miércoles, 14 de noviembre de 2012

Salarios y consumo: el motor de la historia

Hoy, os voy a contar una historia, una historia de dinero, poderes e intereses económicos más allá de la conveniencia de la humanidad, una historia de la ambición de unos pocos y el camino de muchos.

Nos remontamos al sigloXVII, España era una potencia que andaba a la gresca con media Europa y dominaba a la otra media. En esta época, la esclavitud era algo tan normal como utilizar los caballos para desplazarse.

Pasaron los años y llegó el siglo XVIII, resulta que los ingleses, inventores de la esclavitud y, por ende, sus máximos beneficiarios decidieron que, por motivos humanitarios, había que abolirla. Esto era digno de elogio, sin embargo, muchos son los que sostienen que la esclavitud se abolió porque alguien se dio cuenta de que los esclavos, al no cobrar, no podían consumir.

Conforme los esclavos se incorporaron al mercado laboral y se fueron especializando, los sueldos de los obreros sin cualificar bajaron. Es una de las reglas de oro de la economía laborarl, cuanta más mano de obra disponible hay, menor es el sueldo pagado. En román paladino, si tu pides 10, y hay mucha gente parada, es probable encontrar a alguien que lo haga por 8.

Pasaron los años y blancos y negros se igualaron en el consumo. Como marcaba la tradición, el marido (del color que fuera) iba al trabajo y la mujer se quedaba cuidando de los hijos. Este sueldo que traía el padre daba para consumir lo que daba, sin más. Entonces alguien tuvo la idea de crear las letras, un intrusmento que permitía adelantar consumo pagando en cómodos plazos. Esto pertimitó dar un empujoncito más a la capacidad de consumo familiar.

Sin embargo, todo tiene un tope y el sueldo del marido/padre no iba a ser menos. Entonces a alguien se le ocurrió que la mujer debería trabajar también, así entraría más dinero en casa y se podrían comprar más cosas. Había nacido el movimiento feminista de igualdad absoluta entre hombre y mujer. Se comenta que el ideólogo fue Rockefeller…

Con ambos padres trabajando, los hijos debían ir a la guardería, colegios con comedor, etc… y aumentó el gasto familiar. Con los años, se necesitaba que los dos cabezas de familia trabajaran para consumir lo que 20 atrás, me refiero a cosas básicas, se consumía con un solo sueldo.

El tiempo siguió pasando. Occidente vivía en una burbuja en la que sus salarios y sus vidas estaban protegidas por, fundamentalmente, un muro de hormigón y alambradas que había en Berlín.

Entonces a alguien se le ocurrió que, por razones humanitarias, había que tirar ese muro. De pronto, se incorporaron a los mercados de trabajo occidentales millones de trabajadores cualificados y sin cualificar. De pronto, se podía pagar menos sueldo porque, si tu lo haces por diez, se puede volver a encontrar a alguien que lo haga por 8.


Como cobrando 8 no se podían pagan productos y servicios cada vez más caros, alguien pensó que, ya que no estaba dispuesto a pagar más, al menos podía reeditar la idea de la letra, y apareció el crédito fácil.

Y llegamos a la burbuja. Conforme los sueldos de la construcción subían, se dejó entrar masivamente a inmigrantes para rebajar los salarios de los trabajadores. El problema es que, cuando la burbuja explotó, el mercado de oferta laboral (los trabajadores que ofrecen trabajo) pasó se 10 a 5 y, aún cobrando 5, había gente que lo hacía por 3 y sin domingos.

Y así hemos llegado a un país devastado económicamente, con un 20% de pobreza y en camino de alcanzar el 30% de paro.

Pd: antes de que me tachéis de machista, os diré que me parece genial que la mujer que quiera trabajar, trabaje y la que no, no. Pienso que hombres y mujeres no somos iguales, lo que no quiere decir que los unos sean mejor que los otros, simplemente somos diferentes.

3 comentarios:

  1. Me ha gustado tu explicación sobre la evolución de la humanidad... Y si lo piensas fríamente, así fue...

    Al menos yo, no te he interpretado mal con lo de la mujer. Además, es una realidad, antes no trabajaban y ahora sí. Nadie debería ofenderse

    Un saludo,
    jmr

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  2. Ay chaval, qué razón tienes...

    Mi primo me dijo un dia que para salir de la crisis bastaba con que no hubiera una familia con dos cotizantes hasta que al menos cada familia tuviera 1...

    Buen post!

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  3. En realidad ya los Reyes Católicos, cuando se descubrió América, dictaron la disposición de que no es esclavizara indios (salvo los que fueran caníbales, como los caribes, que se comían a los taínos, a los que tenían como ganado) y se les pagara un salario. Lo que pasa es que los indígenas americanos no estaban acostumbrados al trabajo europeo, ni como esclavos ni como asalariados. Y como se aceptaba entonces la esclavitud de los negros, porque decían que no tenían alma, se recurrió a ellos.

    Pero en siglo XVIII se inventaron las máquinas de recoger algodón y después la máquina de vapor. Ambas acabaron con la esclavitud. Ya no se necesitaba tanta mano de obra.

    Pero la auténtica revolución la hizo Henry Ford con la cadena de montaje. Hasta entonces, sólo los artesanos especialistas, un gremio cerrado, era capaz de construir sillas de montar o coches: se hacían pieza a pieza y todo era muy caro.

    La cadena de montaje de Ford permitió que miles de personas que no tenían ni idea de mecánica ni eran artesanos en nada, pudiera participar en fabricar chapa, motores, ruedas, asientos, etc, puesto que se les enseñaba a hacer una parte del trabajo y con abundante maquinaria.

    Ello hizo que el paro descendiera y los sueldos aumentaran para millones de personas que no eran especialistas artesanos. Y cosas que eran de lujo inalcanzable estuvieran al alcance de millones de personas. El lema es que si alguien trabajaba en la construcción de un coche pudiera comprarse un coche. Antes no era así.

    Y el trabajador se convirtió en consumidor. Lo que pasa es que como apuntas en el post, en algunos sitios nos pasamos de listos vía crédito, siendo más consumidores que productores. Y así, en España, entre empresas, ciudadanos y administraciones, debemos el 40% del PIB: hemos consumido los próximos veinte años.

    Nos hemos comido la sardina y ahora nos queda la espina.

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