Como cada mañana, ella se levantó de la cama lentamente y se
situó ante el espejo con los ojos cerrados. Al principio abrió un poquito uno
de sus párpados, después el otro y, finalmente, los dos.
Cuando sus pupilas se acostumbraron a la luz, contempló en
silencio el reflejo que se había formado ante ella, comenzó a recorrer de forma
lenta y callada cada uno de los rasgos del rostro que tenía delante.
Lo que antaño fuera piel tersa, ahora parecía un campo
agotado de tanta siembra, lleno de los surcos que sólo el tiempo es capaz de
escribir y ninguna goma puede borrar. Su frente estaba llena de las líneas que la preocupación imprime a
fuerza de años y desvelos.
Los ojos, que un día sonrieron prósperos, ahora acumulaban lágrimas
secas en los bordes marchitos. Surcos y más surcos que habían dejado de esperar
el futuro para sopesar un pasado que no habría de volver, marcas de un arado que ni el mas costoso de los maquillajes podría encubrir.
Una mueca incrédula se insinuó en una boca en un ritual
aprendido de nuevo cada día. A pesar del torrente de caras cremas que copaban
sus estanterías, a pesar de la pila de facturas de una clínica de cirugía estética,
aquella belleza desbordante que un día la hizo la más atractiva de todas, se
había esfumado para no volver.
Triste, golpeó el espejo resquebrajándolo, rogándole que la
próxima vez le mintiera para, al menos, gozar unos instantes del recuerdo de
una felicidad olvidada hace tiempo. Deseando que el cristal fuera tan falso
como las voces que susurraban a su oído que aún era bella.
Acosada por los recuerdos, se arrastró de nuevo a la cama
para intentar dormir de nuevo, para despertar más tarde y, durante unos
segundos, antes de encontrarse de nuevo frente a su mortal enemigo y ante la cruel realidad, pensar que todo había sido una fugaz pesadilla.
Felices sueños Economía.
Eres un artista del teclado! (Y razón no te falta!)
ResponderEliminarUn abrazo del tendero
Muchas gracias amigo!
ResponderEliminarLo que describes, se lo aplicaría más a la política que a la Economía.
ResponderEliminarLa Economía estudia como aprovechar al máximo los recursos limitados ante las necesidades infinitas humanas.
Es cuando intervienen los políticos incompetentes y la demagogia cuando la actividad económica se va al traste.
Bucan, me conmueve que sigas creyendo que la economía es un ente frío e inexorable que se mueve al margen de los sentimientos y las políticas humanas. Lo tuyo, y lo de muchos es casi como una forma de fe. Un argumento para que te cuestiones tus creencias. Lo dijo un tal Jesús de Nazaret: "Por sus obras los conocerán", "La fe sin obras es fe muerta".
EliminarBucan, estoy totalmente de acuerdo. Añadiría que hay un elemento discordante previo a los políticos incompetentes y a la demagogia, que ha impulsado directamente su aparición y mantenimiento. Me refiero a la acumulación salvaje de capitales. Ese es el auténtico problema que tenemos, pues ha arrasado todo, se ha cargado sin contemplaciones el mercado libre y la ley de la oferta y la demanda, y ha anulado el sentido común y cualquier posibilidad de transparencia y de control, dejando a la economía en estado de coma profundo e irreversible. Ya no puede ni levantarse para mirarse al espejo.
ResponderEliminarEres un artista, insignificantius. Felicidades, no todos los economistas sois autómatas cuentamonedas.
ResponderEliminarA mí me parece un relato que combina excelentemente dos virtudes que hacen mucha falta: la poesía de la metáfora y la aplastante realidad del sarcasmo con su justo toque de crítica.
ResponderEliminarEnhorabuena, compañero.
http:maria-may.blogspot.com
Genial el texto :-) Aunque puestos a imaginar los sueños de la economía, yo imaginaría que sueña con ser un ave fénix :-D
ResponderEliminarFelices sueños :-D