Una de las cosas que más me fascinan de la economía es lo complejo de sus flujos y, a la vez, lo fácil que es de entender, por mucho que muchos se empeñen en lo contrario usando ecuaciones complejas y tecnicismos.
Cuando hablo de flujos, me refiero a cómo tocando un parámetro en un punto (un impuesto, el coeficiente de caja de los bancos, etc…) se puede alterar todo el modelo y llevarlo por otro lado.
Os cuento esto porque en un periódico de fin de semana he leído que España es uno de los países en los que más ha caído la recaudación fiscal desde que comenzó la crisis, cosa curiosa si tenemos en cuenta que cada vez aumenta más la presión impositiva. De ahí, y del informe Paying Taxes 2013 de la consultora PWC y del Banco Mundial, me permito inferir lo que está pasando y lo que puede pasar.
Las dos principales fuentes de ingreso a la administración son los impuestos al trabajo y los impuestos al consumo. Tanto los primeros como los segundos dependen del nivel de empleo y del nivel salarial. Además, el consumo depende de las expectativas, es decir, de lo que se espera en el futuro. Uno no se compra un coche en base a lo que gana este mes sino a lo que espera ganar en los próximos años.
Puesto que han caído los niveles de empleo y los salarios, ha caído la recaudación fiscal de las rentas del trabajo y, por extensión, cae el consumo y el ingreso derivado del impuesto a dicho consumo: el IVA. Tampoco las expectativas invitan a consumir.
Las empresas pueden dividirse en dos grupos: las pymes y las grandes empresas. Según el informe Paying Taxes, de las grandes empresas se recauda más por cotizaciones sociales que por el impuesto de sociedades, ya que disponen de muchas triquiñuelas fiscales para pagar poco por este concepto. Es por esto que el gobierno no se puede permitir rebajar las cotizaciones sociales, algo que teóricamente, aumentaría los nives de empleo y, por tanto, de recaudación.
De las pymes que os voy a decir que no sepáis. Se enfrentan a un periodo muy duro. Con un consumo limitado por el entorno salarial a la baja y con expectativas malas, las familias tienden a mirar el precio ante todo, de forma que las grandes superficies salen ganadoras. De este modo, las pymes, las mayores creadoras de empleo del país, cierran, y aumentan el desempleo y empeoran las expectativas.
A todo esto, el gobierno puede actuar de dos formas: elevando la presión fiscal en un burdo intento de mantener su nivel de gasto o bien, bajando impuestos para estimular la economía: gasto e inversión.
Con la elevación de la presión fiscal, se retroalimenta un sistema de contención del gasto, aumento del desempleo (y con él de sus prestaciones correspondientes), bajada de salarios (por la abundante oferta laboral) y con este, salida del talento del país.
Ahora os pregunto: ¿quiénes son los grandes beneficiados por esta situación?
Al final, ¿la economía se ha suicidado o la hemos matado entre todos?
Pd: se que me dejo muchas cosas, pero esto es un post, no pretendo escribir un tratado
Han ido a subir impuestos porque es lo fácil para sostener a las Administraciones. Pero lo que producen es aumento de la economía sumergida. Con altos impuestos compensa, y mucho, no pagarlos.
ResponderEliminarPor otra parte, provocaron salidas brutales de capital. Es imposible remontar una crisis si el capital no entra y encima se va.
Pues de esta situación, como de todas las precedentes, se han beneficiado los de siempre, los acaparadores de capitales, los que mandan en gobiernos, estados, legisladores y jueces, así como estos mismos y los que les hemos seguido el juego a unos y a otros a cambio de privilegios y de productos absurdos, y a costa de la miseria y de la muerte de muchos otros. Pero como es lógico, eso no puede ser eterno, porque llega el momento en el que ya no quedará nada por acumular, y seremos incapaces de consumir tanta producción. Y a partir de entonces tendremos que empezar a comer billetes, petróleo, aviones, edificios, barcos, autopistas, ordenadores, e incluso mierda, porque ya nadie transformará las materias primas en alimentos.
ResponderEliminarLo que has dicho es de sentido común. No es la primera voz crítica que leo, veo u oigo diciendo lo mismo. La gracia es que cambiamos de gobierno en su día para que viniese gente que entendiese de negocios, y al final nos encontramos con más de lo mismo.
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