La Puebla del Marqués era un pueblo apacible. Los ciudadanos pagaban sus impuestos y tenían sus trabajos en pequeñas empresas locales. Un día el alcalde decidió que, para atraer riqueza, debía fomentar que se instalaran más empresas en la villa.
Con tal fin, el ilustre preboste ofreció exenciones fiscales de 20 años a las grandes empresas que se instalaran en la Puebla del Marqués. Atraída por la oferta, se instaló en la localidad la empresa de fabricación de gamusinos GamusaSA.
Cada uno de los 100 habitantes de la Puebla pagaban el 20% de sus salarios al año en impuestos. Cada una de las 10 pymes, pagaban un 35% de su beneficio. Obviamente, GamusaSA no pagaba nada.
El alcalde de la Puebla gustaba de coearse con grandes empresarios como el gerente de la gran empresa. En una de las comidas que habitualmente compartían, éste le sugirió al político que si tuvieran una estación de tren en el pueblo sus productos podrían venderse mejor, sus costes bajarían y podría ofrecer más trabajo. El pueblo crecería y, con él, la recaudación del ayuntamiento.
Ni corto ni perezoso, el alcalde decidió que construir la estación de tren daría lustre y renombre a la Puebla del Marqués, al fin y al cabo ellos no iban a ser menos que la Atalaya del Cardenal.
Para tal fin, el preboste aumentó los impuestos de sus conciudadanos para, con ellos, construir la infraestructura. Ahora, cada uno de los 100 habitantes de la Puebla pagaban el 30% de sus salarios al año en impuestos. Cada una de las 10 pymes, pagaban un 45% de su beneficio. Obviamente, GamusaSA seguía sin pagar nada.
Contento de su gestión, el alcalde decidió que lo había hecho tan bien que merecía un aumento de sueldo. Por supuesto, a costa de los contribuyentes que, a buen seguro, pagarían algo más para agradecer a su alcalde su buen hacer.
Los ciudadanos, hartos de pagar impuestos para una estación de tren que no podían usar (era de mercancías), impuestos que se usaban para pagar a quien no gobernaba para ellos, comenzaron a pasarse a la economía sumergida.
Cuando el alcalde, alarmado ante la caída de recaudación le comentó al gerente de GamusaSA la situación y le planteó la posibilidad de pagar impuestos, éste le amenazó con deslocalizar la planta.
Al alcalde no le quedó otra que seguir subiendo los impuestos a los únicos que no podían escaparse: ciudadanos con nómina y pymes. Este no es un cuento con final feliz, al final la economía del pueblo se fue al garete, GamusaSA a China y la Puebla del Marques es un pueblo fantasma que recuerda los delirios de grandeza de un político endiosado y nefasto.
Un proceso similar es el que vive nuestro país, por eso se explica que España recaude, comparativamente, menos impuestos que Grecia o Portugal.
Hay que saber mucho para poder explicarlo así.
ResponderEliminarGracias Artillero, eso es todo un cumplido viniendo de ti!
ResponderEliminarNo las des. Hay que saber reconocer lo bueno cuando se ve. Y DECIRLO, NO ENVIDIARLO.
ResponderEliminarEso suele suceder cuando un país no ha desarrollado industria y producción propia y depende de que en su seno se instalen multinacionales. Ellas tienen el saber como hacer las cosas y como venderlas y tienen la sartén por el mango.
ResponderEliminarDe todos modos, en España, gran parte de los impuestos se van en derroches políticos con gastos inadecuados o erróneos, producto de que hay 18 centros de gasto, el Estado y las 17 Autonomías.
Un problema son las deslocalizaciones. Cuando en España la mano de obra era barata, sobre los años 60, comenzaron a llegar multinacionales poco a poco. Se deslocalizaban de sus países de origen y de otros del entorno europeo. Ahora, se deslocalizan hacia China, India, Brasil o países del antiguo Este comunista europeo.
Por eso, la gran industria de España era la construcción de viviendas y el turismo. Y la construcción de viviendas se la cargaron a base de corrupción, que elevó los precios a la estratosfera.
Hasta hace poco, este sistema ha sido útil a unos a costa de otros, mientras esos otros ni se enteraban de que esos unos les estaban robando descaradamente.
ResponderEliminarLos unos estaban en un lado y los otros en el otro. Ahora, los listos de los unos, han hecho una pirueta, y están prolongando el sistema colocándose arriba y robándonos a los de abajo.
Y los de abajo, que seguimos con la mentalidad anterior y encima la añoramos y la queremos resucitar, ni nos estamos enterando de la pirueta de los listillos, que ahora están en los dos lados, pero escondidos arriba mientras los de abajo ni levantamos el cuello para verlos.
Muy acertado.Porque todo es un cuento...
ResponderEliminar¡Enhorabuena!
http://maria-may.blogspot.com
Bonita historia. No se si te lo habran comentado, pero deberias publicar un libro infantil con todas estas historias de pueblos y mercados, etc. Mucha gente no sabe exactamente lo que ocurre a su alrededor y casi nadie es capaz de dar una explicación sencilla.
ResponderEliminarRespecto a atraer inversion, es mucho mas importante la estabilidad legal que los impuestos bajos. Todos saben lo que es una trampa para osos.
MJ