martes, 5 de febrero de 2013

Economicismo: la nueva religión

Desde hace un tiempo, no parar de darme vueltas en la cabeza una serie de conceptos que, para un aspirante a economista, son cuan lo menos preocupantes. Supongo que se podrían resumir en una pregunta retórica: ¿os habéis dado cuenta de cuánto se parece la economía a la religión?

La religión se basa en una serie de creeencias y hechos más o menos históricos y se nos pide que tengamos fe en que eso es cierto.

En la economía se presupone que puede existir un crecimiento contínuo, ¿cómo?, no se sabe, pero hay que tener fe.

El economicismo tiene sus mandamientos:

1.- Eres lo que gastas
2.- Honrarás el economicismo consumiendo
3.- Creerás en la multiplicación de la riqueza
4.- Pagarás tus deudas y las que te impongan
5.- Adorarás al dinero por encima de todo
6.- Intentarás enriquecerte por todos los medios
7.- Aceptarás la globalización como verdad absoluta

El economicismo tiene sus profetas

Pensad un poco, Keynes, Adam Smith, Locke, la lista es interminable.

El economicismo tiene sus papas

Al igual que en la Edad Media, cuando el papa tal o cual emitía un decreto, ahora cuando habla el señor Bernanke o el señor Draghi se para el mundo. El BCE y la FED son los dos Vaticanos del economicismo.

El economicismo tiene sus iglesias y sus milagros

El economicismo tiene sus iglesias y sus milagros, allá donde haya una sucursal bancaria podrá irse a venerar al dinero, a intentar realizar el milagro de multiplicación. Se nos convence de que la máxima aspiración del ser humano debería ser tener dinero y hacerse rico, aunque por otro lado, se inunda nuestra cabeza de proclamas del tipo "el dinero no es lo más importante" o "el dinero no da la felicidad".

Se nos compra una parte de nuestra vida, si tenemos suerte, en un trabajo que nos permita ganar dinero, pero los individuos que ocupan la cúspide de la pirámide, no tienen dinero, saben que éste es un mero invento de control de masas, los ricos tienen propiedades, el dinero en sí no tiene valor, y el poco que tiene, se reduce constantemente merced a las impresiones de dinero de los bancos centrales.

¿Queréis ver un milagro? A fulanito le ha tocado la lotería, ahora tiene una vida mejor porque tiene dinero.

Pensad en la globalización. Se nos vende que aumentará la competencia y hará que bajen los precios, que nos igualará en la riqueza... sin embargo es todo lo contrario. La globalización ha favorecido la formación de grandes monopolios mundiales, grandes empresas que se reparten los mercados entre unas pocas, la globalización nos están igualando en la pobreza.

No se a vosotr@s, pero a mí, cada vez me parece más que el economicismo es la religión del siglo XXI y, como la mayoría de religiones, no es sino un método de control de masas.

 En cualquier caso, es algo a lo que tengo que dar más vueltas...

Pd: aún así no creo que la economía o el capitalismo sean malos. Una pistola no es mala, depende del uso que se hace de ella.

6 comentarios:

  1. Inquietantes paralelismos :-D Básicamente porque ninguna religión es buena para el ser humano y la mayoría sólo han traído muerte y desgracias a lo largo de la historia.

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  2. Desgraciadamente es así, "Tanto tienes, tanto vales", decía mi abuelo. Yo añadiría otro mandamiento:

    8-No trates de comprender, nosotros lo haremos por tí.

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  3. No creo que la economía sea una religión. Tal como tú lo plasmas podría parecerlo, pero si lo piensas, todo eso es de sentido común: es lo que pasa en la realidad.

    La economía es la ciencia de aprovechar los recursos, por decirlo de forma simplificada, o de eliminar los gastos inútiles, como decía Séneca (uno de los hombres más ricos en la antigua Roma).

    Es la tecnología la que ha permitido el crecimiento continuo a pesar de la política. Basta ver que somos siete mil millones de personas, el doble que en 1950. Y cada vez consume más cada una de ellas.

    Las ideologías políticas si que son una religión. Socialismo, comunismo, nacionalismo, prometen paraísos en el mundo en vez de en el más allá. Pero no hay paraísos.

    Estamos aquí, para consumir, hasta reventar. Es lo que hay.

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    1. O que nos consuman. El ser humano, su fuerza de trabajo e ingenio, es otra mercancía. Triste forma de ver la vida. Los hay que acaparan para vivir y los que viven para acaparar.

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  4. Ni la economía ni la religión son malas de por sí, si las utilizas tú a ellas, y no permites que ellas te utilicen a ti. Dentro de lo posible, claro está, porque sobre todo en el caso de la economía, las posibilidades individuales de control son menores.

    La religión es una manera de canalizar una necesidad de transcendencia del ser humano y responderse al interrogante acerca de la autoría de la programación que observamos en el universo y de ubicar al ser humano dentro de esa programación.

    Y la economía no es otra cosa que poner en marcha el sentido común en la utilización de los mínimos recursos posibles, puesto que son finitos y costosos, para vivir y mejorar la calidad de vida.

    Tanto en uno como en otro caso, los listillos siempre han estado ahí, y seguirán estando mientras se lo sigamos permitiendo, para controlar todo y orientarlo a su favor.

    Y tanto en uno como en el otro caso, tenemos recursos suficientes como para no dejarnos manipular. En el caso de la religión, en las sociedades occidentales al menos, es muy sencillo. En la economía es más complicado, porque hay unos mínimos con los que tienes que colaborar quieras o no con los listillos, pero se pueden reducir bastante. Es cuestión de no creerse nada de lo dicen los medios de comunicación.

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