudiera o no costearse esa vida tan lujosa, era otro tema. Para que preocuparse de eso hoy, si acababa de conseguir una casa con siete jacuzzis.

Los años fueron pasando y Pepe aparentaba bien. Para mantener el nivel de vida que le habían impuesto, y que ciertamente disfrutaba, iba de banco en banco con lo que él llamaba “el sistema perfecto”: pedir préstamos para pagar otros préstamos, dejando como garantía su fabulosa mansión.

Mientras que los préstamos fueron inferiores al precio de mercado de la casa de Pepe Pi, todo fue bien, pero llegó un momento en que el banco de al lado ya no le daba dinero para pagar el último préstamo que había suscrito. 

La situación se derrumbó. Las mismas personas que le invitaron a comer hacía años encontraron a un Pepe Pi muy cambiado. Tenía insomnio, la tensión por las nubes y los nervios desquiciados. Se ofrecieron a solucionar su problema, pero a cambio, ahora iba a tener que vivir en una chabola para poder entregar el 99% de su salario para pagar sus deudas.

La familia de Pepe se rebeló, les gustaba vivir como reyes aún sin serlo. De modo que propusieron votar para ver si se iban de la mansión. Tenían dos opciones:

• Si se iban de la mansión, tal vez pudieran pagar sus deudas, no es seguro. Pero en tal caso, los acreedores serían razonables y, viendo el esfuerzo personal que la familia Pi iba a hacer, tal vez le rebajarían la deuda a la mitad.
•  Si se quedaban, al día siguiente no podrían pagar ni un solo recibo. Ni el médico de la familia, ni el colegio de los niños, ni nada.

Bien, ahora pensad que Pepe Pi es Grecia.

Los griegos (y no han sido los únicos) han vivido mejor de lo que les correspondía por la fuerza de su economía. La corrupción ha campado a sus anchas por el país, total el dinero no paraba de fluir hacía el país.

Pero ahora, se ha acabado la fiesta y hay que pagar. Vale que la deuda griega está, en su mayoría, en manos de los bancos. Bancos que prefirieron ganar un 5% con la deuda griega a un 1’5% con la alemana, los mismos bancos que vía compra de deuda han pagado los sueldos de la administración griega.

 Traducción: ¿Pueden los cerdos volar? 
Fuente: investorsconundrum.com

Pd: si pensáis que la gente con dinero siempre va por delante de la que no lo tiene, os recomiendo que echéis un ojo a este link, en línea con lo que hemos hablado aquí otras veces.