viernes, 18 de enero de 2013

Ciudadano rico, ciudadano pobre en la era neofeudal


Juan Todos es un trabajador a sueldo. Cobra poco más de mil euros netos al mes y tiene una modesta hipoteca.

Pepe Pocos es un ciudadano rico. Tiene un patrimonio superior a los 10 millones de euros entre pisos, fondos de inversión y efectivo. Trabaja de consejero en una gran empresa.

Cuando Juan Todos se pone enfermo, ha de ir a la seguridad social, pedir número con antelación y esperar lasgas colas para que el doctor le diagnostique en un tiempo no superior a 5 minutos. Pepe Pocos, nunca espera más de media hora en una clínica privada, si su enfermedad es grave y requiere un tratamiento especializado, es derivado a la sanidad pública con los mejores equipos. A la hora de ver a un especilista, la diferencia de tiempo es de meses entre uno y otro.

El hijo de Juan Todos, Juanito Unomás, va a un colegio público en la otra punta de la ciudad. Comparte aula con otros 35 chicos en una clase donde el nivel no es muy alto pues hay que adaptarse a los alumnos menos dotados, algunos ni hablan el idioma. El hijo de Pepe Pocos, Jose Poquísimos, va a un colegio privado de élite donde las clases son reducidas y se codea con los hijos de grandes empresarios y políticos que defienden la educación pública mientras le recortan la asignación.

A la hora de pagar impuestos, Juan Todos ve cómo antes de que él meta la mano en su bolsillo para sacar el dinero de la nómina, el estado ya le ha quitado su parte. Después paga IVA, etc… Si se equivoca en una coma con el IRPF, la administración será implacable con él. En el caso de Pepe Pocos, todos sus bienes están a nombre de una sociedad limitada. A final de año tributa en base a los beneficios, pero como tiene estupendos asesores, casi nunca tiene beneficios y, cuando los tiene, se los lleva en un maletín a Suiza en sus viajes de esqui. Si comete alguna irregularidad, siempre puede dar un telefonazo a un amigo para que Hacienda haga la vista gorda.

Con sus mínimos ahorros, Juan Todos abre una cuenta bancaria. Aunque le prestan el dinero al 10%, por guardarle sus ahorros le dan algo menos del 2% por orden de Banco de España. Aparte le cobran comisiones y tarjetas de crédito. Eso sí le han regalado un calendario para la nevera. Pepe Pocos, en cambio, a la hora de abrir un depósito pacta un interés cercano al 5%, es atendido por el director de la oficina y la secretaria de este le trae un capuccino de la cafetería de al lado.

Cuando llega la crisis, la pequeña empresa tipográfica en la que trabaja Juan Todos se ve obligada a cerrar. La administración le debe los carteles de los dos últimos años y la deuda es ya insoportable. El propietario de la empresa pasa noches en vela estudiando cómo pagarlo todo antes de cerrar. En la gran empresa de Pepe Pocos no paran de llegar subvenciones y exenciones fiscales, no en vano tiene en su consejo a varios expolíticos. Si ganan un 3% menos que el año anterior, le harán una ley a medida o una reforma laboral para que puedan despedir más barato.

Como llegaba tarde a una entrevista de trabajo, Juan Todos se pasó 10 kilómetros del límite de velocidad y le multaron. Pepe Pocos fue cazado en su Audi A8 a 240 kilómetros por una autovía para “ver cuanto corría”. Gracias a su estupendo abogado fue absuelto.

Esta, querid@s amig@s es la España Neofeudal, con una nobleza empresarial con el clero político a su servicio, todo mantenido por unos plebeyos que piensan que tienen el poder porque una vez cada cuatro años les dejan elegir de qué color quieren pintar las paredes de su vida… por desgracia, los plebeyos son daltónicos y, al final, acaban viéndolo todo igual.

Eso si, la Constitución dice que Juan Todos y Pepe Pocos son iguales.

8 comentarios:

  1. Uno de los mejores posts que he leído en el blog, el cual sigo desde hace tiempo. Enhorabuena!

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  2. Perfecto retrato. En cuanto al daltonismo, no es tal, es que realmente los colores son idénticos. La única diferencia puede ser, por ejemplo, que una es pintura plástica y la otra al temple, y claro, hay que defender la modalidad de por vida a capa y espada.

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  3. Lo grave no es que haya ricos y pobres, siempre ha sido así desde que el mundo es mundo. Y ha habido ricos que se han arruinado y pobres que se han enriquecido.

    Lo más oprobioso es la corrupción. Los que se hacen ricos a base de ser corruptos y los que con su riqueza sobornan a funcionarios o políticos para conseguir sus fines por encima de la Ley o bordeándola.

    Las sociedades más justas y más prósperas son las menos corruptas. En España, la corrupción es generalizada y aceptada por una gran parte de la población: la prueba es lo poco que se castiga en las urnas. El lema es que "si el que roba es de los míos, es más diculpable y más roban los otros".

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    1. Que razón tienes, el problema es que en España aún nos creemos que ir a votar es ir a un concurso de popularidad o ir al fútbol. A mí me hace mucha gracia cuando no se protesta en muchos sitios el cierre o privatización de hospitales pero cuando el equipo de fútbol local va a la ruína; los ciudadanos mueven cielo y tierra para salvarlo.

      http://elartilleroilustrado.blogspot.com.es/2013/01/futbol-politica-e-historia.html

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  4. Desde mi modesto punto de vista, perfectamente explicado, lo que me lleva al hecho de que la democracia no es sino una ilusión carísima (otra más) con la que envolver las cadenas que llevamos atadas al bolsillo. Al final el mundo es igual de viejo, las cadenas son las mismas que las de antaño, y la de ahora es la misma película que antes vivíamos en blanco y negro, con fotogramas coloreados, pero sin el verdadero color de la igualdad y la justicia.

    Por otra parte, la corrupción no es más que plasmar con perfecta letra caligráfica en papel moneda de curso legal el más vil egoísmo de toda una sociedad, pues no creo que la conciencia política esté hecha de un material distinto al de la media del resto de la sociedad, por lo que una mayoría de ella es exactamente igual, sólo que no tiene opción de hacerlo como sí lo tienen los políticos (o sí, cada uno en su parcela de poder).

    Aunque creo que sí es cierto que la carrera política es una criba de la que sólo salen los mejor dotados para ello. Por eso para Juan Todos al final da igual de qué color estén disfrazados los que se sienten en los escaños azules.

    Todo ello, por desgracia.

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  5. Tristemente, la historia es real como la vida misma.

    Un saludo,
    1deCáceres

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  6. Excelente análisis insignificantius!!! Eres un crack

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