jueves, 14 de marzo de 2013

Cómo lucrarse hundiendo un país


Antes de entrar en materia, me gustaría agradeceros a tod@s vuestros comentarios y opiniones ante la entrada de ayer. Cuando ya se lleva en esto un cierto tiempo, se corre el peligro de caer en la rutina y repetir contenidos, de modo que, poco a poco, uno se va distanciando de su “público” y, en cierta medida, de la línea que se pretendía seguir. Tomo nota de vuestras sugerencias con la mayor de las alegrías por las palabras de aliento recibidas y, como siempre, que sepáis que… esta va por uds.

El mundo financiero de hoy se asemeja a un gigantesco supermercado en el que podemos encontrar las cosas más extravagantes del mundo. Existen productos de inversión para todo. Hoy me gustaría hablaros de uno que resulta de lo más dantesco.

Todos sabéis lo que es un seguro de automóvil, de vida o de hogar, vosotr@s pagáis y, a cambio, si se cumplen algunas de las claúsulas del contrato de seguro, la empresa aseguradora os paga un dinero. Por ejemplo, si os roban el coche o se rompe un cristal en vuestra casa.

Lógicamente, siempre existen formas de intentar cobrar un seguro prendiéndole fuego a tu coche, pero, está claro, que no es lo normal porque tu vas a cobrar dinero a cambio de sufrir una pérdida y eso, salvo que estés muy, muy, muy apurad@ no va a suceder. Pero, ¿qué pasaría si pudieras asegurar contra incendio el coche del vecino?, ¿y todos los coches del barrio?

En ese caso, nadie tendría coche porque habría cientos de interesados en quemárselo a las primeras de cambio, ¿no? Bastaría con asegurar todos los coches de la ciudad y, acto seguido, comprarse un mechero para hacerse rico.

Pues bien, eso que no se permite en el mundo real, se permite en el mundo financiero. Los CDS o Credit Default Swap son un producto que, en principio, se inventó para cubrir posibles pérdidas de dinero asociado a los bonos de los países. Tu compras bonos españoles y, para cubrir pérdidas o quitas, compras CDS sobre esos bonos. Esto que sería algo bueno si sólo pudiera comprarlo el que tuviera bonos de esos países (del mismo modo que solo puedes asegurar tu propio coche), resulta que puede comprarse aún no teniendo bonos que asegurar.

Vamos, que puedes comprar el seguro sin poseer lo asegurado, de modo que, al igual que en el caso del pirómano, comprando muchos CDS se interesa que un país se hunda o, al menos, que parezca que va a hundirse que, a efectos financieros, es exactamente lo mismo pues los mercados descuentan los hechos cuando se intuyen, no cuando suceden.

Y es que, en el mundo financiero de luz y de color todo es posible, hasta las absurdeces más temerarias. De hecho, así es como se arruinó AIG, la mayor aseguradora del mundo, mientras los bancos vendían títulos de hipoteca en cachitos (CDO) a inversores extranjeros, comprabran CDS sobre esos mismos títulos.

Brutal, ¿verdad? Parafraseando a Asterix: “estos economistas están locos…”

3 comentarios:

  1. Eso huele a las trafullas del mundo de las apuestas y la compra de partidos, solo que legalizado. Está claro que los tramposos siempre van por delante. Lo malo es que dentro de nada ya no van a tener quien vaya por detrás de ellos, porque como es imposible competir con tramposos sin hacer trampas, acabaremos como estamos acabando, con la vuelta a la ley de la selva.

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  2. Los grandes inversores como Buffet, Soros, etc, que no son precisamente unos angelitos de las finanzas, siempre se han quejado de la complejidad absurda de muchos productos financieros que parecen más bien pensados para un casino que para el mundo real de las empresas.

    El caso es que si lo analizas, todas esas cosas raras tuvieron su origen justificado, siempre se trataba de ejercer algún equilibrio en el mercado, como pasa también con las posturas a corto con acciones alquiladas (compras y vendes acciones que no son tuyas, como el que pudiera vender el piso que ha alquilado para volver a comprarlo cuando quisiera). Pero al final, se convierten en bolas de nieve incontroladas, porque van entremezclados en productos financieros derivados o estructurados, donde muchas veces están ocultas sin que el tenedor de esos productos se percate de lo que contiene lo que compra.

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    1. Yo en el mercado de derivados financieros, simplemente me pierdo. Soy un hombre de letras. Pero lo que sí sé es que hasta hace muy poco con la hipoteca ten endosaban todos los productos que podían y con cartas y más cartas. Incluso hace unos meses, el del banco, al ver mis modestos ahorrillos, me citó a su oficina a venderme una panacea que me los iba a multiplicar. Que en la cuenta corriente "no hacían nada"... Yo lo mandé al carajo pues había firmado con la hipoteca un fondo de inversión "seguro" que me estaba haciendo perder dinero de manera lenta pero segura. Luego liquidé el fondo dejando una cantidad testimonial para mantener el descuento en el recibo mensual de la hipoteca. No le gustó demasiado ;)

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