La historia de hoy empieza como empiezan todas las historias de miedo en los últimos tiempos, con unos bancos que prestaban lo que no era suyo sin mirar a quién lo hacían. Que invertían lo que no tenían con un riesgo que no podían asumir y que, como consecuencia, pusieron a un país en la cuerda floja.
Durante años, Islandia era, como Irlanda o España, el gran adalid del crecimiento. Su PIB crecía y los altos intereses que ofrecían sus depósitos atraían el ahorro de Europa, sobre todo de Gran Bretaña. Este dinero se invertía en jugar con productos derivados financieros y en concesión de hipotecas pues tenían una hermosa burbuja inmobiliaria, tamibién se prestaba a “nuevos millonarios” ricos en deudas con los bancos.
Islandia, como Irlanda o España, fue un país idílico hasta que, un fatídico día, el castillo de naipes se vino abajo. La burbuja explotó y el gobierno y los principales bancos se encontraron sumidos en la más absoluta pobreza. Ni que decir hay, que para ir tirando, se emitieron ingentes cantidades de deuda pública, una deuda que compraron británicos y holandeses.
Como esto no fue suficiente, el país hubo de ser rescatado por el FMI. Sin embargo, esta historia que, hasta aquí, es común a muchos países, a partir de aquí se separó de la corriente general. Los islandeses decidieron que no iban a pagar por los errores de sus bancos, los dejaron quebrar y todo lo que no fueron depósitos quedó sin garantía.
Si bien los ahorradores islandeses tenían su dinero garantizado, los de otros países se quedaron con un palmo de narices y, en muchos casos, tuvieron que soportar enormes quitas, sobre todo, en la deuda pública, se estima que cerca de un 70%.
Los ahorradores holandeses y británicos fueron compensados por sus gobiernos y estos, a posteriori, se querellaron contra Islandia. Los islandeses ganaron la querella y se convirtieron en el único país que no dio ni una moneda a sus bancos y les dejó quebrar sin más. Además, juzgaron a sus políticos para determinar su responsabilidad en la crisis y, gracias a las medidas tomadas, se han convertido en uno de los países que más rápido está saliendo de la crisis.
Al contrario que muchos, que se empeñaron en revestir de cemento un castillo de naipes e intentar tapar las goteras, que se formaban en días de lluvia, a base de billetes de 500 euros.
Muchos achacan el triunfo de Islandia a la posibilidad de devaluar su moneda (no está en el euro), otros hablan de que su reducida población hizo posible un acuerdo rápido entre los ciudadanos.
Decía el Emperador Carlos I de España y V de Alemania: “hablo el español con dios, el italiano con las mujeres, el francés con los hombres y el alemán con mi caballo”… pobablemente su sentido común era islandés.
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ResponderEliminarEs que como apuntas, el no estar en el Euro y ser pequeño hace incomparable el problema con países que están en el Euro y son grandes en volumen de deudas.
ResponderEliminarEl problema del Euro es que lo que hace uno de los miembros del club de la moneda única, repercute sobre los demás. O sea, ningún país del Euro puede buscar una solución que no sea respaldada por los demás salvo que abandone el club, con todo lo que eso supone (la bomba atómica de la ruina).
Otra cosa es que el Euro se abandonará por todos de forma ordenada, en regreso a las antiguas monedas. Después cada cual operaría según su sapiencia (generalmente, impresión de dinero y devaluaciones).
Sí señor!!! Gracias por tu explicación. Confirmas mis sospechas. Lo del euro y la eurozona no es disculpa, de hecho EEUU, el todopoderoso USA, hizo algo parecido cuando dejó irse al hoyo a Lehman Brothers.
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