martes, 26 de febrero de 2013

Auditorías a ciegas


Es curioso el empeño de algunos en utilizar auditorias para justificar la tenencia o no tenencia, según se mire, de dinero negro rondando a su alrededor. Desde mi punto de vista, estas ocurrencias se asimilan al siguiente diálogo:

-         Buenos días doctor, quisiera que me dijera si tengo alto el colesterol.
-         Desde luego, un segundo que le preparo un volante para los análisis.
-         No, no doctor, me dan fobia las agujas. ¿No podría decírmelo a ojo?
-         Hombre, eso que me pide usted es imposible, el nivel de colesterol de un paciente no puede verse a ojo.
-         Entonces, ¿no tengo colesterol?

La “absurdidad” (sí me he inventado el palabro) de hacer una auditoría para buscar dinero negro es enorme, el dinero negro es negro porque no se haya recogido en las cuentas de las entidades.

No sé cómo explicaros, hasta que punto es un insulto a la inteligencia el plantear que una auditoría limpia indica la no existencia de dinero negro. Una auditoría limpia sólo nos dice que o no lo hay o está muy bien escondido, pero ya está, no es algo rotundo.

Y hablando de auditorías, resulta que el partido del gobierno se pregunta por qué ninguna de las cuatro grandes empresas de auditoría patrias le quiere hacer una. ¿No será que lo que el partido quiere es que le firmen un papel en blanco para poner luego las cifras?, ¿no será que ninguna auditoria quiere jugarse (y perder) su prestigio por firmar, a sabiendas, una mentira?

Y, es más, ¿por qué un ente público recurre a una empresa privada?, ¿no hay organismos más que suficientes para hacer la auditoría?

País de contradicciones este…

4 comentarios:

  1. Creo que hay algo evidente: si las auditorías se hicieran bien, no estaríamos en la situación que estamos en cuanto a los robos descarados de políticos y empresarios.

    Y si las auditorías no se hacen bien, no sirven absolutamente para nada, aparte de ser un elemento más del decorado del gran teatro del mundo, y un motivo más para facturar por la cara, y adentrarse en un espacio en el que las comisiones y sobornos corren libremente de un lado para otro a la espera de ser cazados por los “espabilaos” de turno.

    La eterna pregunta: ¿quién audita al auditor?

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  2. Menuda locura, a mí lo que más asco me dan son las "auditorías internas" y, como bien dices, ese eterno recurso a auditorías privadas para enmascarar la corrupción. La realidad es que hay demasiados beneficiados de ella. Lo que lanzan ahora, son cortinas de humo hasta que los periódicos se aburran y empiecen a hablar de otra cosa.

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  3. Aparte de que efectivamente las auditorías dificilmente pueden averiguar la existencia de dinero negro, da la impresión de que tampoco se las dan bien con el blanco.

    Porque durante los años vertiginosos de formación de la burbuja, las auditorías daban por buenos balances con un nivel de endeudamiento estratosférico y después, daban por bueno balances totalmente maquillados.

    Me da la impresión que hacen dos tipos de informes: uno es cuando una empresa lo quiere para usos interno para tener un informe de su situación y otro es para cuando es de obligada publicidad, como sucede con empresas del Ibex y otras.

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  4. A mí me parecen sólo estrategias para ganar tiempo. Y, entretanto, vamos viviendo de la mentira.

    http://maria-may.blogspot.com

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